Las parábolas, las fábulas y los cuentos son siempre excelentes técnicas para explicar, enseñar y transmitir ideas. En España, con un idioma tan rico y tanta Historia de la que aprender, han sido los refranes, dichos, máximas, adagios, aforismos, proverbios, sentencias y multitud de locuciones y expresiones al uso, lo que ha marcado siempre una manera muy peculiar de enseñar, pues la mayoría de ellos encierran una advertencia sobre todo de tipo moral. Sin embargo, nada de lo recogido en ese gran abanico de interpretaciones ha servido para invertir la tendencia que durante todos estos años de decadencia moral nos ha precipitado al abismo.

Todavía hay quien se pregunta cómo hemos llegado a la situación actual en lo político, en lo económico y en lo social, sin que hayamos reaccionado como pueblo ¿Qué nos ha ocurrido? Permítanme que traiga a colación una metáfora, al objeto de intentar explicar de una forma muy sencilla, por qué hemos sido víctimas de un sistema político, que dirigido por una banda de golfos de diversos colores y pintas, nos ha conducido “democráticamente” hasta este caos y esta auténtica babel.

Olivier Clerc, escritor y filósofo francés escribió con un lenguaje sencillo y comprensible, la fábula de “La rana que no sabía que estaba hervida”, en la que muestra cómo un deterioro inducido lentamente, puede pasar totalmente inadvertido sin provocar ningún tipo de reacción.

Imagínense una olla llena de agua y puesta en el fuego, y en cuyo interior nada tranquilamente una rana. La cacerola se calienta a fuego muy lento. El agua llega a estar tibia, pero, a la rana le parece agradable y sigue nadando. La temperatura empieza a subir; ahora el agua ya está más caliente de lo que suele gustarle a la rana, pero ella no se inquieta, pues ese calor le produce somnolencia. El agua ya está muy caliente y a la rana le empieza a resultar desagradable, pero se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar sin hacer nada más. La temperatura del agua continúa subiendo hasta que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la cazuela. Si la hubiéramos sumergido de golpe en el recipiente con el agua muy caliente, ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto. Esto nos demuestra que un deterioro, si avanza lentamente pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción ni oposición ni rebeldía.

El señor Suárez, secundado por los partidos del sistema y los sindicatos mayoritarios, nos metieron a todos en un enorme caldero de agua bajo el nombre de democracia, y lo pusieron al calor de una Constitución que lentamente nos fue produciendo una suave y agradable sensación. Ellos, los 450.000 parásitos de la casta, se limitaron a mantener el fuego encendido, y alrededor de éste pusieron a bailar a sus palmeros y paniaguados que como recompensa a su afiliación y aplausos en mítines, los habían colocado previamente en multitud de chiringuitos de esas 17 autonomías políticas, que son el cáncer que nos devora con especial virulencia. Pues bien; en el agua del caldero nadamos los votantes por un día y contribuyentes de por vida, que en definitiva somos los que mantenemos con nuestro esfuerzo y sacrificio vía impuestos, a toda esta castuza pesebrista de la mamandurria.

Con el paso de los años y nadando tranquilamente en el caldero democrático, nos hemos creado un falso clima de bienestar; y ahora, cuando estamos al borde del abismo, cuando el agua ha ido subiendo de temperatura, evitamos escapar de la realidad para eludir los problemas y la resolución de los mismos. Al llegar a este punto crítico, y faltos de capacidad de reacción por la somnolencia lenta a la que nos han sometido, entonces, buscamos un culpable fácil a quien señalar sin mirarnos el ombligo. Nos enojamos y arremetemos contra los que nos refrescan la memoria y nos recuerdan aquellos avisos y consejos desaprovechados, y mientras, el agua sigue subiendo de temperatura y las consecuencias negativas siguen su curso a pasos agigantados, pero, el esfuerzo que requiere controlar la situación y remontarla, es tan grande, que nos derrumbamos con riesgo de acabar hervidos como la rana de la fábula.

Nos han ido preparando psicológicamente para aceptar condiciones decadentes en todos los órdenes. El bombardeo permanente de lo “políticamente correcto” por parte de los medios de comunicación del sistema –principales responsables y piezas clave en este desastre nacional-, nos ha lobotomizado de tal manera, que ya no podemos dar sentido a las cosas ni llamarlas por su nombre sin ser perseguidos por la casta y su ejército de “jefes políticos”.

