Washington y el terrorismo: enemigos o aliados
Recientemente, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama anunció la creación de una amplia coalición de Estados, que confirmaron su voluntad de participar en la lucha contra las fuerzas armadas del movimiento musulmán radical: Estado Islámico de Irak y el Levante (DAESH acrónimo árabe, EIIL o ISIS por sus siglas en inglés, hoy rebautizado en español como Estado Islámico, EI).Tal decisión, es catalogada por muchos, como una acción violatoria de las leyes internacionales, particularmente el derecho no intervención en los asuntos internos de los Estados, toda vez que tales actos, resultarían legales, solo en la medida en que los mismos constituyan una decisión especifica del Consejo de Seguridad de la ONU.
En un tono semejante, el político republicano, varias veces candidato a la presidencia de Estados Unidos, Ron Paul y quien desde agosto de 2012, viene alertando sobre que el apoyo a los rebeldes sirios, significaba financiar grupos terroristas con el dinero del contribuyente estadounidense; en un crudo análisis sobre la nueva incursión bélica en Irak, encabezada esta vez por el presidente Obama, (cuarto presidente estadounidense consecutivo, que invade Irak); señalo que, contrario a la promesa de Obama de terminar con la guerra en la región, lo que ha hecho es acrecentar la expansión militar de Estados Unidos en Irak y Siria. Paul denuncio también, que la lucha contra el terrorismo se ha convertido en un motivo genérico utilizado por Washington para justificar su intervención militar en los asuntos de otros Estados.
Sin embargo, la Casa Blanca justifica su decisión de utilizar las armas en Siria, basado en “el derecho exclusivo de Estados Unidos de proteger los intereses estadounidenses en la región y de la lucha contra el terrorismo”. Pero, de que amplia coalición internacional contra el terrorismo de la que habla Washington se discute?. En realidad, la mayoría de los expertos mundiales en el campo de la lucha contra el terrorismo internacional, coinciden en que lo único que garantiza el éxito en la lucha contra ese flagelo, que es en lo que se ha convertido el EI, son los esfuerzos conjuntos políticos, económicos y militares de los principales Estados, bajo los auspicios de las Naciones Unidas. En realidad, no existe ninguna otra forma efectiva de hacerlo. Contrario sensu, en la metrópoli americana se piensan diferente. Lo principal no es la coalición, sino quien la lidera, por tanto, lo de la ONU, seria en ultimo ratio, lo imaginable. En otros términos, todos los miembros de la coalición deben ser dependientes de los Estados Unidos y actuar exclusivamente según sus planes.
A la luz de lo afirmado en la última declaración del presidente estadounidense sobre el particular, pareciera que la misma fuese una imitación de la lucha contra el terrorismo, y que las nuevas operaciones militares de Estados Unidos en Irak y Siria, en la práctica esconden las pretensiones reales de Washington de reivindicar su papel de policía mundial. Ello se explicita en la medida en que, al mismo tiempo en que se ejecuta el bombardeo a territorio sirio, la Casa Blanca anuncio de forma paralela, su decisión de aumentar la asistencia militar a la oposición armada en ese país, supuestamente para mejorar su capacidad en la lucha contra el EI y otros grupos terroristas. Tal decisión, lo que en realidad procura, no es otra cosa que aprovechar la nueva coyuntura creada, para acelerar la caída del régimen de Bashar Al-Assad.
Cada vez resulta más evidente, que la aparición de casi todos los grupos terroristas en esta zona del mundo, no tuvieron lugar al margen de la participación directa o indirecta de los Estados Unidos. Para nadie es un secreto que Al-Qaida y los talibanes, emergieron de las entrañas de la CIA y que los servicios secretos de los aliados estadounidenses (Arabia Saudita, Qatar y otros países del Golfo Arábigo-Pérsico) apoyaron las facciones radicales sunitas en Siria e Irak, contribuyendo con ello a la creación de nuevas ramas de Al-Qaeda, como el Frente Al-Nusra o Jabhat al-Nusra (Frente de la Victoria para el Pueblo de Gran Siria) y el EI.
Pareciera todo menos casualidad, como se han atizado e incrementado, en los últimos meses, los sangrientos enfrentamientos entre sunitas y chiítas en la región y el involucramiento en la lucha, de los servicios secretos de Washington y sus aliados. La estrategia que se dibuja, refleja el objetivo de contrarrestar la influencia de Irán en la zona, en la medida en que aceptando las exigencias de la minoría sunnita en Irak, se arrodilla y logra la obediencia del gobierno chiíta en Bagdad, aliado de Teherán y de paso se erosiona el apoyo al régimen de Assad en Damasco, al tiempo que se aísla al Hezbolá en el Líbano y se aplasta la resistencia de la comunidad chiíta en Arabia Saudita, Yemen, Bahrein y otros países árabes. En esta estrategia geopolítica de Estados Unidos en la región, los terroristas internacionales y particularmente, el Islam radical, puede desempeñar un papel no desdeñable, como de fuerza de choque.
Es posible que en aras de alcanzar sus objetivos en la región, Washington pretenda minimizar aún más las actividades de los jihadistas, privándolos de financiamiento y apoyo. Sin embargo, como Al-Qaida y los talibanes, nuevos grupos terroristas, lograran autosuficiencia, fuera del control de sus patrocinadores y gestores, al punto de convertirse en una nueva amenaza a la seguridad regional e internacional.
Hoy en día, uno de esos monstruos de terror, lo constituye el EI. Pero de inmediato aflora la interrogante: ¿hasta qué punto resultaría del todo rentable a Estados Unidos y sus aliados eliminar tales grupos armados, si en la práctica, operan como un instrumento eficaz para el mantenimiento de un caos controlado y de constante inestabilidad en el Medio Oriente, sin amenazar los intereses estratégicos de Washington. Ante ello, porque necesariamente se debe excluir la posibilidad de que la denominada “coalición contra el terrorismo”, incluya como objetivo a corto plazo, la ayuda a la Internacional Islámica, para derrocar las autoridades sirias y desmembrar a Irak en tres entidades separadas.
*Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá
El problema actual no es sólo ese tipo de terrorismo sino que Occidente es demasiado garantísta con la legalidad, eso incluye que hasta los más tenebrosos terroristas asesinos tienen derechos y protección. Por lo que de ese modo, no se participa en el mismo juego, y si hay un cámara o fotógrafo cerca para dar información y es alcanzado con fuego amigo o daños colaterales, PUM ! ya tenemos la bomba mediática para justificar a esos tenebrosos terroristas asesinos. Pero.., mientras pensamos.., asesinan a occidentales y quien los asesinan parece ser que son hijos de inmigrantes que entraron en Occidente… Leer más »
Sobre todo y sobre todos,lo primero y principal es Arriba la Hispanidad y el mundo hispanico.
Washington es sinonimo de terrorismo,de todos los terrorismos,son gentuza infame.