El Partido Popular ha fracasado
El Partido Popular ha fracasado. No se trata de un fracaso accidental ni coyuntural, sino esencial, como proyecto político histórico. Lo ha hecho en un triple orden: económico, político y moral. Ese fracaso establece una decadencia definitiva y, al tiempo, deja un vacío, en cuanto el PP pierde su anclaje como referente de las clases medias españolas.
El Partido Popular ha fracasado de manera patente en el terreno económico, con una destrucción de empleo a un ritmo incluso superior al de la segunda legislatura de Zapatero. En enero de 2013 se perdieron 263.000 cotizantes a la Seguridad Social, de los que mantienen el sistema estatalizado de subsidios. La cifra de paro está a punto de superar los seis millones. El endeudamiento de España ha alcanzado récord histórico y la deuda no hace otra cosa que aumentar, dilapidando dinero no sólo de los contribuyentes actuales sino también de las generaciones futuras. El retorno al argumentario de la recuperación recuerda demasiado el clima de mentiras de los brotes verdes zapateristas. Lo único que mejora es la balanza comercial por dos datos en sí negativos: por el descenso de las importaciones dada la falta de liquidez de los españoles y por el incremento exportador merced a la reducción de los costes laborales.
La reforma financiera se mueve en términos de desastre sin paliativos y de incremento exponencial del riesgo moral. El supuesto saneamiento de la banca ha costado ya al contribuyente español 290.000 millones, a los que hay que sumar los 300.000 del BCE que toca devolver a las instituciones financieras. Dato significativo es que sigue subiendo la morosidad. Aunque existe, por supuesto, la nefanda herencia Zapatero, en realidad se trata de una herencia común, de una herencia del sistema como tal. Así, el desastre de Bankia, la suma de los desastres de las cajas gobernadas y depredadas por el Partido Popular, ha costado 98.000 millones. Hay, pues, una terrorífica herencia PP autonómica, antes de llegar al poder nacional.
El Partido Popular ha fracasado en este ámbito de la economía con medidas en las antípodas de su programa electoral. Rajoy no ha cumplido ni una sola de sus promesas, ni una sola de las líneas de su programa. Ha subido los impuestos, ha incrementado el IVA (el PP hizo una fuerte campaña contra este tipo de medida con recogida de firmas), ha abaratado el despido y ha bajado las pensiones. No hacer ninguna de estas cosas constituyó el eje de su campaña electoral. El PP está gobernando como un partido socialista, altamente confiscatorio, en una línea continuista respecto a Zapatero, abandonando convicciones añejas como que bajar impuestos favorece el incremento de la recaudación y beneficia al consumo.
El PP ha colapsado el mercado español y ha incrementado la asfixia de las clases medias, incluso con medidas que muestran una voluntad expoliadora que se acompaña de la indefensión del español y la reducción de sus derechos, como en el caso de las tasas judiciales. El PP se ha posicionado claramente contra las clases medias españolas, como su enemigo declarado. Esas mismas clases medias que han constituido la base electoral del PP y que le dieron la victoria electoral en 2012, cerrando filas hartas de un Zapatero al que Rajoy se apresuró a condecorar.
El fracaso es también palpable en el terreno político. El PP se ha establecido como garante de un sistema que está en quiebra, que ha finiquitado. Se trata, pues, de un imposible, pero que entra dentro de la lógica de que el PP es parte del sistema, tanto o más que el PSOE (devenido en mero partido andaluz y de algunos sectores de funcionarios, en la enseñanza y en el segundo nivel sanitario). El PP ha mostrado su condición de casta parasitaria, conservador de los privilegios de los políticos profesionales y sus redes clientelares. De hecho, ha respaldado el sostenimiento de las autonomías, auténtico cáncer de España, avalando sus deudas y despilfarros, lo que en 2012 representó más de 60.000 millones de euros y ya están previstos otros 28.000 millones para 2013. Ha apostado por un incremento de la sumisión del Poder Judicial al ejecutivo, en contra también de sus promesas electorales. Y, por supuesto, ha obviado cualquier debate regeneracionista, sobre la ley electoral o sobre la apertura de un proceso de libertad constituyente.
Esta actitud de instinto tanatológico de una casta insostenible, no ha servido para frenar la fractura nacional sino para incrementarla. El reto separatista catalán no ha sido afrontado, no se le ha puesto coto, con grave dejación de las responsabilidades del Gobierno, y se ha establecido la fecha de 2014 como el paso del Rubicón. El Partido Popular ha abandonado sus sólidas convicciones del pasado en Vascongadas y se ha alejado de los principios por los que dieron la vida sus concejales, personas de la talla moral de Gregorio Ordóñez y Miguel Ángel Blanco. Ha sido puesto en libertad el asesino múltiple Bolinaga y se ha continuado el clima de negociación con la banda terrorista del Gobierno anterior. Lejos de aplacar las reivindicaciones separatistas, el triunfo electoral del PNV, con el acompañamiento de Bildu, ha incrementado el reto de fractura, en paralelo con el separatismo catalán.
