España gana a Georgia (2-0) y sella el billete para el Mundial de Brasil
Con laterales de largo recorrido, un extremo de verdad como Navas y ese nueve puro que representa Negredo, quien acumula más méritos que reconocimiento del cuerpo técnico, España tumbó a Georgia y selló el billete para el Mundial de Brasil. Sin las obras de arte de antaño, con dudas recurrentes en el cuerpo técnico y un promedio goleador menor que en otras fases de clasificación, la selección cumplió el objetivo y envió a Francia a la repesca. En el horizonte próximo queda poder defender en Maracaná el trono alcanzado en el Soccer City y cerrar un círculo único de dos europeos y dos mundiales.
La fiesta de Albacete giró alrededor de Iniesta, cuyo apellido fue coreado antes de arrancar el choque a modo de arenga. También el de Iker, otro símbolo de esta generación única. Andrés volvía a casa, donde debutó hace siete años y 92 partidos en un insulso amistoso ante Rusia. También participó dos años después en una goleada ante Armenia, pero lo de anoche era especial. Estaba en juego el billete para el Mundial y el azulgrana tenía el firme compromiso de corresponder al homenaje de gente. Es un referente para club, el Barça, la selección y la sociedad, el mejor embajador castellano-manchego. Representa la voluntad, el trabajo, la ilusión, el esfuerzo, la capacidad y la creatividad. Un ejemplo para la juventud, quizá el único personaje que pone de acuerdo a los políticos.
Ni por asomo fue su mejor partido pero supo ejercer su magisterio en el Carlos Belmonte sin precipitación, sin esfuerzos estériles, con la experiencia de un grande. Midió los tiempos. Antepuso el juego en equipo al lucimiento personal, aunque el movimiento y el pase a Negredo que sirvió para descerrajar a los caucásicos define sólo a los genios.
Más allá de otro triunfo que se daba por descontado, Del Bosque sigue contradictorio en los últimos tiempos. Alineó a Iker Casillas, a pesar de que justificó su ausencia ante Bielorrusia porque sólo había disputado un partido con el Madrid en el último mes, y revolucionó el once. Hasta seis cambios, y eso que Piqué pudo entrar a última hora a pesar de sus molestias en el pubis. El técnico explicó al ofrecer la convocatoria que al tratarse de dos finales, no de dos amistosos, apenas retocaría el equipo, pero es evidente que no le satisfizo el juego del viernes en Palma.
Retiró al portero, a los dos laterales y a Silva, Cesc y Michu. Buscó mucha más profundidad y desequilibrio con dos puñales para penetrar por cada costado. Se trataba, como así fue, de que Juanfran y Navas, por la derecha, y el debutante Alberto Moreno y Pedro, por la izquierda, se desdoblasen, no que se quitasen los espacios. Más amplitud, mayor factor sorpresa y balones en busca de un ariete clásico como Negredo.
La sociedad del City
La sociedad exsevillista del Manchester City era ideal para derribar el autobús de los georgianos, todavía más hermético y retrasado que el de los bielorrusos. Asustado por el poderío de la, a su juicio, “mejor selección de la historia”, Ketsbaia colocó a su plantel con una línea de cinco cerca de su área, cuatro por delante y el punta solo para recibir pelotazos.
España salió mucho más decidida, rápida, intensa y profunda que el viernes. En apenas 12 minutos, ya había lanzado cuatro saques de esquina. Costaba salir del atasco, pero existía la sensación de peligro permanente. Negredo, de espectacular chilena, obligó a lucirse a Loria. El esperado gol número 200 de la era Del Bosque, llegó tras una combinación extraordinaria entre Pedro e Iniesta que culminó el ‘Tiburón de Vallecas’. Suma ya 10 goles en 19 partidos con la selección, de los que sólo dos jugó completos. Y en los últimos cinco compromisos, hizo cuatro dianas. Enseña las garras a Diego Costa, quien debate si alistarse a ‘La Roja’ o a la ‘Canarinha’.
El gol relajó a los españoles. Un par de distracciones y desajustes defensivos y una falta innecesaria obligaron a intervenir tres veces a Casillas antes del descanso. Paradas impensables tal y como se planteaba el duelo. Pero en cuanto la campeona mundial se desplegaba, Navas y Negredo percutían. El ariete dispuso de dos ocasiones pintiparadas para abrochar el triunfo en el tramo final del primer período, pero el poste y un defensa bajo palos lo evitaron. Por inferiores y nobles que sean los rivales, cuesta desnudarlos en su trinchera.
Tras la reanudación, el dominio local fue abrumador. Irrumpió Mata, que disfrutó de sus primeros minutos con España desde que Mourinho volvió al Chelsea, y marcó nada más salir. Recibió muchas muestras de cariño porque es un tipo muy querido por sus compañeros. Con todo resuelto, era el momento de dar descanso a Xavi y minutos a Koke, mustio por ese error que costó el gol de Bielorrusia. Quedaba la salida del campo de Iniesta y una ovación de época.