Una guillotina en Sol
El mundo de los sueños es inexplicable y nos juega malas pasadas. Algunas mañanas, nada más abrir los ojos, parece que salimos de una rara “realidad” que nuestra inconsciente ha fabricado, no sabemos por qué, ni con cuales mimbres ha fabricado ese otro mundo tan vívido y palpable.
Evidentemente alguna razón ha de existir para llamar a los deseos íntimos sueños, quimeras o deseos imposibles. Todo ello debe de estar justificado por lo imposible de su realización en la vida real y de la cual queremos escapar a toda costa cuanto ésta nos oprime e indigna hasta lo más íntimo y profundo de nuestro ser.
Pues si, y de ahí lo de la guillotina en Sol, un sueño alarmante que me ha asaltado cual revolución liberadora, dos siglos y pico después de aquella otra que Napoleón llevó a casi toda Europa y que por aquí no triunfó gracias y/o a pesar de Fernando VII. Triunfaron “las cadenas” del absolutismo que aún padecemos a día de hoy.
Una masa andrajosa y sucia en unas calles llenas de basuras y ratas caminaba cual zombies rumbo a la puerta del Sol de Madrid. Amanecía un frió día de otoño, algunas hogueras en bidones rodeados de hombres sucios, que se calentaban como podía y remoloneaban, adornaban las esquinas de las calles aledañas a la plaza, escenario de las ejecuciones diarias que durante los últimos tres meses se sucedían religiosamente cada mañana a las 07:00 h.
Una chocante mezcla de modernismo y miseria hacía más insoportable el hedor dulzón de la sangre que rodeaba el patíbulo, donde una gran cuchilla deslumbraba con el reflejo de las primeras luces del día. Y como cada mañana, salían de los calabozos de la antigua sede de la Comunidad de Madrid, antiguamente Gobernación, una hilera de personajes, antes poderosos, déspotas y omnipotentes dirigentes de una sociedad viciada por la corrupción a todos los niveles.
Las gentes se agolpaban y se comentaban unos a otros los nombre y tropelías que habían cometido. – Ese era el dirigente de tal sindicato, si aquel que se hizo un chalet en la Rozas, ¿recuerdas?- y aquel otro, el director del Banco tal, y mira ese otro es el que dirigía el partido en Andalucía, jajaja, ¡se le van a atragantar los mariscos!
Tras una breve lectura de las actas con las acusaciones por los delitos cometidos contra la sociedad, eran arrodillados, ahora si, para servir por última vez y de verdad a una causa: La limpieza moral y radical de la sociedad que ellos mismos habían arruinado y llevado a los más olvidados rincones de la miseria material y moral.
Un sonido seco seguido de gritos y aplausos llenos de un dolor culpable y liberador hacían de la puerta del Sol el escenario de un espectáculo temible, donde se aplicaba la ley de la desesperación, aquella a la que se llega cuando se toleran las injusticias una y otra vez y cuando aquellos encargados de administrar y servir, viven para servirse y aprovecharse de los administrados.
Ya no existían autonomías, ni sindicatos, ni partidos, ni casa real, ni institución que pudiera aguantar la ira de un pueblo desesperado, esquilmado, harto de tanta miseria moral. Todo comenzó con los asaltos a las sedes del sistema, la quema sistemática de cuanto oliera a “orden establecido” y llegamos a los juicios sumarísimos y las guillotinas que antaño aquí no vimos y ahora eran pieza fundamental de cada plaza, como antiguamente lo eran las “Picotas”.
Un gran campanazo dio fin a la ceremonia y … gracias a Dios, era el despertador.
España en estos momentos lo que necesita con celeridad, es una revolucion al estilo frances.
Muy bien, pero cuidado con estas cosas, no vayan a ser que os acusen de “Incitación al asesinato”.
Muchos hemos tenido ese sueño, incluso despiertos.
Es más, le aseguro que, como residente en la Capital de España, estaría dispuesto a pagar de mi propio bolsillo esa guillotina sita en Puerta del Sol.
Hilarante fragmento de la pelicula “El Maestro de Esgrima”, basada en la novela del mismo titulo
http://www.youtube.com/watch?v=6s-tH1dsu1c
duracion: 26 segundos
Muy bien traido, gracias.
¡Magnífico! Jajaja.