Así que, si nos sentimos engañados, timados, estafados, burlados y decepcionados por esta banda de traidores, no esperemos a que nos pase lo que a la rana de la fábula, peguemos el salto y salgamos de la cazuela con las pocas fuerzas que nos queden, antes de que sea demasiado tarde.

No caigamos en la trampa tendida por la castuza. Todos hemos sentido durante estos últimos años cansancio, desgana, desinterés, indiferencia, repugnancia; nos hemos sentido fracasados ante proyectos que no tuvieron éxito. Pero cuidado, el bipartidismo, consciente del hartazgo del pueblo, prevé una abultada abstención en los próximos comicios, cosa que a ellos les importa relativamente, pues como he dicho al principio, tienen varios millones de votos asegurados de sus palmeros y estómagos agradecidos que hacen mucho ruido, y que están felizmente colocados en chiringuitos para los que no ha habido recortes de ningún tipo. Por lo tanto, les bastarían esos millones de votos para continuar amorrados a la ubre nacional, sintiéndose legitimados por las papeletas que sus acólitos depositen en las urnas, aunque su número sea abrumadoramente inferior a la cifra de abstenciones.

Ante este panorama, decía don Roberto Centeno en “La Ratonera”, que hay que votar en blanco o a formaciones como VOX, UPyD o CIUTADANS (en ningún momento se pronunció sobre el proyecto SOLUCIONA). Con todo mi respeto creo que se equivoca usted profesor. El voto en blanco es el voto cobarde, pues puede que reduzca la presencia de diputados españoles en Estrasburgo como usted dice, no lo sé, pero lo que sí sé, es que esas ausencias no cambiarán para nada las cosas, más bien las empeorarán, pues habrá países cuyos votantes no secunden ese voto en blanco y entonces, el poder de decisión que adquieran los que manejan ahora mismo el cotarro sea todavía mayor.

En cuanto a las agrupaciones que usted señala de forma reiterada debo puntualizar:

VOX es más de lo mismo, es Abascal en estado puro, o sea, mimado, amamantado y vitaminado por el PP; el señor Vidal Quadras lleva sirviéndose del sistema un montón de años, es uno de esos eurodiputados a los que usted señor Centeno le atribuye más de 15.000 euros mensuales sin pegar ni golpe; es uno de los que no quiso renunciar a viajar en business como usted seguramente sabe. Nada nuevo ante el horizonte de España, simplemente, continuar en el pesebre de Estrasburgo sin perder los privilegios y las prebendas de la “vida padre”.

En cuanto a UPyD no hay que olvidar que buscan principalmente el voto socialista, de ahí que Toni Cantó secundara la postura de Elena Valenciano ante los sucesos de Ceuta, y su líder Rosa Diez, se sintiera muy ofendida porque sonara el himno nacional de España durante el ofertorio de la santa misa en el funeral de Suárez. No es de extrañar por tanto que apoye el matrimonio homosexual, no sea contraria al aborto, y proponga la desaparición de la enseñanza religiosa en la escuela pública. Rosa Diez ha hecho olvidar su paso por la Consejería de Comercio y Turismo del Gobierno Vasco, período en el que, Antonio Mingote publicó una viñeta que le costó una querella promovida por ella en 1994. A raíz de un atentado de la ETA, Mingote dibujó un cadáver rodeado de personas mirándolo, titulado “ven y cuéntalo” -slogan de la señora Diez-, entonces, doña Rosa -que ahora busca la bandera del antiterrorismo-, sintió aquella viñeta como un ataque a su campaña y a ella. La querella finalmente fue desestimada en 1996.

En cuanto a CIUTADANS voy a ser muy breve, aparte de nacer en una circunscripción muy reducida como Cataluña, su líder Albert Rivera –de quien es verdad que nadie puede decir que se haya pringado-, inicia su andadura con la Constitución en la mano, y es precisamente esa Ley de Leyes, una telaraña que detiene a las moscas y deja pasar a los “pájaros”.

¿Qué nos queda señor Centeno? Lo emplazo a que conteste usted en el próximo programa de “La Ratonera”.