La corrupción política, la inmigración invasiva e ilegal, los recortes, el desempleo, los impagos, la delincuencia común, el separatismo vasco y catalán, los desahucios, las calamidades familiares, la amnistía encubierta para terroristas y asesinos en serie, los cierres de empresas, el fallecimiento masivo de ancianos por desnutrición y falta de atención primaria, y las perspectivas sobre un futuro incierto, han conseguido que la población española huérfana de clase media, se encuentre en un proceso agónico de muerte lenta o en un retroceso claro hacia la esclavitud.

Pero, sorprendentemente y mientras todo esto tiene lugar, la castuza bosteza y toda se mira el ombligo fingiendo preocuparse por problemas de mayor calado, como por ejemplo, su pase a la reserva o buen retiro colocándose en consejos de administración de grandes multinacionales, al objeto de asegurarse ingresos millonarios que, unidos a las pagas vitalicias como ex dirigentes del sistema, les asegurarán una vida muy placentera hasta que les llegue la hora de rendir cuentas a Dios y a la Patria.

Es muy importante que hagamos hincapié continuamente en este tema, hasta que caiga sobre las conciencias como un latigazo, pues al fin y a la postre, la codicia es el motivo principal de toda esta serie de despropósitos que nos han conducido hasta aquí. Hasta que estos episodios y estos comportamientos tan abyectos, no calen en las mentes de todos aquellos españoles honrados que se hayan sentido víctimas, el pueblo no estará lo suficientemente herido como para ponerse en pie, salir a la calle, y lanzar un grito unánime que diga ¡A por ellos!

La legislación española, al parecer, prohíbe que sus señorías trabajen para una empresa privada durante los dos años siguientes al “destete de la ubre nacional”, a menos que se les autorice expresamente. Lo que ocurre, es que esas autorizaciones las expiden a su vez los amigos de los que se van a colocar. O sea, que es un mero trámite administrativo en lugar de una justa evaluación sobre la conveniencia o no de tal nombramiento. Pero lo fundamental, es que estos chollos no son otra cosa que la recompensa por la toma de decisiones en los procesos de privatización de esas compañías.

En el ámbito energético esta práctica se lleva “la palma”, seguramente a causa de la liberalización del mercado eléctrico, provocando los movimientos necesarios y los posicionamientos empresariales estratégicos para ampliar el volumen de negocio de estas multinacionales.

La castuza no pierde el tiempo, porque mientras el pueblo llano y trabajador agoniza entre comedores sociales, contenedores de basura, y pasando frio en sus hogares por no poder encender la calefacción debido al alto coste de la electricidad, ellos, los de la casta, se lo siguen llevando crudo en esas compañías eléctricas con una desvergüenza propia de la más vil de las tiranías, y además, con la cobertura legal de este sistema corrupto que ellos nos trajeron, y en virtud del cual han cometido y cometen todo tipo de tropelías, desmanes, desafueros, atropellos, arbitrariedades, abusos e injusticias.

La deducción es sencillísima a tenor de la evidencia, ¿cómo es posible que miles de jóvenes españoles brillantes donde los haya, con sus carreras, idiomas y doctorados tengan que irse al extranjero a buscar empleo, mientras los de la castuza se colocan de inmediato en grandes multinacionales sin opositar ni acceder a concurso alguno?

No es necesario identificarse políticamente, para elaborar esta lista de sujetos que se orinan sobre las cabezas de los contribuyentes, y encima les dicen que llueve.

Ángel Acebes, en Iberdrola.

José María Aracama, en Gamesa.

Ángeles Amador, en Red Eléctrica.

Juan María Atutxa, en Iberdrola.

José María Aznar López, en Endesa.

Manuel Azpilicueta, en Solaria.

Carmen Becerril, en Acciona.

Carlos Borbón-Dos Sicilias, en Abengoa. Primo de Juan Carlos I.

Josep Borrell, en Abengoa.

Miguel Boyer, en Red Eléctrica.

Pío Cabanillas, en Acciona.

Santiago Cobo, en Gas Natural Fenosa. Marido de Teófila Martinez.

Ana Cuevas Tello, en Red Eléctrica. Hija de José María Cuevas.

Manuel De Vicente-Tutor, en Solaria.

José Domínguez Abascal, en Abengoa.

Carlos Espinosa de los Monteros, en Acciona.

Nemesio Fernández-Cuesta, en Gas Natural Fenosa.

José Folgado, en Red Eléctrica.

Felipe González Márquez, en Gas Natural Fenosa.

Miriam González, en Acciona. Esposa de Nick Clegg, viceprimer ministro británico.

Antonio Hernández Mancha, en Enagás.

Ignacio López del Hierro, en Iberdrola. Marido de Dolores de Cospedal.

David Madí, en Endesa.

Joan Majó Cruzate, en Endesa.

Manuel Marín, en Iberdrola.

Ricardo Martinez Rico, en Abengoa.

Braulio Medel, en Iberdrola.

Marcelino Oreja Arburua, en Enagás.

Heribert Padrol Munté, en Gas Natural Fenosa.

Ana Palacio, en EDP y Enagás.

Ramón Pérez Simarro, en Enagás.

Miquel Roca Junyent, en Endesa. Abogado de la infanta Cristina.

Javier Rupérez, en Abengoa.

Elena Salgado, en Endesa.

Paloma Sendín, en Red Eléctrica.

Luis Solana, en Abengoa.

Gonzalo Solana, en Enagás.

Pedro Solbes, en Enel.

José Terceiro Lomba, en Abengoa.

Isabel Tocino, en Enagás.

Josu Jon Imaz, en Petronor.

Luis Valero, en Enagás.

Juan Verde, en Abengoa. Asesor de Barack Obama.

Narciso Serra, en Gas Natural Fenosa.

Magdalena Álvarez, en el Banco Europeo de Inversiones.

Bibiana Aído, en ONU-Mujeres.

José Antonio Ardanza, en Euskaltel.

Leire Pajín, en la Organización Panamericana de Salud.

Luis Atienza, en Red Eléctrica Española.

Josép Piqué, en Vueling, Applus.

José Luis Olivas, en Enagás.

José María Michavila, en JP Morgan.

Eduardo Zaplana, en Telefónica.

Rodrigo Rato, en Telefónica.

Juan Costa, en Ernst & Amp; Young

Luis Carlos Croissier, en Repsol.

Es importante señalar que los que NO figuran en esta lista, salvo escasísimas excepciones, no quiere decir que no estén bien colocados, que lo están, pero se dedican a otros menesteres en asociaciones a costa del presupuesto, en organismos internacionales donde nadie sabe lo que hacen, o simplemente, viven de las pagas vitalicias con las que les ha recompensado el sistema por sus años de pesebrismo.

No es de extrañar por tanto la defensa a ultranza que todos estos individuos hacen del entramado político que han creado en torno a los partidos y sindicatos, solo con el fin de lucrarse y entregar unas migajas en forma de empleo público a los que les aplauden en los mítines. El resto de los ciudadanos, ya se sabe, a trabajar, pagar y callar.

El mismo Felipe González en 1984, dos años después de barrer en las urnas con una mayoría aplastante, con Roldán como delegado del Gobierno en Navarra, con Mariano Rubio como Gobernador del Banco de España, con Carmen Salanueva como directora del BOE, y con 117 españoles asesinados por la ETA en los dos años que llevaba de mandato, decía: – “Aquí lo importante es que la democracia esté sana”. Fin de la cita.