Hungría, nación cristera
Decía Vázquez de Mella, y acabo de leerlo, que “desde el Calvario acá, una sola batalla se vive en el mundo; la que libran incesantemente el naturalismo pagano, de una parte, y el sobrenaturalismo cristiano de otra. Es la lucha del mundo desde hace siglos: los que están contra la cruz, y los que están junto a la cruz”.
Lo que estamos ahora viendo y padeciendo, no es otra cosa que un episodio más de esa lucha permanente entre el bien y el mal, que conturba de un modo sangriento la historia humana. En el trasfondo de cada batalla, cualquiera que sea el pretexto para emprenderla, se esconde un enfrentamiento teológico.
Lo que hoy ocurre, es que al naturalismo pagano que menciona Vázquez de Mella, se han unido quienes, desde el campo político, el económico y el cultural e incluso religioso, y, confabuladas, para tener más fuerza, quieren aniquilar el sobrenaturalismo cristiano. La Cristofobia, sin escrúpulos y con impunidad, se pone de manifiesto y con descaro en España y fuera de España. Ello obliga a quienes queremos “estar junto a la Cruz,” a reaccionar como cristianos y como hombres.
Como cristianos, con aquellas armas a que se refiere San Pablo, es decir, con “las armas de Dios”, que no son carnales, sino espirituales, para poder afrontar las acechanzas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino ..… contra los espíritus malignos” (Rom 10;3, 4 y 13,12 y Ef. 6; 11,12)
Como hombres cristianos, que buscan su fuerza “en el Señor y en su invencible poder” (Ef 6,10) y saben que la paz auténtica, que podría evitar la guerra entre el bien y el mal, no es “la paz que da el mundo, sino la paz de Cristo” (Jn 14,27) vencedor del Maligno.
Es el maligno el que engaña al mundo entero (el que con los ángeles rebeldes fue precipitado del cielo) y se vino a hacer la guerra a la descendencia de la Mujer, a los que guardan los mandamientos de Dios, a los que en virtud de la sangre del Cordero no amaron su vida, por temor a la muerte “ (Apc. Cap. 12).
Por eso, la paz que da el mundo no es la paz cristiana, y, es esta paz cristiana por la que el cristiano ha de combatir, De aquí, que Cristo nos haya dicho: “no creáis que vine a traer la paz a la tierra, no vine a traer paz sino espada” (MT. 10, 34). Es la espada, en lo reinos de este mundo, la que se entrega a “la autoridad ,(que) es un ministro de Dios, para aplicar el castigo al que obra el mal” (Rom 13,4).
De estas consideraciones se deduce lo que Juan XXIII dejó escrito en su Encíclica “Mater et Magistra”, de 15 de Mayo de 1.961 (nª 217): “Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los que la edifican”.
Creo que es una advertencia muy seria, por parte de dicho Papa, a los que confesándose católicos, se olvidan de ello cuando entran en el escenario político, y desconocen o marginan que esa conducta, lejos de conducir a la victoria sobre el mal, facilita su generalización y su gravedad. Lejos de disminuir la Cristofobia, la envalentonan. El odio a los cristianos, es una consecuencia del odio a Cristo. Si a mí me persiguieron –dice Jesús- “también a vosotros os perseguirán. Os he hablado de esto para que cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho”. (Jn. 15, 20 y 16,4).
Esa hora llegó en 1.936, en España, y un timbre de alarma sonó en Noviembre de 1.975. Daba la impresión de que oíamos un repique de campanas anunciando otra hora, que pedimos a Dios que no sea similar.
La fe no se impone, se prepone, pero además –así lo he entendido siempre- se tiene el deber de defenderla. Por eso, hay que oponerse a quienes tratan de dinamitar de una u otra forma el cristianismo. Digo de una u otra forma, porque este objetivo no sólo utiliza el enfrentamiento bélico, sino también el cultural, a través, sobre todo, de la política. Cuando se tiene a la vista el texto citado de Vázquez de Mella, hay que tener presente que el combate se libra, y hoy sobre todo, en el ámbito cultural. Juan Pablo II nos enseñó que una fe que no se convierte en cultura no tiene la operatividad que demanda. De aquí, que cuando se ha hecho cultura, hay que protegerla y defenderá, incluso jugándose la vida.
Los textos sagrados que podían reproducirse, y que así lo prueban, son muy numerosos, como lo son los que nos ofrece la historia de la Iglesia. He aquí algunos ejemplos: “Constantino enarbola la cruz, al grito de “Con este signo vencernos”; las Cruzadas se convocan al grito de “Dios lo quiere”, de San Bernardo de Claraval; la Reconquista se hizo contra el Islam, que invadiendo y ocupando España, trató de adueñarse de Europa; la victoria de Lepanto se lo impidió a los turcos, y esa victoria de Don Juan de Austria se atribuyó a la “Auxilium Christianorum”.
Pero hay más; entre los santos, es decir, entre los canonizados, que están, sin duda, en el cielo, figuran los que hicieron la guerra, o sea, el enfrentamiento bélico en defensa de la fe, desde Reyes, como Fernando III, en España, y Luis IX en Francia, hasta mujeres como Juana de Arco.
Los Vandeanos, al rebelarse contra la Revolución francesa; los ortodoxos rusos, que lucharon contra el comunismo; los cristeros que se enfrentaron a la persecución de Plutarco Elías Calles, en Méjico; y los cruzados españoles de nuestra guerra de liberación nacional, dan testimonio de que la defensa de la fe, es una exigencia de la misma.
