Sus errores los pagamos los demás
La torpe política exterior norteamericana, a impulsos de un capitalismo salvaje en demanda de conseguir “oro negro”, llevó a los Estados Unidos a enfrentarse bélicamente con las naciones árabes amigas de Occidente. El Sha de Persia pertenecía a ese grupo moderado y prooccidental. Norteamérica logró su caída, y a este régimen moderado y prooccidental siguió el radicalismo fundamentalista de Jomeini, cuya potencia militar y económica y su fanatismo religioso, podrían llevarle a una guerra victoriosa contra Israel. Para evitarlo, el remedio al error cometido al deponer al Sha fue otro error, enfrentar a los iraquíes amigos de Occidente, con el fundamentalista Jomeini, idolatrado por su pueblo. Con este fin, a Saddam Hussein, el árabe prooccidental y moderado, había que ayudarle y pertrecharlo.
Todo tipo de armamento le fue suministrado por Norteamérica, Inglaterra y Francia a Sadam Hussein para que los iraquíes se enfrentasen a su vecino Irán. El alto precio pagado por el derramamiento de sangre del pueblo iraquí en aquella contienda, fue la razón que llevó a Sadam Hussein a considerarse acreedor con el visto bueno de los países occidentales “amigos”, de un merecido premio, y ese reconocimiento consistiría en lanzar a su ejército sobre Kuwait y recuperar lo que los iraquíes siguen considerando una de sus provincias que les fue arrebatada por Inglaterra cuando trazó una línea arbitraria ejerciendo allí su protectorado. De ahí que los distintos servicios secretos de toda índole y condición, eran sabedores del desplazamiento del ejército iraquí hasta Kuwait en 1990, antes de que se desatara la conocida “Guerra del Golfo” o guerra hipócrita.
En Afganistán, los comunistas vieron peligrar su existencia por la revuelta de los muyahidines o guerreros islamistas, y solicitaron la ayuda de la URSS. De inmediato, Norteamérica se alarmó por el posicionamiento soviético, y suministró armas a los islamistas afganos. A Ben Laden se le adiestró y armó hasta los dientes por la CIA. Posteriormente, todos conocemos el resultado. La guerra civil arrasó Afganistán acabando con el comunismo, pero alzó al poder al germen de Al Qaeda, los talibanes, que han llevado al país a una guerra interminable y fratricida.
En 2003 asistimos a la caída del régimen y el asesinato de Saddam Hussein en Iraq después de veinticuatro años de mandato. No hay que olvidar, porque creo que fue muy significativo, que hasta un ministro cristiano formó parte del gobierno de Saddam Hussein. Se le pedía insistentemente su desarme; se le exigía la entrega de las armas que ellos mismos le habían suministrado. La anarquía y los saqueos provocados por la invasión, en los que participaron también al parecer algún que otro periodista y soldados de la coalición, expoliaron y destruyeron uno de los patrimonios más importantes de la humanidad. No encontraron armas de destrucción masiva. Solo cuando el gobierno de Saddam, no siguió los dictados de sus invasores (Inglaterra y Norteamérica), se convirtió en un peligro para la humanidad, y no antes.
Iraq fue un país amigo de España. Así lo reflejan distintos diplomáticos que tuvieron oportunidad, a lo largo de su carrera, de establecer contacto profesional con la nación que en su día presidió Ahmed Asan al Bark, que en 1974 envió a su vicepresidente Saddam Hussein a visitar nuestro país. Con la crisis del petróleo de 1973, España sufre un calvario como el resto del mundo. Los países árabes no se acuerdan de nadie a la hora de sacar provecho de su oro energético, excepto Iraq, que envía a España un buque con el regalo de cerca de 40.000 toneladas de crudo. En enero de 1974, la dársena de Escombreras, en Cartagena, recibe el generoso envío. Y aunque a tenor de aquella crisis que puso en trance la estabilidad mundial, esas miles de toneladas de petróleo no significaban nada, sí sentaban las bases para conocer, de forma estricta, quiénes eran nuestros amigos. Tanto es así, que el embajador iraquí manifestó al llegar el barco, que más allá del valor del crudo, ese cargamento era una prueba del cariño del pueblo iraquí, de su presidente y de su gobierno al Jefe del Estado español, a su gobierno y a su pueblo.
