La falta de formación
Que vivimos tiempos difíciles y de gran confusión es algo que nadie puede negar. El ambiente que se respira en las calles es de tensión, angustia y temor. Vamos como zombies dando bandazos sin saber hacia donde nos dirigimos y sin tener referentes claros y seguros. Esto no ocurría en mis tiempos de niñez y juventud, menos aún, en los de mis padres y abuelos, a pesar de haber sufrido dos guerras terribles y las consiguientes consecuencias. ¿Qué hemos perdido, en qué estamos equivocándonos?
Si nos preguntamos qué ha ocurrido durante estos últimos 35 años, nos daremos cuenta de un proceso de banalización de la vida y de eliminación progresiva de los valores y referentes que anteriormente marcaban el rumbo de la misma. Este proceso de ingeniería civil comenzó con el cambio de la Ley de Educación en tiempos de Felipez Gonzales y el entonces ministro de educación, Pérez Rubalcaba. Hoy, aquellos que debería tomar las iniciativas civiles, viven en casa de sus padres, sin futuro y sin capacidad de reacción alguna.
Esta generación de los 80, a los que se ha educado en el “todo vale”, todo es posible por el mero hecho de desearlo y sin esfuerzo alguno, son a día de hoy, elementos sin iniciativa, y sin el orgullo y dignidad suficientes del que se sabe ultrjado en su honor y principios, valores éstos que ya se encargaron otros, hace 30 años, de desactivar.
Así pues, estamos cosechando los frutos sembrados con la LOGSE y con el socialismos Felipista y Rubalcabiano del adoctrinamiento barato, en el que el Estado se encargaría de dar de comer a todos por el hecho de existir. Igualmente, consecuencia de una derecha acomplejada y timorata que hace ascos a sus orígenes y mira con vergüenza su propia impotencia. Es el “quiero no puedo” de la sociedad alternativa.
Y como hemos vivido en el todo vale y sin dar valor a los principios, vemos cómo la corrupción ha ido tomando terreno y ganando espacios en todos los órdenes de la vida pública, e incluso en la más alta instancia del Estado. Si, aquí vale todo, y la ley es tan blanda y cómplice, que todos se saben impunes o con unas consecuencias de risa. Todo se ha convertido en un verdadero “merdel”, que como decía el famoso tango Cambache, merece que lo recordemos, hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor…
El culpar a los tiempos que corren,es la mejor forma de disculparnos.
Porque tanto los tiempos que corren,como especialmente a esa juventud,la hemos hecho nosotros,por accion algunos,pero la gran mayoria,por omision.
Omision de su deber,de padre,de hombre,de patriota y de ciudadano español.
Solo es cuestion de hacer lo que es nuestro deber y nos corresponde y ya.
El asunto tiene múltiples lecturas y, sobre todo, distintos enfoques. No se trata de disculparnos o de culparnos, se trata de que no hemos sabido adaptarnos a los cambios tan grandes y rápidos que hemos padecido. Da para hablar mucho más sobre este asunto.
Le agradezco su comentario y procuraré enfocar otros aspectos del mismo problema. Gracias
Su artículo se encaminaba bien, pero ha terminado como un ajuste de cuentas malogrado, a mi parecer.. Y es que tal y como están las cosas en nuestro país, no creo que sea bueno ponernos ahora a discutir quien tiene más culpa, si las conocidas como ‘víctimas de la LOGSE’ o los de su generación tal vez, los padres de esas ‘Generación X’, los que votaron en el 78 y después. Como puede ver, si empezamos a profundizar un poco en dicho tema es mejor no remover, pelearse y al final permanecer divididos. Yo no quiero eso, ni creo que… Leer más »
Tiene usted toda la razón. El asunto no es solamente de instrucción en lo cultural, es en la formación de los valores que nos han definido como pueblo desde tiempos antiguos.
Gracias por su comentario.
Gracias a usted por sus artículos, que nos llevan a meditar, al seguimiento de los comentarios y a Alerta Digital por su labor.
Le animo a seguir en la importante labor de mostrarnos los errores cometidos, y de las posibles vías de salida.
BANALIZACIÓN, lumbreras, que estás escribiendo sobre la “falta de formación”…
Le agradezco la observación, que ya está corregida, se ve a veces escribo demasiado ráido y releeo aún más.