LT.- El sacerdote Jesús Calvo ha establecido una relación causa-efecto entre el Concilio Vaticano II y “los cincuenta años de declive” que vive la Iglesia. En declaraciones hechas en ‘La Ratonera’ del pasado jueves, el párroco leonés culpó al Papa Juan XXIII de iniciar este declive y de ocultar a los católicos la revelación del tercer secreto de Fátima “contra la alta jerarquía de la Iglesia”.

“Para arreglar este tercer secreto fue concebido el II Concilio Vaticano, pero con la intención de no decidir ni condenar nada. Se trata del único concilio que en 20 siglos no ha sido dogmático. Ya dijo Juan XXIII que no íba a obligar a nadie en conciencia, ya que no íba a decidir ni condenar nada. Por eso no sigo las directrices que van contra la tradición. Lo que dijo el Concilio Vaticano II de bueno no es nuevo y lo que dijo de nuevo no es bueno”; señaló el Padre Calvo.

Por otra parte, definió el modernismo como “el conjunto de herejías que ponen en tela de juicio la tradición católica y que viene a arrinconar los contornos dogmáticos, para de esa forma intentar hacer un pacto con el mundo”. Y añadió: “El ‘aggiornamento’ del que habló Juan XXIII era abrir las puertas y las ventanas al mundo para que entrase el aire y resulta que, años más tarde, otro Papa, Pablo VI, dijo que por las rendijas de la Iglesia había entrado el humo de Satanás. ¡No, Santo Padre! ¡Por las rendijas, no! ¡Por las puertas y las ventanas abiertas!”.

El párroco castellano-leonés lamentó asimismo el apoyo dado por el arzobispo de Barcelona a un capellán católico detenido por la Policía por oficiar matrimonios de conveniencia entre inmigrantes sin papeles. “Estamos en la época que San Pablo llamó el misterio de la iniquidad. Esa iniquidad, que incluye la corrupción y a los infiltrados sin fe, está penetrando como un tufo por todas partes”.

– Lo alarmante es que la jerarquía católica parezca ajena a este alarmante declive…

-Pablo VI reconoció este descalabro y que la primavera de la Iglesia que él esperaba no estaba teniendo lugar. Habló entonces de la autodemonización de la Iglesia, pero continuó con el Concilio Vaticano II. Luego vino Juan Pablo II, con todo el populismo del que se rodeó. Fue actor de joven y continuó ejerciendo durante todo su Papado, como besar la tierra al bajarse de los aviones. Como la gente no lee las encíclicas, no se ha enterado de la cantidad de contradicciones de Juan Pablo II con la doctrina católica. Juan Pablo II habló de la apostasía silenciosa. Luego hemos visto cómo Benedicto XVI tiró la toalla de forma tan misteriosa, renunciando al Papado, según dijo, por motivos de edad, pese a tener la cabeza perfectamente lúcida. Se están cumpliendo las profecías de San Pablo y de la Virgen en el tercer secreto de Fátima, que no ha sido revelado porque no interesa. La Virgen no nos habla de ningún dogma. Nos avisa de lo que ya está revelado y, por lo tanto, nos pone en guardia para que, con la oración, la penitencia y la recristianización, tratemos de apartar la ira divina.

Espero que nuestros amigos católicos de Alerta Digital se den cuenta de que estamos bajo el imperio de la maldad y de esta cuesta abajo que va a llevar a la Iglesia a la humillación. La misma humillación de la Pasión que vivió Cristo, aunque luego resucitó, que es lo que le ocurrirá a la Iglesia.

-¿Quién mueve los hilos del Vaticano?

-La masonería, entre otros poderes ocultos. La masonería está metida en la Iglesia, influyendo en todo de una forma diabólica. Está influyendo tanto que ya existe desconcierto doctrinal y contradicciones en la misma Iglesia. Las últimas quince declaraciones de este Papa, que son prácticamente herejías, nos revelan que, si no es el Anticristo, no falta mucho para que Roma pierda la fe y el Anticristo ocupe la sede de Pedro, según nos alertó San Pablo.

– ¿Puede citar algún ejemplo que sea revelador de ese erratismo doctrinal por parte de Francisco I?

-En vez de proponer a los estados que vuelvan a Cristo con una sana religiosidad, lo hace en nombre de una sana laicidad. Quiere mostrarse como un Papa campechano, pero lejos de conquistar almas, lo que hace es el ridículo. Como no vende doctrina, tiene entonces que vender flores y sin convencer a nadie. Sus declaraciones son solo una especie de espectáculo para los medios informativos. Y un Papa no está para dar espectáculo sino para establecer verdades doctrinales.

– ¿Cree que el Rey Juan Carlos I es un católico sincero?

Si fuese católico no habría firmado la ley del aborto. Por firmar esa ley, el Rey está excomulgado según el Código 1398 del Derecho Canónico. Todo aquel que provoca el aborto y se hace ya responsable ‘in causa’ de todas sus consecuencias, eso ya supone la excomunión inmediata. Lo que pasa es que aquí, la jerarquía eclesiástica, ha dicho que se trata de un caso especial. Es decir, que si asesina el Rey no es asesinato, mientras que si asesina cualquier otro, sí lo es. ¿En qué quedamos?  Esto sólo tiene un nombre: cobardía y complicidad a través de los juegos semánticos.