Muy campanuda se ha exhibido en todos los medios “la pareja feliz” tras haber sido atrapado por la Policía Nacional el conocido como “pederasta de Ciudad Lineal”. La rueda de prensa ofrecida por el ministro del Interior y la delegada del Gobierno en la comunidad de Madrid, más que un acto de información a la ciudadanía por este brillante servicio, ha sido un ejercicio político de precampaña electoral en toda regla y con una doble lectura, la primera, la rampa suave y viscosa que lance a Cristina Cifuentes a la alcaldía de la capital de España y, la segunda, para empañar aun más el cristal contaminado desde el que no podamos ver la vergonzante y siniestra dimisión del ministro Gallardón.

Miren ustedes, a mi la detención de este sujeto peligrosísimo, violento, con un amplio historial delictivo, como presunto autor de varios delitos de violación de niñas indefensas en Ciudad Lineal, es evidente que me llena de satisfacción, pero resulta, que este mismo hijo de puta, ya fue condenado en la década de 1990 por un delito similar. Por lo tanto, las preguntas que nos debemos hacer todos los españoles de bien, que estamos hasta los mismísimos de esta castuza política que nos desgobierna y del sistema que los ampara, son las siguientes: ¿Por qué este sujeto se encontraba en libertad? ¿Por qué en lugar de salir “la pareja feliz” ha informar sobre la detención del ahora presunto, no salen sus homólogos de entonces, a explicar con el mismo énfasis el motivo por el que ese violador de niñas indefensas fue puesto en libertad en contra de la voluntad del conjunto de la ciudadanía?

Este malnacido se encontraba en libertad habiendo sido condenado por un delito de violación a una niña, porque “la castuza” no quiere bajo ningún concepto que estos despojos humanos se pudran en prisión el resto de sus vidas. Han desoído una y otra vez el clamor popular demandando cadena perpetua para terroristas, asesinos en serie, violadores y  narcotraficantes, mientras sin vergüenza torera han liberado a los asesinos más repugnantes y sanguinarios de nuestra historia reciente sin convocar un referéndum a nivel nacional para que el pueblo se expresase en las urnas.

No sería caballeroso por mi parte, reconocer públicamente que el Gobierno de Rajoy y de Soraya se ha lucido; ha superado con creces a su antecesor, porque es cierto, y hacen bien sus dirigentes en querer ocultarlo, que no han cumplido ni un solo punto de los recogidos en su programa electoral a pesar de contar con mayoría absoluta.

Lo único cierto en todo este recital de mentiras y despropósitos a que nos tiene acostumbrados este gobierno de cobardes, es que todo ello es un regalo en bandeja de plata para los enemigos de España si por desarme moral se le entrega. No se olvide que el mejor Ejército del mundo, con la mejor preparación y las mejores armas, sí carece de lo que en términos militares se denomina la moral del soldado, huye y deja las armas en el escenario de la contienda. Así le ocurrió al ejército norteamericano en Vietnam y en Corea del Norte.

Lo de este sujeto detenido en Santander –ahora presunto violador de niñas-, no es nada nuevo en este estado policial. Todos los gobiernos de la democracia española han denunciado siempre la creciente inseguridad ciudadana, la violencia en los estadios de futbol, y el aumento acelerado y agobiante de la delincuencia de todo signo. Las cárceles no pueden dar cabida a tantos malhechores, lo que me trae a la memoria un tiempo todavía no lejano en el que las prisiones españolas estaban prácticamente vacías.

Por eso, unos y otros prometen, sí gobiernan, más policías. Con ese tipo de promesas, solo reconocen su fracaso. Ponen al descubierto que, esta democracia, donde lo que más importa son los partidos y las listas cerradas, es en si misma, internamente, y por su propia filosofía un tremendo error.

Bajo mi punto de vista, hay dos órdenes muy importantes que mantener, uno, es el orden público. Este orden es necesario, pero, solamente puede mantenerse cuando existe un orden moral inquebrantable. En la medida en que hay que aumentar las plantillas de la Policía y la represión, se está diciendo paladinamente, que se ha puesto el filo del hacha en las raíces vivas del orden moral. La única posibilidad de que no haya que aumentar la presencia policial en las calles, ni pensar en los medios de represión que utilizan es, cuando se refuerza y fortalece el orden moral, en el que descansa la convivencia pacífica de los ciudadanos y de la Patria.

Un ejemplo muy sencillo lo aclararía todo. El antiguo corsé de las mujeres apretaba de un modo artificial y exterior sus músculos relajados; pero esos músculos, fortalecidos con la gimnasia y el masaje hacían innecesario el corsé. Por lo tanto, no se trata de más policías, más represión y más cárceles, es un rearme interior y moral lo que necesitamos realmente, para resolver los graves problemas que padecemos.