Elecciones, decepciones y abstenciones
Esta vez el pueblo ha hablado con su silencio y ha mostrado su desilusión hacia los políticos a través de su abrumadora abstención, de la que esta vez he formado parte,. Es la primera vez desde que nos ofrecieron este símil de democracia que he faltado a mi responsabilidad ciudadana cansado ya de ser títere en este teatro de marionetas. Y si no cambian las caras de los que llevan décadas mangoneándonos no será la última. Ya estoy más que harto de ver siempre las mismas caras en la política activa, gozando de excesivos privilegios, mientras la ciudadanía que los elige, continúa pasando hambre, sufriendo desahucios y soportando calamidades. Subir otra vez la empinada cuesta sobre la que han colocado mi colegio electoral para dar mi voto a los que no se lo merecen, ni van a hacer nada por solucionar nuestros problemas ante la despótica Unión Europea, pues las listas de aspirantes a eurodiputados se repiten una y otra vez como si fuera un disco rayado, me parece más propio de un cretino que de un ciudadano sensato. Aunque muchos opinen lo contrario.
Si tuvieran vergüenza y responsabilidad, lo correcto sería que dimitieran de sus cargos, ante esta manifiesta repulsa general y dejaran su puesto a mentes más lúcidas y conciencias más sanas. No obstante, ellos continuaran ordeñando la vaca nacional hasta que se sequen del todo sus escuálidas ubres. ¿Me quieren decir qué van a poder hacer en Europa, feudo exclusivo de la poderosa Merkell y sus acólitos, nuestros cincuenta y cuatro diputados?. Reírle las gracias, aceptar sus imposiciones de recortes y austeridad y permitir que echen de sus tierras, a los que forman parte de esa Unión Europea y no encuentran trabajo de momento. Según el Tratado, “todos los ciudadanos pertenecientes a países de la U.E. tienen libertad de irse a otros países de la misma sin necesidad de permisos de trabajo. Es un derecho que gozan todos los ciudadanos de la UE”. A la señora Merkell no deben importarle mucho los acuerdos firmados cuando no les interesan a sus propios intereses y amenaza con echar en el plazo de seis meses a los españoles, entre otros, que permanezca en su país sin encontrar trabajo. Ya ha olvidado la acogida que dimos a los muchos alemanes que huían de la guerra, el hambre y las persecuciones de los países vencedores. ¡Qué pronto se olvida la generosidad de los demás cuando nos toca corresponder a ella!. Si Europa le hubiera vuelto la espalda cuando estaban vencidos, destrozados, perseguidos, hambrientos y divididos, seguro que hoy esta señora no tendría tantos humos y exigencias.
Mientras ponen en práctica sus ideas aislacionistas, nos atacan y critican nuestra forma de mantener defendidas nuestras fronteras y costas de las invasiones africanas, , para cuya erradicación ni nos ayudan, ni permiten que los que entran se desplacen a otros países europeos. Nos comemos el marrón nosotros solos y encima nos tachan de crueles esas sensibilizadas ONGs que nos machacan con sus críticas y tergiversaciones, pero no quieren darse cuenta de la crítica situación que se vive dentro de nuestras propuias fronteras, para dejar entrar a miles y miles de foráneos con los que tendríamos que compartir nuestra desesperada situación.
Esta es la Unión Europea que se acaba de votar una vez más, creyendo favorecer a España. Nos hicieron celebrar jubilosamente nuestra entrada en Europa, sin detenernos a pensar que ya éramos una nación europea y dueña de medio mundo, cuando los que hoy se erigen en líderes, ni siquiera figuraban en el mapa europeo como naciones. Y los bobalicones de turno, que nunca escasean, lanzaron cohetes de alegría y el Rey y el presidente González, firmaron su adhesión a ese Tratado, (que yo llamaría trastazo a nuestra soberanía) y España inició su calvario y perdimos la dignidad de pueblo libre. La triste realidad que vivimos nos lo ha confirmado. Inglaterra. Islandia, Liechtenstein, y Noruega, que yo recuerde, tuvieron acertada visión de futuro y no entraron en ese juego europeísta del maldito Euro, que nos ha llevado a todos a la ruina, a perder la independencia de nuestros Tribunales y jueces y a vivir sometidos a unas condiciones económicas insoportables. Sin omitir la eliminación de nuestras industrias, pesquerías, ganadería, agricultura, construcción naval y demás fuentes de ingresos que nos permitían vivir sin agobios, libres de intrusismos y dignamente. Sin tanto politiqueo que solo nos ha traído corrupciones, calamidades e intolerables desniveles económicos y sociales. Al menos sin que unos extraños nos marcara la pauta a seguir a base de duras y burdas imposiciones.
Por algo los partidos contrarios a esta Unión han triunfado electoralmente en Francia, Inglaterra, Grecia, Dinamarca y otros países. La ciudadanía ha comprobado que esta ficción política europea mangoneada por la oronda señora Merkell y esos odiosos bancos internacionales manejados por mentes retorcidas y corazones de hojalata nos ha traído una auténtica ruina para la mayoría y suculentos beneficios para una selecta minoría, que quiere recuperar su poder y hegemonía en el Viejo Continente. Y ya estamos hartos de siervos y señores, lacayos y señorías de pacotilla.
Me ha sorprendido que haya pasado del cuarenta por ciento los que aún siguen creyendo en este castillo de naipes. Aunque ya veo aparecer brotes verdes, no los que citaba Zapatero, sino los que van surgiendo entre gaviotas que ya no pueden volar por las alturas y capullos que no llegan a rosas. Me figuro que ya en las próximas elecciones tendremos otras y mejores alternativas por las que merezca la pena subir la cuesta y depositar nuestro voto. Si es que para entonces nos queda algo que defender, proteger o retener.
Esta vez han sido intentos convulsivos que han querido asomarse al escenario de esta farsa para saludar al público junto a los dos protagonistas de esta debacle, los intocables de ayer. Ahora es el turno de las reflexiones. Si éstas hubieran sido elecciones generales hoy estaríamos hablando de una nueva alianza o formación política para el gobierno del país. Esta es la realidad. Si no desaparecen de una vez los que llevan tanto tiempo chupando del bote y timándonos tantos años, en esa alternancia a la que se han apuntado desde el principio, la abstención será la pauta dominante. A menos que aparezca algún líder honesto y carismático entre sus filas o que los nuevos partidos nos estimulen a seguir interesado en la política y sobre todo, en sus políticos.