“Mis experiencias con Bohórquez”: El primer gobierno de Imbroda (18)
Julio Liarte Parres.- El nuevo gobierno de Imbroda pasó a ser, en unos pocos meses, un gobierno del PP con el apoyo del PSOE, puesto que todos componentes del grupo mixto, tanto del GIL como del PIM, fueron tomando acomodo bien en el propio PP o en la UPM; y ya que esta última formación ya había iniciado un claro proceso tendente a la fusión con el primero. No obstante, los miembros del grupo mixto en la Asamblea lo mantuvieron, aunque sólo a efectos nominales, y más porque no los aceptaron de pleno derecho que por otra cosa.
En cuanto a la distribución de Consejerías: Ignacio Velázquez, consiguió la Consejería de Presidencia; Rafael Hernández obtuvo la de Medio Ambiente y una de las Vicepresidencias, con José Carlos Medero como Vice-consejero de medio ambiente; Ernesto Rodríguez Muñoz, la de Fomento; Martínez Monreal, la de Cultura, con Francisco Robles como Vice-consejero de Deportes y Presidente de Proyecto Melilla, SA; Isabel Quesada, Bienestar Social y Sanidad, con Miguel Marín como Vice-consejero del área de Sanidad; Francisco Suárez, obtuvo Economía y Hacienda, con Guillermo Frías, como Vice-consejero de Hacienda; Inés Urdiales, la de Recursos Humanos; Enrique Cabo, la Presidencia de Emvismesa; Daniel Conesa, la de Inmusa; los socialistas obtuvieron también Educación, a través de Joaquín González Molero, siendo la Vice-consejera de la Mujer, Mari Cruz Escribano.
El nuevo gobierno disfrutó de una desacostumbrada, para lo que es Melilla, paz política durante casi un año, debido, por una parte, a la decisión de CpM de abandonar las instituciones como protesta por la moción de censura, alegando que se había tratado de un caso de discriminación contra los integrantes de un colectivo de la ciudad; y, por otra parte, a la desintegración del GIL, que sólo mantenía a Benítez Melul para todas las acciones de oposición, y que debía multiplicarse a sí mismo para estar en todas las reuniones. Aparte de Benítez Melul, la voz de la oposición la llevaban Enrique Palacios y Dunia Abdelasis, asumiendo el dúo Palacios y Melul el papel de auténtico látigo del gobierno, mediante todo tipo de iniciativas políticas y también judiciales.
Una de las primeras decisiones del primer gobierno de Imbroda fue rescindir los prestaciones que venían realizando las cooperativas puestas en funcionamiento con los Gobiernos de Palacios y Aberchán. El efecto era obvio. Las cooperativas tendrían que dejar de trabajar, y como la Ciudad Autónoma era su único cliente, dejarían de obtener ingresos, y, por tanto, no podrían pagar los salarios a los cooperativistas, y tendrían que cerrar. La consecuencia también lo era. A los pocos días de la decisión, los cooperativistas presentaron demanda en el Juzgado de lo Social por despido improcedente. Lo más asombroso fue que el abogado que representaba a los demandantes llamó a declarar a ambos anteriores dirigentes políticos, y estos, a su vez, declararon en los términos que beneficiaba las tesis de la defensa y en contra de las mantenidas por la Ciudad Autónoma. La sentencia del Juzgado de lo Social implicó unas indemnizaciones de casi tres millones de euros, que se dicen pronto.
Desde un primer momento, el nuevo gobierno estableció una relación de íntima colaboración y mutua lealtad política con la Delegación del Gobierno en Melilla, realizándose gestiones conjuntamente en Madrid ante los diferentes Ministerios, mediante reuniones de alto nivel a las que acudían ambos cargos públicos: el Presidente de la ciudad y el Delegado del Gobierno. Entre estas gestiones, destacó la consecución, a finales del año 2000, de unas muy importantes asignaciones especiales del INEM para la realización, por parte de la Ciudad Autónoma de Melilla y mediante convenios de colaboración con el primero, de numerosas obras y servicios a instrumentar mediante la contratación temporal de trabajadores desempleados inscritos en la Oficina de Empleo de Melilla, es decir: los famosos planes de empleo, que aunque venían desarrollándose en la ciudad desde principios de 1980 bajo diferentes formas y financiaciones, iban a ejecutarse, por vez primera, en el marco de un generoso y específico -para Ceuta y Melilla- presupuesto especial de la administración general del estado que permitiría la contratación temporal de un importante número de desempleados melillenses, a modo más o menos similar, aunque no idéntico, al Plan de Empleo Rural, el famoso PER, existente en Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha.
