Los descojonados del 25M
TLG.- Aún se arrastra el eco del mensaje descacharrante del Partido Popular, viralizado a través de las redes, para movilizar a sus militantes: «Querido amigo, acude SÍ o SÍ al acto de campaña que celebramos con… en… La desidia impera en nuestras filas y tenemos que evitar seguir haciendo el ridículo en eventos sin público». No es raro que el PP haya reaccionado con una pataleta enrabietada hasta ir a los tribunales, porque el mensaje no era la clásica humorada por Internet sino algo mucho más corrosivo: ¡parecía verdad! Con los sarcasmos de sal gorda no pasa nada; pero ese mensaje verosímil retrataba ácidamente la realidad de la campaña sin público, desde el mitin del PP en el cinturón de Madrid ante tres personas hasta lo ocurrido ayer en Málaga, citados en un pequeño pabellón, o en Valencia, donde se sustituyó la plaza de toros, escenario fijo de sus mítines, por el Ágora de Calatrava, tres veces menor, y hubo que fletar más de cien autobuses para arrastrar a militantes de los pueblos a punta de carnet. La coña viralizada por WhatsApp se parecía peligrosamente a la realidad.
Se entiende la inquietud de la casta ante lo que llaman ‘desafección de la política’, un eufemismo frío para evitar admitir que la gente está hasta los mismísimos. La ruptura con la política no es un fenómeno nuevo -véase el CIS- pero sí acelerado con la crisis a medida que el Estado del Bienestar se hacía añicos abriendo un abismo entre los perdedores y una casta demasiado corrompida con privilegios incomprensibles, desde estar aforados, algo excepcional en las grandes democracias mientras aquí hay diez mil, hasta ese pack de dietas, billetes en primera, iPad, Visa y coches oficiales. Estos años se ha cebado el instinto nacional de ‘la cólera del español sentado’ (Lope); claro que al menos la indignación supone tensión política: el amor y el odio, como razonaba Horacio, son sentimientos comunes porque expresan un vínculo poderoso. Sólo se puede odiar algo o alguien a quien se está muy unido. Los indignados en el fondo están muy politizados. Lo que de verdad acojona a la casta es la indiferencia, el abstencionismo emocional.
La gente ha ido pasando del cabreo a chotearse de los líderes en esta campaña, con un hartazgo cínico. De los indignados del 15M a los descojonados del 25M. Y eso sí que es jodido. La risa mata el miedo, razonaba Eco en ‘El nombre de la rosa’, «y sin miedo no hay temor de Dios». Y quien dice Dios, dice los diosecillos de la política. La risa es el final del respeto, de plegarse al sistema. Parece que se ha pasado de políticos amados -Suárez, el primer Felipe- a odiados -el último Felipe, Aznar – y finalmente ridiculizados -ZP o Rajoy-. La risa, como razonaba Hobbes, expresa superioridad; y la clase política ya puede inquietarse porque el desdén de tomárselos a chufla es la última frontera. Algo de eso está pasando.
Me parto el lomo,ya se han ido de vareta y cantan que se joden,ya estan empezando a pasar por el confesionario totalmente vencidos,desarmados y humillados,polticastros y chusmas asociadas,por arriba y por abajo.
Se os acabo la merienda y ahora viene Don Paco……… con las rebajas,exclusivas para vosotros.
Es que alomejor del mitin y del meto voto meto al paredon……..,los corruptos,ladrones,vividores de lo ajeno,triperos,enchufados,afiliados y demas parentela y la madre que los pario ya dicen,ya comentan,que no me vean por si acaso.
Jo,jo,jo,ji,ji,ji,……………….llego la hora amigos vividores.