Miguel Bernad

Por Enrique de Diego.- Hay unos pocos patriotas que están salvando la dignidad nacional, entre ellos destaca Miguel Bernad, secretario general de Manos Limpias, el azote de la corrupción, el único azote.

Tirios y troyanos, socialistos y peperos, están empeñados en acabar con la acusación particular, el único resquicio que han dejado, que se les ha olvidado cerrar, para blindar del todo su impunidad.

De nuevo la Audiencia Provincial de Madrid, cuyos jueces son nombrados, deben el puesto, al PP, a los turbios mangoneos de ese corrupto moral que es Federico Trillo, ha arremetido contra la acusación particular con la argucia de la falta de legitimación en el caso escandaloso de Miguel Blesa, cuando es deber de todo ciudadano, y así lo recoge nuestro ordenamiento jurídico, denunciar el delito. También lo es, muy especialmente, de la fiscalía, aunque, de manera poco sorprendente, vemos cada día como la fiscalía se alinea con los corruptos o presuntos corruptos, ofendiendo al sentido universal de lo que es justo.

La liberación acelerada de Miguel Blesa, puesto que la Audiencia ha fallado en el tiempo récord de quince días, no es el fin del Estado de Derecho, porque nunca ha existido, sino la confirmación obscena de su inexistencia, de su óbito ya lejano, de modo que lo que se llama Justicia apesta. Haberlo puesto de manifiesto es un gran mérito de Miguel Bernard y de su benemérita iniciativa societaria de Manos Limpias: La casta no podía permitirse la ruptura de su impunidad ni que los españoles tomen conciencia y se enteren de que las cajas fueron hundidas, saqueadas, mediante créditos multimillonarios (como la friolera de los 26,6 millones concedidos a un quebrado Gerardo Díaz Ferrán, protegido de Esperanza Aguirre) sin garantía ninguna dada a los financiadores del PP (los peperos son mucho más culpables que los socialistas, mucho más corruptos, salvo en Caja CastillaLa Mancha, donde también estaba el oscuro y tortuoso esposo de María Dolores de Cospedal y conspicuos peperos como Arturo García Tizón), pero durante unos días, como un bello espejismo, España ha parecido una nación digna donde la Justicia era posible.

Espejismo, a la postre. Los incautos habrán percibido con cuanta indignidad se ha empleado Losantos en el papel de sicario de la casta. Los españoles no pueden enterarse de los créditos concedidos a Alberto Recarte, ni de toda la mierda putrefacta que rodea al entorno de José María Aznar y Esperanza Aguirre, dos ficciones, dos antipatriotas; ni de todo el saqueo que los peperos han perpetrado en CajaMadrid y en la Caja de Ahorros del Mediterráneo y Bancaja; en Bankia. Esa inmensa cloaca que es el PP ha estado a punto de desparramarse.

Manos Limpias está poniendo al sistema contra las cuerdas. Ahí está Manos Limpias en el sumario del caso Noos, o contra Gúrtel, como la referencia ética y de dignidad nacional. Al juez Elpidio Sánchez Silva lo van a crujir. Me consta que Miguel Bernard es persona de valor probado, curtido en la adversidad y en la persecución, exsecretario general de Fuerza del Trabajo, el sindicato de Fuerza Nueva, pero, como si es previsible, se desatan los habituales intentos de descrédito, quiero mostrar desde aquí mi respeto a Miguel Bernad y hacer el elogio de su lucha por la Justicia con mayúscula y por la limpieza de la vida pública; por una España digna como siempre la hemos amado.