Basuras en las calles y en las conductas
Basura en las calles, basura en lá política, basura en nuestro comportamiento y basura en nuestras conciencias. Toda España es hoy un enorme vertedero donde la podredumbre y la corrupción rebasan la capacidad de los contenedores. No hay noticia buena que no venga seguida de un “pero…” que echa por tierra nuestras expectativas. España vive momentos de inquietud, de lucha soterrada ante las injusticias que dominan nuestras vidas y las falsas ilusiones que ya nadie cree. Hemos convertido un bonito y hermanado país, que fue orgullo de propios y envidia de foráneos, en un semillero de discordias, deslealtades y rencores. Los puntos cardinales ya no marcan latitudes y posiciones, sino absurdas diferencias.
Las huelgas y manifestaciones de protestas son espectáculos habituales en la escena madrileña. Para esto sí somos la Capital de ese conglomerado de repúblicas bananeras, al que ya nadie se le ocurre llamar Reino, porque éste no existe más allá de los que se aferran a una quimera y no quieren ver la realidad.
La basura invade y contamina no solo las calles madrileñas por esa nauseabunda huelga de los hoy mal llamados barrenderos, sino también los despachos, entidades y hemiciclos oficiales, en los que llevan acumulándose durante años. Todo es basura y corrupción en esta nación a la que llamábamos España y ahora utilizamos los más insospechados nombres para designarla. Ya no es país, ni nación, porque esos dos términos se los han apropiado comunidades regionales que renuncian a su pasado histórico y se estiman autosuficientes, aunque sean conscientes de que acabará pasándoles factura. Hasta los alemanes, los verdugos de Europa en pasadas épocas y hasta hace algo más de dos décadas con un Berlín convertido en capital del Muro de la discordia y la vergüenza, se atreven a sacar pecho y llaman a Madrid, Capital de la Basura, lo que ellos fueron hasta que la ayuda americana de la posguerra los libró de los escombros, el hambre y la servidumbre para volver a hacernos la faena.
Si ya sé que está Madrid convertido en el vertedero de la podredumbre que hoy invade a toda España. Todos los descontentos, incluso los que cruzan nuestras fronteras de manera ilegal, han elegido nuestras calles y plazas para airear su protesta unos y exigir unos derechos que no tienen otros. Y los residentes en este municipio hemos de fastidiarnos cada vez que una empresa cierra, unos sin papeles no tienen trabajo y vivienda, como gran número de españoles, y la desidia de un incompetente gobierno recorta una prioridad al ciudadano. Sin omitir, por supuesto, los juicios y litigios, de los que hicieron de sus cargos la descarga y solución de sus problemas.
No es nada extraño que en este convulso y corrosivo país, los barrenderos hagan huelga, que me figuro será justificada, aunque no bien recibida por el ciudadano tan excesivamente machacado. Lo que resulta chocante es que en lugar de quedarse en casa los ociosos huelguistas, se dediquen a ir por las calles, vaciando y esparciendo el contenido de las bolsas que se hallan dentro de los contenedores, que queman y destrozan. Hay que aclarar que los del servicio de limpieza, que recogen la basura domiciliaria, no están en huelga. Es decir, que los “ociosos” empleados que deben barrer las calles, con sus escobas y carritos, no solo se niegan, sino que dedican su “laboriosidad” a llenarlas de residuos e inmundicias depositadas en sus recipientes. Me gustaría saber qué panorama presentan los portales y calles de los piquetes y dirigentes sindicales. Seguro que sus contenedores no han sufrido daño alguno. Ni tampoco los de la famosa “milla de oro” y otros lugares privilegiados, entre ellos el domicilio de Ana Botella, nuestra cuestionada alcaldesa, principal responsable de esta inmundicia callejera, al no responsabilizarse y corregir tantos despropósitos que son de su exclusiva competencia. Ella recorta, la empresa contratada lo hace también y los trabajadores, se ven expoliados, cesados y más recortados aún, como último eslabón de esta ofensiva cadena.
