Sicav, paraíso fiscal pone en la diana a los verdaderos defraudadores
Hasta que Guillermo Rocarfot no ha publicado su libro ‘Sicav, paraíso fiscal’, en editorial Rambla, ciertamente no encontrábamos una edición tan ampliamente rigurosa e informativa acerca de las ventajosas condiciones en que nadan los paraísos fiscales denominados SICAV, un modelo financiero privilegiado solo accesibles a ciertos encastados personajes de nuestra alcurnia financiera y societaria. Las SICAV son ciertamente incomprensibles para la mayor parte del público, incluidos los iniciados en economía y finanzas, por el hecho de que nadie se atrevía a escribir precisamente de los personajes que disfrutan de los mayores privilegios y que son, a la vez, los que más cantidad de dinero gestionan en contratos de nuestro país.
El libro de Rocarfort no puede pasar desapercibido, ya que se trata de una apuesta del autor -y de la editorial Rambla-, por señalar con el dedo las innumerables injusticias financieras que supone un trato privilegiado para unos pocos que, en suma, terminan pagando el mínimo posible de impuestos, un 1%, mientras que los demás se dedican a pagar los incrementos del IVA, las subidas de los combustibles o los incrementos de las tablas del IRPF, que a los de las SICAV no les afecta.
El autor sostiene que el modelo de paraíso fiscal en España se denomina sencillamente SICAV-Sociedades de Inversión Colectiva de Capital Variable, un nombre tras el que se esconde una tremenda injusticia social y colectiva de nuestro sistema financiero y, ciertamente,una anomalía de la economía española. Son, en suma, sociedades anónimas acogidas a una legislación específica de inversión colectiva, que, como denuncia el profesor Rocafort, gozan de importantísimas ventajas fiscales como contrapartida al cumplimiento de una serie de requisitos exigidos por dicha legislación.
Rocafort pone en evidencia a la casta que sujeta esos privilegios, y que se ciñen, entre otros, al mantenimiento de una cotización en bolsa, la limitación a los inversores, un capital variable entre mínimos y máximos fijados estatutariamente y que se ejerza una tutela y control por parte de la CNMV y de la Dirección General del Tesoro y Política Financiera. Controles que, como hemos comprobado en trágicos casos como los de Gescartera, AFINSA o Fórum Filatélico, solamente se contempla para casos muy aislados, dejando al antojo de la marejada judicial el ejercicio de los controles en función de los intereses políticos de cada momento que, por desgracia, suelen coincidir con los que sostenen los paraísos en que el autor define las SICAV.
Las SICAV se amparan por la ley 46/98 de 26 de diciembre, reguladora de las instituciones de inversión colectiva, y gozan de increíbles ventajas fiscales cuyo tipo de gravamen es del 1% frente al 45% de tipo marginal que podría ser aplicado en el IRPF que a todos se aplica, no digamos del 35% de tipo general en el impuesto de sociedades que tributan las empresas. No estamos hablando de paraísos como Gibraltar o las Bermudas, ni de offshore como las zonas libres de Irlanda, ni de las islas Cayman. Estamos hablando de inversiones en España, exentas del más mínimo control tributario, y sobre las que se paga al erario público un 1% sobre beneficios. ¿Donde hay una SICAV para invertir? Pues no hace falta que lo pregunte porque, y ese es el secreto que revela Rocarfort, el acceso a este privilegio está vetado al 99,9% de los mortales que habitan en España.
Efectivamete, los requisitos exigidos para la constitución de un SICAV son inaccesibles a la mayor parte de los mortales, son de admisión o cotización en bolsa con mínimos de 100 accionistas y un capital social mínimo de 2.404.048 euros, en acciones nominativas siendo susceptibles de aumento o disminución dentro de los límites de capital estatuario. Las ventajas que confieren las sicavs para afrontar sus objetivos como la mejor solución patrimonial aparte de su rentabilidad financiero-fiscal del 1%, son la flexibilidad, la liquidez de sus participaciones y la transparencia y control por parte de la CNMV.
Desde el punto de vista comparativo, las SICAV son un instrumento de inversión colectiva mucho más ágil que otros, lógicamente, en cuanto a la gestión, por ejemplo que los fondos de inversión, ya que en vez de registrar una composición determinada así como una ponderación fija de los distintos ingredientes que componen el fondo, solo se fijan unos coeficientes, normas a respetar, a la hora de desarrollar la gestión del capital de la sociedad.
Los coeficientes suelen ser los siguientes:
* Coeficiente de control: no más del 5% de los valores emitidos o avalados por una misma entidad.
* Coeficiente de inversión: al menos el 90% del activo estará invertido en valores mobiliarios admitidos a cotización en mercados organizados reconocidos oficialmente.
* Coeficiente de liquidez: mínimo 3%
* Coeficiente de diversificación: no más del 5% de su activo invertido en valores de una misma sociedad. Este límite queda ampliado al 10%, siempre que el total de las inversiones de la sicav, en valores en los que se supere el 5%, no exceda del 40% del activo de la misma.
Guillermo Rocafort es arriesgado, porque apunta en su libro a algunos de los personajes que disfrutan de estos privilegios, muchos de ellos muy influyentes, y desentraña todo lo que las SICAV esconden, abriendo definitivamente un debate llamado a tener amplias y profundas consecuencias. Desde la historia de las instituciones de inversión colectiva, a los numerosos privilegios fiscales de los que se ha rodeado a la SICAV, pasando por un pormenorizado análisis del derecho comparado y la situación en otras naciones, con altura académica y capacidad divulgativa, Guillermo Rocafort no se para ni ante la hipocresía de personalidades relevantes como el cineasta Pedro Almodóvar, la periodista Ana Rosa Quintana, la todopoderosa familia Polanco o la exministra socialista de Educación, Mercedes Cabrera, “auténtica aristocracia del dinero” como la califica el periodista Enrique de Diego, que predican para los demás lo que ellos no cumplen y cuyos privilegios contrastan, en tremendo agravio comparativo, con el infierno fiscal al que son sometidas las clases medias españolas.
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SICAV, paraíso fiscal. Ed. Rambla. Guillermo Rocafort
Feliz Navidad Carmen. Una vez más deja que te diga que si no existieras, habría que inventarte.