En los años siguientes, la práctica del plan de empleo anual se institucionalizó, creándose una burocracia más o menos permanente y adicional para su gestión, dependiente directamente de la Delegación del Gobierno, la llamada Oficina de Promoción y Desarrollo. Hoy en día, los planes de empleo constituyen un elemento consagrado del mercado de trabajo de Melilla, y las únicas incógnitas derivan del posible crecimiento o no del presupuesto con respecto al ejercicio anterior, y el mes del inicio de su puesta en práctica. Por cierto, un día expuse mi opinión en libertad sobre estos planes de empleo y sus efectos en el mercado de trabajo de Melilla, y espero volver a hacerlo, cuando tenga tiempo y ganas, porque, en mi opinión, se están cometiendo importantes errores en su concepción y forma de gestión. Pero ese será otro asunto.
En el partido socialista, Manuel Céspedes obtuvo, en el mes de octubre de 2000, la secretaría general, ganando por escaso margen a otra candidatura encabezada por Dionisio Muñoz. Céspedes ejercitaría su acción política de una manera muy curiosa. Por un lado, como sabía que el PSOE era un socio del gobierno local, practicando una labor de oposición al propio gobierno local, del que los socialistas formaban parte, aunque restringiéndola a la crítica a personal de segundo nivel, como funcionarios directivos y similares. Curiosamente, su antiguo amigo el editor hacía, y sigue haciendo, lo mismo. No se atrevía, ni se atreve, a meterse con nadie del gobierno, no fuera que pusiera en peligro la mamandurria, y elegía siempre a gente de segundo nivel para apagar sus frustraciones y pegar sus “tiritos”.
Por otro lado, Céspedes criticaba al Gobierno de José María Aznar en asuntos muy genéricos, de manera que no afectase al pacto de gobierno y para guardar las formas ante su militancia y simpatizantes. Desde luego, su situación política era muy incómoda, además de porque el PSOE estaba en el gobierno, por la división interna existente en el partido, dada la reducida victoria obtenida en el congreso citado por el sector social-demócrata, que él venía a representar, frente al sector ugetista, que trataba de imponer sus puntos de vista no sólo en el partido sino al propio gobierno de la ciudad, a través de los dos representantes socialistas.
Más adelante, en el partido popular se produjo también un cambio en la dirección en Melilla, que obtuvo el Diputado Antonio Gutiérrez Molina en dura pugna contra el Director Provincial de Educación, en tales fechas, José Luis Vereda, separándose, a partir de ese momento, de la vida política Ignacio Velázquez Rivera, que pocos meses después tendría que abandonar su escaño como Diputado local en la Asamblea y su puesto como Consejero de Presidencia, con motivo de la sentencia judicial sobre la moción de censura de Palacios, que lo inhabilitó durante un cierto período. Por unos meses, parecía que algunos sectores del PP de Melilla reaccionaban contra la previsible fusión con UPM y la próxima candidatura de Imbroda a las siguientes elecciones, pero los escasos cabecillas existentes claudicaron ante la postura de la dirección nacional, que se mantuvo en sus trece.
Sobre Ignacio Velázquez quiero exponer mis puntos de vista. Como he dicho en algún sitio, me siento un deportista y un hombre del deporte. Es más, los comportamientos que tienen las personas cuando practican deporte, principalmente si se trata de competición, me ayudan a comprenderlas y a conocerlas mucho más que cientos de artículos periodísticos, sobre todo si están escritos por alguna “pluma”; o que la conducta en ambientes controlados, con más posibilidad para la falsedad y cinismo. En el deporte de competición todo el mundo quiere ganar, y ahí no hay trampa ni cartón, y cada uno se manifiesta como realmente es.
En tal contexto, si hay una persona que ha mantenido siempre un ejemplar comportamiento, demostrando una elevada caballerosidad y generosidad, al menos en las competiciones en que lo he tenido que sufrir, porque me ha sabido ganar siempre en competición, ha sido Ignacio Velázquez. Por cierto, otras personas, entre las que se encuentra el editor, me parecieron que se manifestaban como realmente son: marrulleros, problemáticos e intransigentes, pero Velázquez nunca lo hizo y nunca lo he visto hacerlo, justo es reconocerlo. Me imagino que la política debe ser muy complicada, y, si no lo es, la hacemos complicada las personas con nuestras formas de actuar, pero nunca he podido comprender cómo Ignacio Velázquez, un político con unas grandísimas cualidades y que habría tenido un enorme porvenir si no hubiera cometido tantos errores, pudo permitir que le dieran “el abrazo del oso” que lo llevó finalmente a su tumba política. Porque, sin duda, alguien le dio “el abrazo del oso”, ¿adivina el lector quién creo que se lo pudo dar? Por lo demás, tuvo errores al confiar en personas que, sencillamente, no se merecían esa confianza y se dejó arrastrar y devorar por la vanidad, en tanto que sólo estaba rodeado de “pelotas” y “tiralevitas”, que después, cuando llegó el momento del cambio de “amo”, simplemente le dejaron tirado como una colilla.
