Quien, trabajador de Intereconomía, confíe en la palabra de Luis Sans, apodado el liquidador, es que no sabe nada de su trayectoria. Hace poco le faltó de manera descarada y descarnada a la palabra a Alfonso Arteseros y encima tuvo la osadía de acusar a Arteseros, que es un caballero, de ser él quien faltaba al compromiso adquirido. Pero, bueno, pronto tendrán pruebas todos los trabajadores de Intereconomía porque de lo dicho nada: la nómina no se va a pagar en marzo. Sigue la agonía y el abuso de la esperanza y el esclavismo y esto ya pasa de castaño oscuro.

Luis Sans ya estuvo en Intereconomía y terminó como el rosario de la aurora. Llegó de la mano de Diego Martínez Perán, del que es muy amigo, ese inútil que no tiene ni idea de radio. Sans propuso, mucho tiempo antes de que Ariza adquiriera La Gaceta, hacer un diario vespertino para lo que ofrecía una red de imprentas en toda España capaces de tener en una hora el periódico en todos los puntos de venta del territorio nacional. Este fantasioso, que salió de Vital Dent en medio del escándalo y que lió al Santander con un rollo de correos, encandiló a Ariza Jones, que puso un equipo a hacer números cero. Luego resultó que las imprentas no existían y que de lo dicho, nada de nada, todo quedó en agua de borrajas.

Ahora filtran que va a hacer la “revolución”, con ideas tan chistosas, sino hubiera tantas tragedias humanas de fondo, como hacer La Gaceta con menos páginas y muchos menos redactores, con más opinión y más análisis y, por supuesto, no pagando a nadie, que eso rebaja mucho los costes.