Esto pasa de castaño oscuro. Hace tiempo que pasa de castaño oscuro. Hace décadas que pasa de castaño oscuro. Pero cada día lo hace mes, en un negro, negrísimo insoportable. Cada día estalla un nuevo caso de corrupción con cifras multimillonarias que superan cualquier imaginación codiciosa. Casos que afectan al PSOE, pero mucho más al PP, partido cuya estructura al completo aparece hedionda, trufada de corrupción. Pero aunque se han abierto las espitas informativas y hay mayor claridad, realmente no pasa nada y eso es lo que hace que el castaño se haya ido a negro, negrísimo.

Los corruptos, todos los corruptos y son legión, pues en el PP, por ejemplo, no queda nadie honrado (había dos concejales que dimitieron cuando estalló el caso Bárcenas), cobran a fin de mes y disfrutan de sus latrocinios multimillonarios y perpetúan el saqueo. Están imputados pero nadan en la abundancia en la España de la pobreza, la indigencia, los desahucios, el paro creciente y los comedores sociales. Los 33 consejeros de Bankia, con pérdidas multimillonarias, que pagan los arruinados contribuyentes, están imputados pero disfrutan de los finiquitos multimillonarios que se autoconcedieron. El pepero José Luis Olivas cobraba tres millones de euros al año por la ardua tarea de hundir Bancaja y arruinar a los estafados por las preferentes. Rodrigo Rato lo tiene aún mejor pues encima es consejero de Telefónica.

Luis Bárcenas lleva a los tribunales al PP por despido improcedente, poniendo en evidencia todas las mentiras de ese partido mafioso y corrupto, pero la única medida real es que no puede irse a esquiar a Armenia o a Canadá, y que tiene que tomar un taxi cada quince días para pasar por la Audiencia.

Ellos nadan en la abundancia mientras han llevado a los españoles a la pobreza. No pasa nada. Todo es un circo, en el que los periodistas montan guardia ante la casa de los corruptos que van y vienen como Pedro por su casa. No hay Justicia. No hay juicios. Hay situaciones indignantes y esperpénticas. Ana Mato sigue de ministra porque ella no es “responsable” de que Gürtel le pagará los viajes y la noticia es como está de estado de ánimo. Hay más situaciones esperpénticas: esta semana el juez del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, José Ceres volvía a imputar a Dora Ibars, directora general de Promoción Institucional de la Generalitat valenciana.

El primer escándalo es que hay autonomías y alguien con ese puesto tan pomposo. La cuestión es que Dora Ibars fue imputada por el contrato a Orange Market del pabellón de Fitur de la Comunidad Valenciana, en el que la trama Gürtel levantó tres millones de euros de dinero del contribuyente. Así que el melifluo presidente de la Generalitat valenciana, Alberto Fabra la hizo dimitir. Pero luego el juez le levantó la imputación y hace unas semanas Dora Ibars fue repuesta en el cargo, pero ahora vuelve a ser imputada porque concedió contratos, sin ninguno de los pasos legales, a Orange Market para otros pabellones, con lo que se supone que tendrá que volver a dimitir o se la mantendrá en el cargo, porque España, la España de Rajoy y del PP es un cachondeo, es una pocilga, una cloaca. Pero ellos, los corruptos cobran a fin de mes y no van a juicio. El sumario del Gürtel valenciano lleva tres años abierto. Ahora el juez Ceres pide a la Generalitat valenciana todos los contratos con Orange Market de los años 2008 y 2009. Bueno, por robar mil euros hay juicios rápidos, por robar miles de millones, con carnet del PP o del PSOE, hay bula, los sumarios se eternizan. El PP tiene once imputados en su grupo de las Cortes Valencianas o a la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo. Pero todos ellos siguen cobrando a fin de mes y agrandan sus cuentas corrientes.

Quizás no todo el mundo es consciente de que los jueces del Tribunal Superior de cada región son nombrados a propuesta del gobierno autonómico. No conozco al tal Ceres, pero es más lento que el caballo del malo. Tres años con un sumario abierto. Clama al cielo. Ya se van aproximando a cuatrocientos los políticos imputados, pero no hay nadie en la cárcel. Todos cobran a fin de mes. No van a juicio. Están en sumarios eternos, en los que los jueces pierden el tiempo. Ellos, los jueces, también son culpables del sufrimiento que se extiende por la sociedad española. Y cuando no hay Justicia, las sociedades, desesperadas, terminan recurriendo a la venganza y se toman la justicia por su mano, como en la revolución francesa.