«Vas a trabajar sin saber si acabarás ese día en el hospital»
“Insostenible”. Así definen los monitores del centro de menores San José Artesano de Loiu (Vizcaya) la situación que viven día a día. Los trabajadores reclaman más medios para poder garantizar su seguridad y, ante todo, «la de los chavales». Porque, pese a «ir a trabajar sin saber si terminarás en el hospital», lamentan que «un pequeño grupo» está consiguiendo que la sociedad vea a todos estos inmigrantes tutelados por la Diputación como «delincuentes».
La gota que ha colmado el vaso ha sido la «paliza» que sufrió el 1 de noviembre uno de los educadores sociales, que tuvo que ser trasladado a Cruces. Es «la quinta vez en dos meses» que pasa algo parecido. Los profesionales no reniegan, sin embargo, de «un proyecto muy bonito». Trabajan con un fin prioritario: la integración social y laboral de estos chavales, «como quiere ahora todo el mundo». Pero algunos no se lo ponen nada fácil. Además, se enfrentan a graves carencias. Para atender «a 70 adolescentes contamos con una plantilla de 44 profesionales, incluidos personal de cocina, limpieza o administración».
«¿Cómo va a entrar allí otra vez nuestro compañero a pasar una noche solo?», se preguntan en referencia al último cuidador atacado. La víctima sufrió un esguince en una rodilla y diversas contusiones por negarse a dar de cenar a uno de los jóvenes tras llegar al centro que gestiona la Congregación Terciarios Capuchinos dos horas después del límite establecido. «Se puso muy agresivo y fue a buscar a su primo y a otro amigo. Mientras uno le sujetaba, los otros dos le agredían. Menos mal que apareció la Ertzaintza, porque le persiguieron por los patios con un palo de hockey amenazándole de muerte».
La plantilla reconoce su «impotencia» para cumplir con su obligación «como es debido». «Nosotros sabemos dónde estamos y no nos quejamos porque nos gusta lo que hacemos, pero es difícil sin apenas recursos. La Diputación debe hacer algo», explican antes de aclarar que por «cinco o seis» a los que es difícil «controlar dentro y fuera» se están generando también «problemas de convivencia en el pueblo».
Apuñalamientos
Los propios vecinos confirman este extremo y recuerdan que «Loiu antes no era así. A los críos tenemos que llevarlos en coche porque no se atreven a coger el autobús», subrayan con pesar. En su opinión, «el problema no es de los chavales, es de los responsables del centro». Aseguran que «puedes verles a las doce de la noche o durmiendo en un cajero, cuando se supone que tienen que estar allí a las ocho y media».
«Hace poco cogimos a tres chicos que llevaban tres días sin aparecer por el centro y vino la Ertzaintza», recuerda Juan Mari Castresana junto a sus amigos. Algunos han sido testigos -e incluso protagonistas- de incidentes. Es el caso del responsable del kiosco del frontón, que se vio envuelto en una disputa «entre dos magrebíes. El más pequeño no me dejaba marchar y se escondía detrás de mí para que el otro no le hiciera nada», explica este vecino, antes de recordar que «por las noches se oyen ambulancias cerca del centro».
Los monitores reconocen que las llamadas al 112 son habituales desde hace meses. «Hace poco tuvimos un interno que intentó saltar por la ventana porque estaba ‘colocado’ con disolvente, también una reyerta que se saldó con uno ingresado por un navajazo&hellip»
Estas prácticas no solo son perjudiciales para la salud, también enturbian el ambiente, «ya que no se toman medidas. Siguen estando en el centro después de atacarte y se ríen de ti. Algunos chavales también tienen miedo y nosotros no podemos garantizarles su seguridad», se lamentan.
«Un problema de dinero»
Fuera, los ánimos también están crispados. «Tres veces han entrado a mi caserío», reflexiona Castresana, aunque aclara que «hay otros que están por las tardes haciendo deporte por las campas y no se meten con nadie». A través de las cristaleras del bar que frecuenta, el miércoles «hubo unos cuantos viendo el partido del Barça sin ningún problema». Pero otros establecimientos no han corrido la misma suerte. «Una vez se colaron en el batzoki por una ventana y también reventaron la máquina de sandwiches de una tienda», relatan los monitores, que se quejan de la falta de apoyos al tiempo que piden mayor colaboración. «Nos dejan vendidos por un problema de dinero».
Niños que mañana seran delincuentes sin escrupulos,contra la población Española.algun dia lo lamentaremos ,pero ya sera tarde.Gracias a los putos derechos humanos,que nos imponen los perros flautas mariquitillas pogres.
Solución: deportación automática ya. ¿Desde cuando hay que guardar la basura?
lo que hay que hacer es remitir toda esa moreria a su lugar de origen :marruecos y que ellos se coman su pastelito, nosotros con la basura que tenemso aquí andamos ya sobrado para comernos mierdas de nadie .
Nuestro pais es un polvorin, sobre todo las regiones donde hay separatismos. Ya veremos como acaba todo esto.
Por cierto, me llena de alegria ver de nuevo operativa la web de Alerta Digital.
Con nuestros impuestos se esta alimentando a todos ellos, no se porqué demonios nos obligan a tener que hacernos cargo de esta delincuencia que vienen de afuera, el problema no es el dinero el problema es que no lo envían por donde han venido. Deportación yaaaaaaaaa, no tenemos porque tragarnos a toda la basura de afuera por el simple hecho de ser menor que ha saber algunos si lo son y ese dinero que emplean en ellos que sirva para españoles necesitados.