?BD.- La noticia nos llega desde italia: 800.000 aspirantes a la inmigración ilegal están esperando en la orilla sur del Mediterráneo su partida hacia Europa. Italia se encuentra en primera línea para acoger ?a todo esta gente que huye de sus respectivos países. “Ya no tenemos sitio para acogerlos y los habitantes de las ciudades costeras están inundadas por la llegada constante de extranjeros”, advierte el jefe de la Policía de Fronteras, Giovanni Pinto.

?Esta ola gigantesca de extranjeros que provienen en su gran mayoría de países que no están en guerra? y se amontonan a las puertas de Europa guarda una relación innegable con la nueva ley votada por el senado italiano el 21 de enero pasado que despenaliza la inmigración ilegal. La ministra de la Integración de origen congoleño, Cécile Kyenge se congratula del progreso de esa medida “que demuestra que Italia es un país civilizado que respecta la diversidad”.

?Si conocemos los usos y costumbres que rigen en los países al sur del Mediterráneo, más bien nos inclinaríamos a pensar que a medida que se acercan los pueblos que viven bajo el yugo de una religión anácronica y oscurantista, es más bien Europa que se está descivilizando, al tiempo que la diversidad evocada por la ministra se transformará con el tiempo en una uniformidad conmo la que aplasta a las sociedades de donde provienen estas masas de invasores.

?La diputada del Partido Demócrata, Nadia Ginetti, aplaude la nueva ley, ya que según ella la criminalización de la inmigración ilegal no impedía la llegada de inmigrantes y había transformado el Mediterráneo en la tumba de muchos inmigrantes?. Dicho de otra manera: esta ley está concebida para fomentar los flujos migratorios con la seguridad de que todo será hecho para evitar los naufragios en el mar. Se trata no de disuadir a la inmigración ilegal sino de favorecerla y facilitarle la tarea.

?Las campanas tocan a muerto para los pueblos europeos. Estos son reemplazados sin que los hombres y mujeres de los distintos gobiernos europeos se sientan en la necesidad de disimular sus intenciones.?

800.000 nuevos inmigrantes van a desembarcar en Italia en los próximos meses y desparramarse por una Europa en donde pasan fatigas y miserias más de 20 millones de personas que no tienen empleo y más de 100 millones de pobres.

800.000 inmigrantess ilegales suplementarios. 800.000 personas que saben que aquí no hay trabajo para ellos. 800.000 personas a los que habrá que atender de alguna manera, que tendrá que cobijarse en algún sitio, que se presentarán en los hospitales y los comedores sociales apenas desembarquen. 8.00.000 nuebvos inmigrantes ilegales que se lanzarán por toda Europa a sobrevivir de cualquier manera, incluso recurriendo al crimen.

¿Los europeos no tenemos acaso bastantes problemas, no nos enfrentamos ya a situaciones de necesidad y penuria, como para que nuestros dirigentes nos echen a las espaldas más peso y nos agobien con más dificultades?

En los años 80 los inmigrantes eran llamados minoría invisibles. No había de qué preocuparse, nos decían. En los 90 ya se habían vuelto visibles, pero seguían siendo minorías. Por lo tanto el problema no era grave, nos tranquilizaban. Después estas minorías se convirtieron milñagrosamente en una fuente inagotable de beneficios para las sociedades de acogida (iban a pagar las pensiones, darían un nuevo impulso demográfico y vital a las sociedades europeas envejecidas, venían a enriquecer nuestra decadente cultura…). Cuando ya no se pudo negar más la evidnenia, se lanzó la fórmula mágica de que la sociedad perfecta debía ser multicultural.

Al ritmo de las llegadas masivas de nuevos inmigrantes, que nada frena, ni siquiera el proverbial racismo del hombre blanco europeo, dentro de unas pocas décadas las minorías se habrán convertido en mayorías y la sociedad multicultural se transformará al final en una cultura y un culto únicos.