GP de Italia: Victoria para Hamilton y primer abandono de Alonso
Todas las miradas estaban puestas en Lewis Hamilton y Nico Rosberg. El alemán tras el británico, dos compañeros -no dos amigos- que se iban a jugar a cara de perro una nueva batalla en esa guerra interna que sostienen los Mercedes. Sin embargo, y aunque la escaramuza de este domingo acabó a favor de Hamilton, no saltó ni un atisbo de chispas.
En la salida, un fallo informático en el sistema del monoplaza del británico le dejó clavado. Para sus adentros, Rosberg no podía sonreír más: se había quitado de una tacada a su principal rival nada más arrancar. Por detrás, un impetuoso Magnussen y un sorprendente y recién renovado Massa le empezaron a perseguir. Pero su enemigo no se rindió. En cuanto reiniciaron el sistema, Hamilton comenzó una espectacular remontada, de esas que suelen acabar con un podio como poco. En una carrera a sólo una parada era probable que todo se decidiese en pista, como así ocurrió, pero no como se esperaba. No hubo un adelantamiento al límite, ni un toque de esos que provocan conatos de infarto en el seno de la directiva de Mercedes. Fue un error de Rosberg el que dejó en bandeja la vigesimoséptima victoria de Hamilton en Fórmula 1, con lo que iguala al legendario Jackie Stewart. ¿Cómo es posible que Rosberg perdiese una carrera que tenía más que fácil?
Había pasado ya más de media carrera, y a Rosberg le venían avisando de que por detrás llegaba Hamilton recortándole un segundo por vuelta. Los nervios empezaron a crecer en su interior: ¿otra vez tendría que batirse el cobre con su vecino de box? ¿Otra vez se colocarían en el ojo del huracán? En estas estaría pensando cuando, por increíble que parezca, se olvidó del punto de frenada óptimo de la primera ‘chicane’ de Monza y se coló. Hamilton, por detrás, sólo tuvo que trazar sin demasiados riesgos la variante, mientras veía cómo el líder del campeonato se quedaba segundo. ¿Le costará a Rosberg este fallo el campeonato? La igualdad entre los dos pilotos de Mercedes exige máxima concentración, y puede haberle costado muy caro.
Con Felipe Massa a más de diez segundos del dúo de Mercedes, y éste con otros quince sobre su compañero Bottas, el orden del podio se podía predecir a falta de 20 vueltas. Lo que no se podía prever es lo que ocurrió a continuación, con Fernando Alonso como protagonista.
Algún día tenía que pasar
La estadística jugaba en contra de Alonso. En una temporada en la que la mecánica ya había dejado fuera de carrera a todos los pilotos de la parrilla, lo antinatural era ver a Alonso acabar carrera sí, carrera también. Con cierta sorna por parte del destino, el ERS del F14-T del piloto español decidió fallar cuando éste rodaba a más de 300 km/h con miles de ‘tifosi’ vitoreándole. Por primera vez esta temporada, Alonso se ha tenido que bajar del coche antes de que se diera el banderazo a cuadros.
Veintinueve carreras después de China 2013, Alonso ha consta como uno de los abandonos de una prueba de Fórmula 1. Él y Max Chilton, otro de los que suelen acabar, fueron los únicos que se ducharon antes de tiempo este domingo. A Alonso no le quedó otra: o abandonaba, o se arriesgaba a que se le rompieran los dos motores -el térmico y el eléctrico-, con lo que se arriesgaba a sanción de cara a la próxima prueba, en Singapur.
El final de carrera no estuvo exento de polémica y emoción. Kevin Magnussen parece no haber aprendido la lección de Spa y, en esta ocasión, Valtteri Bottas fue la víctima de su exceso de optimismo. Como le hiciera a Alonso en Bélgica, el danés echó fuera de pista al finlandés de Williams en la primera ‘chicane’ de Monza. Los comisarios esta vez no vacilaron y, vistos los precedentes, le endosaron cinco segundos al final que a punto estuvieron de costarle puntuar. Magnussen salvó el décimo puesto gracias a que Daniil Kvyat se quedó sin frenos en la penúltima vuelta cuando encaraba el primer giro. El ruso dio una lección de control de su Toro Rosso, que más parecía un coche de rallies, y finalmente pudo acabar entre los clasificados.
Si Hamilton y Rosberg fueron los grandes vencedores -el alemán mantiene 22 puntos de ventaja sobre el inglés-, otro de los que estaba exultante en el podio era Felipe Massa. El brasileño estrenó por fin su lista de podios con Williams y lo hizo, curiosamente, ante un público enfervorecido. Ese mismo público que hace menos de 365 días pedía su cabeza, y que este domingo se quedó con un regusto amargo. No es fácil explicar a miles de entusiastas italianos que su equipo, Ferrari, es cuarto en el campeonato de constructores y que su piloto estrella, Fernando Alonso, es quinto en el de pilotos.