A mi esta huelga me huele a cabronada. Me gusta ser claro. Estimo que hay servicios ineludibles que los sindicatos deberían meditar sus pros y contras antes de declarar la huelga indefinida, ya que supone un nuevo castigo a la ciudadanía. Una cosa es protestar ante sus jefes o empresa y otra muy distinta y hasta punible, ir desperdigando de mala manera y por jorobar al ciudadano, desperdicios y residuos de contenedores que no son de su incumbencia. .
Al paso que van y visto el proceder de estos individuos, el ciudadano que es ajeno a este problema, tendrá que salir con mascarillas o encerrarse a cal y canto en sus domicilios para evitar una epidemia y ser invadido por ratas e indeseables criaturas que no tardarán mucho en aparecer. ¿Y esto es lo que les mandan los sindicatos?. Pues ya podían ir a echarle la basura a las puertas de sus dirigentes.
Creo que estos indignados trabajadores, que pueden tener motivos más que suficientes para protestar, deberían dedicarse a jorobar a los cargos municipales que en mala hora privatizaron la empresa y a los directivos y responsables de ésta. Es la consecuencia del compadreo de los cargos municipales y comunitarios con las empresas que no son las más adecuadas y restringen sus servicios en cuanto los beneficios bajan de los altos niveles a los que estaban acostumbrados. Lo ideal sería que nuestras autoridades municipales y comunitarias se hicieran cargo de estos trabajos y no entregarlos a tiburones y enchufados que cuando no les salen las cuentas a su antojo, las corrigen echando al personal y bajando los sueldos.
Lo que no me explico es que mientras las calles de la ciudad acumulan miasmas e inmundicias, con el consiguiente perjuicio para nuestra salud, la alcaldesa no sea capaz de adoptar una urgente y drástica solución al conflicto. He de resaltar que no estoy en contra de las huelgas, pero sí del proceder de algunos huelguistas. Tengo familiares en paro, como otros muchos, y ninguno lo ha pagado molestando a sus vecinos. ¿No hay sanciones para estos destripa bolsas?
Hezpaña es un inmenso estercolero de Políticos y Jueces corruptos…..en otro tiempo ese basurero se llamó España.
Bueno mirandolo desde esa perspectiva España entera es un basurero gigantesco.
Lo que no entiendo es como no hemos muerto ya de tanta mierda.
Paso diariamente por barios cantones donde se concentran los huelguistas, en concreto av. herrera oria, av. daroca av encomienda de palacios. De punta a punta de Madrid, y todavía no he visto un huelguita o piquete negro.
¿que a pasado con todos estos que estaban por todas las calles barriendo o regando con el camión? ¿ no están haciendo huelga? ¿no quieren ser piquetes?
Solo van a ir al paro los Españoles y por eso defienden su trabajo a un con la perdida de salario que es una huelga.
La milla de oro ya tiene puesto el alumbrado de Navidad, comentándolo con una señora que miraba para unas lámparas horteras como mamotretos y felizmente se sonreía al ver esta iluminación tan absurda le digo…
Si, señora las han puesto antes para que la gente mire la iluminación y pierda la atención a lo que hay por el suelo.
El problema es que nadie tiene legitimidad moral para hacer ningún movimiento. Por un lado el propio poder derivado de esta “mierdocracia” que basa el mismo en el engaño, la corrupción, la demagogia y falta de valores; y por otro lado estos sindicalistas subvencionados con el dinero de todos los españoles, hijos de la izquierda que ha decidido apostar por la implantación de una “mierdocracia liberal” que con la excusa de la “lucha obrera”, reniegan de un orden moral superior al que someter a sus acciones. Como digo, no podemos salir al auxilio ni de unos, ni de otros, lo… Leer más »
Efectivamente, asi es. Que dejen enmarranados los distritos donde reside la alcaldesa, los responsables municipales y los patronos culpables de la lamentable situación que estos señores están viviendo. Si lo hicieran asi, las autoridades sabrían como hacer frente al problema al verse llenos de mierda hasta el cuello, visto lo visto que la población de Madrid les importa un rabano. Saludos desde la Ciudad Condal, hermanos madrileños.