Melilla, provincia de Siria
Melilla se ha convertido en paso obligado de la mayor parte de las personas que pretenden emigrar del África negra y el Magreb a Europa. Con sólo 12 kilómetros cuadrados de extensión y una población ligeramente por encima de los 80.000 habitantes, el enclave es un cuello de botella que cobija a más de 3.000 personas de más de 60 nacionalidades a la espera de ser trasladadas a la Península con un expediente de expulsión bajo el brazo que, en la mayoría de los casos, nunca llega a hacerse efectivo.
El mayor colectivo de inmigrantes irregulares que consigue llegar a Melilla es el de los sirios que huyen de la guerra civil que asola su país. Su número ha crecido de tal manera desde el inicio del conflicto en 2011 que hoy son ya el tercer colectivo de la ciudad, por delante de la comunidad judía y la hindú, y sólo por detrás de las comunidades cristiana y musulmana.
Las organizaciones que trabajan con esta población cifran en más de 1.200 los sirios que sobreviven actualmente en Melilla. Y su número no deja de crecer día a día. Algunos de ellos cruzan la frontera escondidos en vehículos o con documentación falsa adquirida en el mercado negro. La mayoría, en cambio, aprovecha su parecido físico con los bereberes para colarse en Melilla con pasaportes legales marroquíes robados a sus dueños o con otros que les han sido expedidos en comisarías por funcionarios marroquíes corruptos que cobran a cambio altas sumas de dinero.
En una frontera que cada atraviesa una media de 40.000 personas, la escasez de efectivos policiales, las aglutinaciones de transeúntes y la legalidad de los documentos sustraídos dificulta en extremo el control la entrada de los sirios que, en pequeño número pero de manera constante, logran introducirse en territorio español.
Casas de alquiler
Desde la dirección del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) se asegura de que es extraño el día en que no llega una familia siria a sus instalaciones. Suelen colarse entre tres y diez de media al día desde hace meses. En el CETI ya son casi un millar los registrados aunque muchos de ellos evitan vivir en sus instalaciones abarrotadas y optan por las casas de alquiler si tienen algún dinero ahorrado.
Las familias sirias no se atreven a pedir asilo por miedo a quedar bloqueadas en Melilla durante meses o años mientras las autoridades estudian su situación. Esta demora es fruto de una interpretación restrictiva de la nueva ley española de asilo que viene a recortar el derecho de libre circulación a los demandantes de este derecho universal en Ceuta y Melilla. De esta forma, los refugiados sirios no pueden entrar en España con su documentación legal lo que, en su desesperación, les lleva a intentar hacerlo de forma irregular. Cuando lo consiguen su mejor opción es aguardar en Melilla a que se dicte contra ellos una orden de expulsión en vez de solicitar la protección de desplazados por el conflicto bélico.
La mayoría sólo busca sobrevivir de la mejor manera posible hasta que el fin de la guerra les permita regresar a su país de origen. Pero mientras ese momento llega, el futuro de una parte de Siria se agolpa en la frontera sur de Europa. La situación dramática que sufren estas personas fue objeto de reconocimiento por la defensora del pueblo, Soledad Becerri, quien el pasado jueves instó al Gobierno a facilitar a los sirios el acceso al derecho de asilo. «No puedo decir lo que deben hacer otras autoridades pero España tiene que mejorar el sistema de asilo y mejorar la tramitación de ese sistema como lo han hecho otros países de la Unión Europea y resolver mejor la situación de los que piden una protección internacional», aseguró Becerril.
La defensora del pueblo explicó que esta situación es «relativamente nueva para España». Pero que, en cualquier caso, «hay que buscar la manera de dar una oportunidad a los que tienen una justificada motivación para pedir una protección internacional».