En el ámbito de los medios de comunicación, y como efecto inmediato del cambio de gobierno, Juan José Medina volvió a tomar las riendas de la televisión local TVM, volviendo a desaparecer el semanario El Vigía. Además, fue incorporado, como subdirector del medio, el antiguo director en tiempos del anterior gobierno popular, Fernando Belmonte. Por su parte, el editor había empezado, poco antes del término del gobierno Palacios, a detentar la propiedad de un conjunto de periódicos gratuitos que son distribuidos en algunos barrios de Madrid y en algunas actividades profesionales, fundando la sociedad “Las Gacetas Locales”.
Como curiosidad, recuerdo la impresión que me llevé, un día que acudí al mercado en el barrio de Madrid donde viven mis suegros y cogí uno de esos ejemplares, al observar los créditos del periódico y ver el nombre del editor. A partir de entonces, y durante varios años, el editor ha estado viniendo a Melilla sólo esporádicamente, y fundamentalmente para hacer “caja” con motivo de elecciones o para conseguir el cobro de facturas retrasadas en la Ciudad Autónoma. Y, desde luego, se ha notado, porque el nivel de crispación, agitación y cizaña, bajó, en mi opinión, de manera muy pronunciada, que sólo se recrudecía en sus regresos. No obstante, Madrid no es Melilla, y allí las cosas son diferentes, tal vez más difíciles, por lo que ahora parece que ha vuelto, ya en 2010, y con ganas de quedarse. La verdad es que trabajar, yo creo que este individuo ha trabajado siempre muy poquito. Como mucho un artículo a la semana y a veces ni tanto; pero, eso sí, lo de cobrar, le gusta cobrar al día. Además, gracias al juego de los convenios y demás prestaciones, pretende seguir haciendo lo mismo en el futuro.
También a principios de esta década, se estableció el primer periódico exclusivamente digital de la ciudad, inicialmente llamado meliya.com, accesible sólo por internet, que revolucionó, en cierta medida, al sector, mediante la oferta de información del día con unas pocas horas de retraso o incluso casi en tiempo real, junto a todo un abanico de servicios gratuitos incluidos en el medio, como un reputado foro de opinión, que ha sido vehículo de la libertad de expresión de los ciudadanos particulares, en tanto que quedaba garantizada la confidencialidad desde el anonimato más o menos encubierto. Más adelante, ya en 2005 o 2006, el medio pasó a denominarse infomelilla.com. También en 2004, la prensa digital aumentó su número, gracias a la incorporación del nuevo medio melillense.net, que es el único medio, de todos los descritos hasta ahora, junto a una nueva televisión que se estableció posteriormente, que no está subvencionado a través de los convenios citados. Además, en el sub-sector de radio, se incorporó al pool de medios la cadena COPE, recayendo la gestión en Rusadir Media, un grupo de empresas que ya gestionaba la edición melillense del Diario Sur de Málaga y la cadena de radio Onda Cero.
Fue, durante los años 2000, 2001 y 2002, cuando Proyecto Melilla llegó a tener su máximo crecimiento en número de empleados y en actividades. De gestionar un único régimen de ayudas en los primeros años, que aún sigue vigente, pasamos a gestionar tres en 1996; que eran ya cinco en 1998, compuestos por la adición de los incentivos regionales, las ayudas a los comerciantes, a las pymes y a las empresas turísticas, y luego nueve durante el año 2000 y 2001, prácticamente todos aún vigentes, añadiéndose a los anteriores las ayudas a las mujeres empresarias, a las empresas calificadas de interés local, el plan de calidad para las empresas de Melilla y la marca “melilla calidad” y las ayudas a las asociaciones intermediarias en el mercado de trabajo. A principios de 2003, también pusimos en marcha la escuela hispano-marroquí de negocios, que ofrecía formación empresarial de alto nivel, inicialmente a través de la prestigiosa escuela de organización industrial, una de las primeras en el ranking español.
Meses más tarde, la escuela de hostelería, a través de la adjudicación de la gestión a otra prestigiosa escuela de hostelería establecida en la costa del sol. Se incorporaron otras personas al equipo de trabajo, mediante la superación de las correspondientes oposiciones libres, como el economista Juan Carlos Reina, en calidad de técnico de fondos europeos; la también economista Mª Carmen Mateo, como técnica de regímenes de ayudas; y los inspectores controladores, Pedro Vázquez Marfil y Víctor Román; Sergio de los Ríos Conesa, como auxiliar; junto a Ángel Cenizo y Mª Carmen López como subalternos. Además, tras superar los correspondientes procedimientos públicos, se habían incorporado, pocos años antes, en el departamento de formación, Antonio Serrano y María Dolores Navarro, ambos psicólogos, en el gabinete de orientación profesional; Emilia Aznar y Verónica Esteban, como auxiliares; y Ahmed Mimoun y José Luis Cañas, como subalternos.
