¡Pobres Hermanos Musulmanes perseguidos!
Henri Boulad.- Occidente entero está indignado, ofuscado, escandalizado, porque el ejército egipcio se ha atrevido a desalojar a los Hermanos Musulmanes de sus dos bastiones de Rabaa y de Nahda, donde estaban atrincherados desde hace varias semanas. Balance oficial: más 600 muertos en los dos bandos. Inmediatamente los medios bienpensantes ponen el grito en el cielo y piden al Consejo de Seguiridad y a las asociaciones internacionales de derechos humanos que condenen con la máxima firmeza esta “salvaje agresión”.
¡Pobres Hermanos Musulmanes víctimas de la violencia! Estas pacíficas ovejas, muy conocidas por su dulzura y su inocencia, son objeto de procedimientos inaceptables. Hay que defenderlos de los lobos devorantes del ejército y la policía egipcia. Los EE.UU, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Turquía, la ONU…, se alzan al unísono para denunciar la injusticia, defender a unos inocentes e invitar al mundo a correr en su ayuda. Los medios internacionales se movilizan enseguida para castigar a los culpables… Este llamamiento para reclamar y proclamar el derecho de todo ciudadano a manifestar “pacíficamente” tiene algo tragicómico.
Observemos los hechos:
-La mezquita de Rabaa, en la cual se habían atrincherado los Hermanos Musulmanes, era un verdadero polvorín, y ha sido hallado un arsenal de guerra inaudito en ella. Occidente no ha denunciado esto.
– Desde hacía semanas, las milicias de los Hermanos Musulmanes, armadas hasta los dientes, siembra el terror en el conjunto de la población de Egipto: asesinatos, secuestros, demandas de rescates, rapto y violación de chicas, posteriormente casadas a la fuerza con musulmanes. Aqui tampoco hemos asistido a ninguna reacción de parte de Occidente.
– Más de una veintena de comisarías saqueadas e incendiadas; cerca de una cincuentena de policías y oficiales masacrados y torturados de la manera más salvaje. Silencio de Occidente.
– Mausoleos sufíes destruidos y familias chiítas mascaradas. Ninguna reacción internacional.
– Cerca de 50 iglesias, escuelas e instituciones cristianas incendiadas sólo en un día, el 14 de agosto. Ninguna protesta por parte de Occidente.
– Sacerdotes y cristianos atacados y asesinados, entre ellos niños de pocos años, sólo por ser cristianos. Ninguna denuncia occidental, que sería inmediatamente calificada de “islamofobia”, es decir el crimen supremo.
– Cerca de 1.500 personas masacradas por las milicias de Morsi en el transcurso del años de su reinado. Silencio de los medios occidentales.
– Acuerdos secretos de Morsi para vender Egipto a sus vecinos, trozo a trozo: 40% del Sinaí para Hamas y los palestinos, Nubia a Omar el-Bechir, y la porción oeste del territorio para Libia… Todo eso ante la satisfacción de Occidente, ya que es su obra…
Cuando Egipto decide por fin reaccionar para poner un poco de orden en la casa… Occidente pone el grito en el cielo y clama a la persecución, la injusticia, al escándalo: ¡los pobres Hermanos Musulmanes están siendo víctimas de la intolerancia y la arbitrariedad!
No es un secreto para nadie que las elecciones presidenciales fueron una gran mascarada y que el escrutinio estuvo manchado por un fraude enorme. A pesar de todo, los medios persisten en creer que Morsi ha sido el primer presidente de la historia de Egipto elegido “democráticamente” y que tiene de su parte la “legitimidad”.
El pueblo egipcio, que tiene paciencia, ha aceptado de jugar el juego diciéndose: “veamos a los Hermanos Musulmanes como se desempeñan”. El resultado ha sido tan catastrófico (inseguridad, paro, inflación, penuria de pan y de combustible, economía en caída libre, turismo agonizante…) que el conjunto de la población, al cabo de un ño, ha exigido que Morsi se vaya.