Aún mayor ha sido el fracaso moral. Empezando por la pérdida de credibilidad. Los compromisos firmes de la campaña y el programa electorales fueron arrumbados a las primeras de cambio, con las primeras medidas, y esa línea se ha seguido, después, con manifiesto cinismo. El presidente del Gobierno ha situado tan peculiar forma de actuar en el terreno del deber, lo que conlleva un completo sarcasmo. Gobernar con otro programa es una ruptura tal del contrato con los electores que elimina la legitimidad de ejercicio. Nadie se cree las palabras de ningún miembro del Gobierno o del Partido Popular.
El Partido Popular había cultivado una falsa imagen de honradez. Incluso su argumentario había establecido que la corrupción era propia de los socialistas, mientras que los del PP o la tenían en mucho menor grado o, en todo caso, la combatían. Esto se ha demostrado completamente falso. La trama Gürtel es simple y llanamente la trama PP. No es gente que se aprovechó del partido sino el partido mismo, su núcleo duro y su estructura. La organización del PP es corrupta. Lo son sus campañas electorales. Si bien los socialistas siguen tendiendo a la corrupción, como en los casos Campeón, en el que está implicado José Blanco, o los EREs de Andalucía, con una cifra desorbitante de dinero público depredada, cabe sentenciar que Luis Bárcenas ha robado mucho más que Luis Roldán. El caso Gürtel estalló hace dos años. Era un caso de corrupción que afectaba a todo el PP, que se extendía desde la zona norte de Madrid –Boadilla, Pozuelo, Majadahonda…- al resto de la Comunidad y a Valencia y Baleares, feudos del PP. Éste partido, lejos de depurar responsabilidades, se dedicó a amparar a los corruptos situándose como victima de una conspiración. No sólo ha pedido el sobreseimiento sino que ha mantenido en nómina a cabecillas como Luis Bárcenas y Jesús Sepúlveda. El Partido Popular mintió y adoptó la postura típica de una mafia que ha sido cogida en falta. La constatación de que el tesorero, Luis Bárcenas había acumulado una imponente fortuna, 22 millones de euros, puesta a buen recaudo en Suiza, con fraude fiscal, que además parte de ella ha podido ser blanqueada por una sospechosa amnistía fiscal hecha a medida, se ha elevado exponencialmente como escándalo con la publicación de la contabilidad B de Luis Bárcenas, en la que se sitúan apuntes contables del cobro de sobresueldos o sobres en dinero negro por toda la cúpula del PP, incluido Mariano Rajoy durante once años y María Dolores de Cospedal en dos entregas. La estrategia de defensa del PP ha sido errática, incurriendo en numerosas contradicciones y abismándose en mentiras groseras desmentidas al día siguiente.
Estamos, por tanto, ante un fracaso definitivo, no ante una simple tendencia. Fracaso tampoco de una persona o una facción concreta sino del proyecto político en cuanto tal, de su vaciamiento. De hecho, las encuestas muestran una caída libre en intención de voto, pero sobre todo una pérdida irreversible de credibilidad. Más del 80% de los españoles no creen la palabra del presidente del Gobierno que suspende con un 2,32 en la valoración popular. También suspende todo el Gobierno con notas muy bajas. El Partido Popular ha soltado amarras de las clases medias y las clases medias han dejado de tenerlo como referente. La alternativa es un multipartito en medio de una abstención creciente y aún mayoritaria. El tiempo dirá si ese vació se llena y si las clases medias generan su propio referente, pero el fracaso del PP tiene todas las trazas de ser irreversible.
Señor De Diego, a su artículo no le sobra ni una coma, en otra sección, he pedido perdón por haber votado, desgraciadamente, sobran estómagos agradecidos que lo seguirán haciendo. En las próximas hemos de ver el número de desangrados y el número de sanguijuelas.Creo que a partir de esta legislatura, pocos podrán llamarse a engaño. Con la abstención, al menos los parásitos no se sentirán legitimados para seguir depredando.
Nota: Gracias A.D. y moderador.
¿Algo así como Amanecer Dorado o Le Front National?
PP = PSOE = CORRUPCIÓN
Necesitamos un partido de corte fascista que ponga orden en España.
F A S C I S T A
Con todas las letras.
Y en mayúscula.
Razon tienes España necesita un partido FASCISTA ahora!!!!!!
Yo estoy corriendo, aconsejando, perseverando y razonando a todos los que me preguntan y escuchan, que en las primeras elecciones que vengan, nadie tiene que votar, nadie ha de votar, y dejarlo claro, que uno es de tal, pero no vota por la corrupcion que hay… … Al haber pocos votantes, si se consigue, los votados no estan legitimados, no tienen legitimadad alguna …
A finales de la decada de 1980, apenas cumplida la mayoria de edad, me llego una carta en la que se me emplazaba a ejercer de vocal en una mesa electoral de mi ciudad. Al cerrarse la mesa electoral y proceder al recuento de votos las cuentas no cuadraban. Faltaban varios votos del total que se supone que deberia haber. El presidente de la mesa electoral, militante del PP, propuso que los votos que “faltaban” (no mas de tres o cuatro, no recuerdo ahora exactamente) se contabilizaran como votos para el PP y asi nos ahorrabamos tener que volver a… Leer más »
No era necesario un articulo porque todos ya lo sabiamos
Pero como dice De Diego, solo los lectores tienen una inteligencia miníma. Que los nuevos se enteren y que esto se divulgue.