De igual manera, también Lidia Castillo, como técnica del plan de calidad y de la marca “Melilla calidad”; Fausto Más, como contable de los viveros de empresas; Santiago Segura y Maite López, como técnicos de Reglas de Origen; y Jaime Morely y María José Armenta, como técnicos medios para la justificación de programas cofinanciados por el FSE y el Ministerio de Administraciones Públicas. A mediados de 1999 la sede central de la empresa se trasladó al polígono industrial SEPES, donde se había construido el segundo vivero de empresas. Juntos, con el resto de compañeros que mencioné anteriormente, y con el apoyo y la confianza de los diferentes Consejos de Administración de las distintas Corporaciones constituidas, conseguimos colocar a Proyecto Melilla como la institución de referencia en la Ciudad Autónoma de Melilla.
Durante el verano de 2002, sucedió un hecho que tendría una gran trascendencia política tanto en Ceuta como en Melilla. Se trata del asunto relativo a la isla de “perejil”, y, sobre todo, a la reacción del Gobierno Aznar, que nos hizo sentir, tanto a los ceutíes como a los melillenses, que por fin había un gobierno en España capaz de reaccionar, aunque fuera sólo en el ámbito de la auto-defensa y la recuperación del “statu quo” previo, a las provocaciones de nuestro vecino del sur. La reacción del gobierno, desmontando la trama y demostrando la voluntad de España de defender su territorio con todas las consecuencias, ha tenido una gran repercusión política en Melilla.
Dentro del imaginario colectivo, la peor pesadilla para nuestro pueblo, consistente en la agresión por Marruecos, fue disuelta magistralmente, y la percepción de una actuación correcta e impecable de nuestro gobierno, y su identificación con un gobernante concreto y, por tanto, con una siglas determinadas, tendría una repercusión electoral importante en el futuro, que se ha manifestado en las sucesivas mayorías absolutas más que holgadas que el partido popular ha venido obteniendo en ambas ciudades en todas y cada una de las diferentes elecciones que se han celebrado desde entonces. El recorrido para estas percepciones aún no se ha agotado, y no puede preverse un final brusco a corto plazo, principalmente para un electorado que, en su mayor parte, es tan sensible a ese tipo de cuestión como el de nuestra ciudad. Ni siquiera el potencial efecto electoral negativo de la guerra de Irak, previsiblemente mayor en Melilla que en otras ciudades españolas, pudo truncar la tendencia. Esto implica dos consecuencias obvias, a mi humilde entender.
La primera es que las sucesivas mayorías en ambas ciudades, mediante las que el PP le dio la vuelta a una incómoda situación inicial en que había perdido el gobierno en las dos ciudades españolas norteafricanas, han dependido, en una gran medida, más de la positiva percepción pública de tal actuación decidida de Aznar que de cualquier otra circunstancia, listas electorales incluidas. La segunda es que, tal como está el escenario, rematadamente mal tendría que hacerlo un equipo del PP para conseguir variar bruscamente tal percepción de los ciudadanos.
EL AUTOR
Julio Liarte Parres es economista y funcionario de la Ciudad Autónoma de Melilla. Prestó sus servicios en el Ministerio de Trabajo, precisamente en el departamento encargado de las ayudas a empresas de nueva creación; y luego ha hecho lo propio como gerente de la empresa pública Proyecto Melilla, SA, entidad especializada creada por el entonces Ayuntamiento de Melilla para fomentar la creación de empresas y empleos en la ciudad.
En la actualidad es diputado autonómico y portavoz del grupo Populares en Libertad (PPL), un partido escindido del PP y que lidera el ex presidente de la Ciudad de Melilla, Ignacio Velázquez Rivera.
separatistas en cataluña mas radicalizados que nunca,vascongadas igual,en galicia poco a poco haciendo lo mismo que cataluña para de aqui oños estar igual que ellos,milella lleno de musulmanes antiespañoles que lo unico que quieren es quitarnos esa parte de españa…la crisis
y que hacen desde el gobierno oposicion,parlamento…nada de nada,y esto es la gran democracia…que les den..
REVOLUCION
Compatriotas, yo vivo en Melilla es muchísimo peor de lo que os imagináis, la corrupción política es enorme, Juan Josè Imbroda es un imbécil que ni siquiera tiene título de barchillerato, la violencia por parte de muchos integristas islámicos es masiva, al igual que la frecuente inmigración ilegal, además, también está surgiendo un brutal radicalismo sionista, niñas sionistas de 14 años apoyaron en Facebook el exterminio de todos los palestinos ( con lo que fueron respondidos por una paliza de integristas islámicos),UPM, partido político integrista islámico, a pesar de las amenazas y palizas proporcionadas a bereberes por no votar a… Leer más »