Estos antecedentes nos llevan a entender lo que, dentro de la llamada “Unión Europea”, está sucediendo con relación a Hungría, que en su nueva Constitución ha dejado escrito, que sus raíces son cristianas y que quiere que se mantenga su identidad histórica. Por eso, aunque se aleguen otros motivos, está siendo atacada por la artillería mediática, por los gobiernos de otras naciones, y por instituciones comunitarias. ¿No es justo calificar a Hungría de nación Cristera?
Veamos lo que, entre otras cosas dice la Constitución húngara recientemente promulgada:
“Estamos orgullosos de que nuestro Rey San Esteba estableciera el Estado húngaro sobre fundamentos firmes, hace mil años, e hiciera de nuestro país una parte de la Europa cristiana.
Estamos orgullosos de nuestros antepasados, que combatieron por la supervivencia, la libertad y la independencia de nuestro país.
Reconocemos el papel desempeñado por el cristianismo preservando a nuestra nación, a la vez que apreciamos las diferentes tradiciones de nuestro país.
Creemos que nuestra cultura nacional proporciona una rica contribución a la diversidad de la unidad europea.
Declaramos que la familia y la nación, son esenciales para la coexistencia y que los valores imprescindibles que nos unen son la fidelidad, la fe y el amor.
Hacemos constar que después de los acontecimientos del siglo XX, que han conducido a una degeneración moral, es de necesidad urgente una renovación espiritual e intelectual”
¿Qué les parece? Pido a Dios, que Hungría se mantenga firme ante tan poderosos enemigos, y que su ejemplo cunda”.
Excelente articulo D.Blas, le felicito y comparto su deseo sobre Hungria para que cunda como ejemplo.
Excelente artículo, don Blas. Mi enhorabuena de todo corazón. Se lo dice un antiguo militante juvenil de la extrema izquierda marxista. Ojalá Fuerza Nueva hubiera tenido una importante representación en las primeras Cortes de la Democracia. Otro gallo nos cantaría hoy.
O sea que se esta a conmigo o contra mi, no hay alternativa, si se es agnostico, se es automaticamente anticatolico. esta claro que seguimos igual que en tiempos de la inquisicion, desgraciadamente, la iglesia catolica no necesita enemigos externos, con esas ideas es facil de entender que la gente se aleje.
resulta que por ser agnostico no tiene ustd que ser anticatolico, no sea demagogo y manipulador, para eso ya tenemos a los politicos.
Como siempre impecable don Blas. Lección magistral sólo al alcance de los que tenemos la suerte y el privilegio de leer AD.
Que Dios lo bendiga
Un abrazo fraternal.
Excelente comentario. La cuestión está en saber defender las propias creencias, sin los tontos “complejos” que tanto abundan actualmente. Si yo creo en Cristo, no tengo por qué acomplejarme, ni mucho menos avergonzarme de manifestarlo. El que no crea es muy libre, igual que yo soy libre de creer y de manifestar libremente cuales son mis creencias. Un saludo a todos.
Muy buena explicación, Don Blas. Hungría se está comportando valiéntemente a todos los niveles, y merece nuestro apoyo. A nivel personal, familiar, de amigos….la fé se propone y no se impone. A nivel estadista, aun proponiendo (no sé del todo cómo lo haría), creo que es una responsabilidad social implantar la fé que sustenta a nuestras naciones y nos hace grandes desde hace siglos. Con los medios que el Estado pusiese en mis manos: legislación, educación, propaganda… Y las fuerzas del orden deberían sustentarlo. Como ya se ha hecho en otras épocas, no es un sueño. Pero para hacerlo realidad… Leer más »
Los sionistas ocuparon por ters veces la gobernación de Hungría durante el S XX. Y tratan de volver a ocuparla.
Don Blas, sembrado está usted, yo sigo al lado dela cruz, y me ha recompensado con una señora que será mi esposa, aragonesa ella, y excelente persona, Dios siempre se acuerda de los suyos, aunque parezca que es tarde.
Muy bien don Blas
Partidos como AES pueden volver a cristianizar a España. Partidos laicistas como el PP y las sotanas de intereconomía son el lado derecho del mal y traicionan a los católicos.
«Eres más tonto que un obrero votante del PSOE».
«Eres más tonto que un católico votante del PP».
Buenas comparaciones.
No me refiero a ti, por supuesto.
Yo pido también, Don Blas, que Hungría y alguna nación se mantenga firme. Mientras exista una nación en pie, hay esperanza.
Pues ya se han cargado al primer ministro hungaro, que ha sido acusado de plagio en su tesis doctoral.
Este fue quien planto cara a los bancos sionistas, a la ue y al fmi diciendo que el banco central hungaro no solo esta para hacer dinero, sino para que esta para los intereses y servicios de los hungaros.
A Hungría le están buscando las cosquillas con el principal instrumento del poder, la finanza y los bancos usureros transnacionales. Esto no es nuevo, lo mismo le hicieron a Alemania después de la primera guerra mundial y tambien los primeros años de gobierno de Hitler, de ahí viene la expresión utilizada por él diciendo que”Los alemanes no comen oro , la mayor riqueza de Alemania son los brazos de los alemanes”, esta frase de Hitler es una forma de decir de manera llana que la economía productiva y que el trabajo es lo que realmente da riqueza a un pueblo… Leer más »
Pues esa frase es muy correcta. Invertir en economía productiva, industrial y de conocimiento es sembrar el desarrollo de la nación. Durante muchos años, la mayor riqueza de España demostró ser los brazos de los españoles. Y su cabeza también.
Y creo que si queremos podría volver a serlo.
Un cordial saludo.