En menos de dos meses, el movimiento “Tamarrod” ha juntado más de 22 millones de firmas pidiendo su renuncia. ¡En vano! Frente a su obstinación, varias decenas de millones de egipcios, entre ellos una mayoría de gente modesta que eran sus antiguos partidarios, han llenado las calles de las grandes ciudades para exigir su partida. ¡Siempre en vano!
El ejército, hasta ese momento neutral, se decide a intervenir para apoyar al pueblo y apartar al indeseable, que pone en residencia vigilada. En el transcurso de largas horas de interrogatorio, el ejército obtiene de él revelaciones de una gravedad extrema, que comprometen tanto a los Hermanos Musulmanes como a algunos países extranjeros.
Frente a la toma del poder por el ejército, Occidente grita inmediatamente: “¡Golpe de Estado!” Pero si ha habido un golpe, éste ha sido popular y no militar. El ejército no ha hecho más que obedecer a la voluntad del pueblo. Éste, exasperado por un presidente que lo había engañado y mentido, ha reclamado, en una reacción de supervivencia, su salida de la presidencia.
Cuando alguien compra una lata de sardinas, la abre y ve que está en mal estado, ¿qué hace? ¿Se la come o la tira? Obviamente la tira. Es lo que ha hecho el pueblo egipcio, al que Morsi le prometió maravillas. Una vez la lata abierta, el pueblo egipcio se ha percatado que el interior estaba podrido. De ahí su reacción de rechazo.
Después de la exclusión de Morsi, los militares han propuesto a los Hermanos Musulmanes participar en el nuevo gobierno y gobernar con otras tendencias. La respuesta ha sido una negativa obstinada y sistemática. Después de numerosas tentativas infructuosas de diálogo y de negociaciones con ellos, un nuevo gobierno provisional ha sido puesto en marcha.
Los Hermanos Musulmanes deciden entonces “echarse al monte” y de sembrar el terror, lo que han conseguido muy bien. Pero esa estrategia no ha hecho más que aumentar su impopularidad, y hoy se puede decir que el pueblo egipcio los detesta y los excreca.
Equipados con armas de guerra, los Hermanos Musulmanes se organizan por todas partes para incendiar, atacar, asesinar, destruir… El ejército decreta entonces el estado de emergencia e impone un toque de queda desde la puesta del sol hasta el amanecer. Pero los Hermanos Musulmanes no lo acatan. De noche redoblan sus ataques, saqueos, agresiones, asesinatos, sembrando el terror entre la población…
Después de varios requerimientos para que las milicias de los Hermanos Musulmanes abandonen sus actitud y acaten las órdenes del nuevo gobierno provisional, el ejército decide de hacer intervenir sus carros de combates y sus tropas para hacer respetar el toque de queda.
Frente a las consecuencias de esa intervención necesaria y legítima (los cientos de muertos que la resistencia de los alzados en armas contra el gobierno y la población civil ha dejado sobre el terreno), Occidente no ha encontrado nada mejor que condenar al ejército que ha tenido el atrevimiento de… ¡”atacar a unos pacíficos manisfestantes”!
¿Pero, a quién quieren engañar? ¡Nos están tomando el pelo!
*Henri Boulad, nacido el 28 de agosto de 1931 a Alejandría (Egipto), es sacerdote y escritor.
Si muy pobrecitos ellos, la religion de a Dios rogando y con el palo dando.
Yo creo que realmente los gobiernos occidentales quieren que se imponga el islamismo, ya que son mas faciles de sobornar y sofocan cualquier intento de democracia donde rigen ellos y eso le conviene a occidente.
Porque donde se establece un regimen islamista el pueblo retrocede a los tiempos de Mahoma y donde reina la esclavitud y el desprecio por la mujer.
Ejemplo actual: ARABIA SAUDI.
Pues es un simil algo parecido a lo que puede pasar en Cataluña, España. Pues ya hay por ahí información de compra de armas por algunos separatistas…entrenamientos paramilitares, de guerrillas …
Estás absolutamente loco. No sabes lo que dices, pero de lo que no hay duda es que eres mala gente.