Hoy, el odio y el espíritu de venganza, unido al aumento imparable de los movimientos fundamentalistas islámicos en Iraq tras la caída de Saddam Hussein, es un hecho claro, ahí tenemos, no solo el expolio de su “oro negro”, sino el brutal y sanguinario genocidio cristiano. La tensión sigue latente en la zona por diversos motivos, el más relevante, las prebendas y privilegios otorgados por la coalición internacional a Israel que, entre otras cosas, puede disponer de armamento (incluso de destrucción masiva), para seguir masacrando hasta conseguir el éxodo total y absoluto del pueblo palestino.
Aunque se intente ocultar con cierto maquillaje político, crece la preocupación entre los países árabes por la ansiedad ante el proyecto de “rediseñar la carta del Próximo Oriente”, objetivo del Pentágono y de la Casa Blanca dirigidos –no hay que olvidarlo-, por los judíos sionistas, dueños y señores de las principales estructuras económicas del Planeta, y acaparadores de las fortunas más importantes del mundo.
A la falsa política de “democratización” de Irán, Afganistán o Iraq, se unieron después Libia, Egipto, Túnez, Siria, etc. Esta involución histórica promovida por los mal llamados “guardianes del Planeta”, ha provocado que aquellos regímenes prooccidentales con sociedades tolerantes y civilizadas hasta finales de los años 1970, hayan caído presas del mercantilismo y el tribalismo, junto al extremismo religioso más cruel y sanguinario.
Creo que es para preocuparse, porque el resultado de todo esto y el odio latente que se percibe en cualquier rincón principalmente de Europa, es el caldo de cultivo para que los musulmanes instalados en el viejo continente, vean un motivo por sus creencias religiosas para alistarse en el ejército más diseminado, y numeroso del mundo.
Este es el ayer y el hoy de aquellos países. Yo invito desde aquí a que los jóvenes presten mucha atención, y que tengan la humildad de escuchar a sus mayores cuando con sensatez les adviertan de ciertos comportamientos hipócritas de aquellos que se erigen como “Guardianes del Planeta”.
Esto es solamente la punta del iceberg de un retroceso en la vida cultural y social, así como de una involución histórica en estos países donde el odio y el fanatismo religioso se han instalado en la sociedad, fruto principalmente de la política errónea de Norteamérica e Inglaterra. Nos encontramos ahora mismo ante una tragedia mayor que la de la II Guerra Mundial. En aquella ocasión, se trataba de una guerra caliente, de frentes de combate y realizada con armas clásicas; podían calcular hasta el porcentaje de pérdidas humanas. Ahora no. El frente no existe, sólo el objetivo, que es la totalidad del territorio del “Imperio” y el de sus aliados.
Estimado Jose Luis, de errores y torpezas, nada. Todo esta hecho con el propósito de que los hechos que mencionas hayan ocurrido tal y como sucedieron. Es la política de contínua abyección del sionismo anglosajón que nos tiraniza. Ellos son el verdadero eje del mal.
Un saludo.
jakboor:
Un saludo también para ti y ¡Feliz Año Nuevo!
Gran artículo. Sólo una matización.
Es evidente que esos “errores” en la política de occidente respecto a los paises árabes son voluntarios. Las inicuas ambiciones económicas, tanto de la industria armamentística como petrolera están detrás de esos “errores”. Sin olvidar por supuesto el interés de Israel en mantener a sus países vecinos débiles y desorganizados.
Así es, cada vez el islamismo es más radical y eso que tienen puestos gobiernos titeres. En realidad el sionismo y la masoneria todo lo que toca lo corrompe, porque el sionismo apoya el islamismo, de hecho hay muchos sionistas islamistas.Pero la gente nada con sus izquierdas y derechas como titeres y marionetas de autenticos borregos.