Sergio Vila-Sanjuán logra el premio Nadal
Un viaje a la efervescente Barcelona de principios de los años sesenta, en la que los cambios sociales empezaban a reflejarse en el mundo de la radio y la publicidad. Eso es lo que propone Estaba en el aire, la novela con la que Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957) ganó anoche la 69ª edición del premio Nadal de novela, dotado con 18.000 euros.
Si en Una heredera de Barcelona, su debut en la novela -publicada en el 2010 por la editorial Destino, convocante del Nadal- se basó en historias narradas por su abuelo, en esta ocasión “el origen ha sido, sobre todo, los recuerdos de mi padre, cosas que había escuchado de sus labios”, explicaba esta madrugada un Vila-Sanjuán rebosante de alegría.
En efecto, José Luis Vila-Sanjuán (1927-2004), padre del autor, fue publicista, historiador y escritor. Tras abandonar su carrera como aviador militar, se dedicó -durante tres décadas- a la publicidad y desempeñó su trabajo, entre otros campos, en el mundo de la radio. Como autor, su obra más conocida fue García Lorca, asesinado. Toda la verdad (1975), con la que ganó la primera edición del premio Espejo de España, y donde desarrollaba una investigación que ya había apuntado en un capítulo de ¿Así fue? Enigmas de la guerra civil española (1972), libro que le valió una demanda por injurias de Ramón Ruiz Alonso, “a quien se identificaba, por primera vez en un libro de amplia difusión -apunta su hijo- como el hombre que le detuvo en julio de 1936. Este best seller puso a Ruiz Alonso en el ojo del huracán, tras decenios de impunidad, y el personaje acabó huyendo a EE.UU y muriendo en Las Vegas en 1978”.
Pero no es la faceta de historiador de su padre la que más ha influido en este libro, sino la de publicista vinculado al periodismo. Vila-Sanjuán revela que “al igual que antes utilicé cartas y material personal de mi abuelo, en esta ocasión he consultado documentos de mi padre”. La familia del autor es una mina en este sentido, pues su tío, Juan Felipe Vila-San-Juan (1925-2001), fue un periodista conocido sobre todo por su labor en programas que marcaron época en los platós de TVE en Miramar, en los años sesenta, como Esta es su vida o Reina por un día.
El hilo conductor de la novela es un programa de radio que existió realmente, ¡Rinomicina le busca!, que emitía Radio Nacional de España desde Barcelona y en el que se buscaba a personas desaparecidas, un precedente del televisivo Quién sabe dónde, que Paco Lobatón presentó en la TVE de los años noventa.
Un anuncio de esta emisión radiofónica, en La Vanguardia del 21 de febrero de 1961, decía: “Esta noche, a las 22.30 h, por Radio Nacional de España en Barcelona y 25 emisoras más, podrá escuchar la historia real más increíble que pueda Ud. imaginar: En 1938, un niño de seis años fue evacuado de Barcelona para ponerle a salvo de los rigores de la guerra. En el trayecto de España a Suiza perdió la ficha de identificación que llevaba prendida del cuello. Para volver a saber lo que decía aquella ficha ha tardado veintitrés años. ¡Rinomicina le busca! se lo dirá esta noche. Esta es una historia real, vivida, que está casi en la frontera del milagro, y que ha sido posible gracias a ¡Rinomicina le busca!”.
El programa de radio es el nexo entre las diferentes historias. “Se trata de una novela coral -explica el autor- que interconecta las vidas de varios personajes: por un lado, una dama de la burguesía; luego hay un publicitario que se dedica a gestionar los anuncios del programa y las relaciones con la marca esponsorizadora; un industrial con buenos contactos políticos; y un chico que ha llegado a Barcelona en un tren de inmigrantes en busca de su pasado”. También tiene un papel importante el periodista que hace de locutor.
Sobre la mujer de la alta sociedad barcelonesa, digamos que aparece en el momento en que la vida parece habérsele roto y protagoniza una gran historia de amor. Así, el fresco de los protagonistas de Estaba en el aire refleja los diferentes estamentos sociales de la ciudad, de la alta burguesía a la inmigración.
La acción, que se desarrolla entre los años 1960 y 1961, muestra “el momento en que empieza la sociedad de consumo en España: con la publicidad, el periodismo y las nuevas profesiones que surgieron”. A pesar de que la obra contiene elementos de suspense, “el tono es más de una novela centrada en los sentimientos y cuestiones personales”. El amor, el dinero y el periodismo son los motores de la acción.
El libro se presentó con el título de Una buena manera de terminar y el seudónimo de Manuel Pi. El jurado estaba compuesto por por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Ángela Vallvey y Emili Rosales.