La Historia se repite: ¡Cataluña otra vez!
Hace unos días, en un diario de papel, apareció la noticia de que la Generalidad de Cataluña se había apropiado de un video difundido, a través de su página web, de la estatua de Jaime I situada en la plaza de Alfonso el Magnánimo de Valencia desde hace más de 123 años. Bajo el título de «La expansión del casal de Barcelona por el Mediterráneo», el vídeo proclama que el «Rey Jaime I conquistó cuatro reinos y creó lo que denominamos los Países Catalanes». Casi nada. ¡Solo cuatros reinos! No han especificado si el planeta Marte estaba entre ellos. Días después y en el mismo diario, el nacionalismo catalán rebautiza al aragonés Fernando el Católico como ‘Fernando II de Cataluña’.
Según ellos, eran unas desavenencias que tuvieron su punto culminante en la Guerra de Sucesión. Quizá también descubran algún día que algún emperador romano o faraón egipcio tuvo sus raíces o pudiera haber nacido en Cataluña A lo mejor hasta lo consiguen. ¡Vaya usted a saber!
Revisando la verdadera historia de Cataluña, no la que quiere que veamos la Generalidad de Cataluña, totalmente distorsionada políticamente por sus dirigentes y partidos políticos (todos), se hace necesario hacer algunas consideraciones acerca de la tan traída y llevada Guerra de Sucesión:
El amigo Rafael Casanova, tan admirado por Arturo Más, Junqueras y sus acólitos, fue el único responsable de las muertes que se produjeron sólo en Barcelona (y no en toda Cataluña como pregonan) en septiembre de 1714 por negarse a aceptar el ofrecimiento de paz, ofrecido por las tropas francesas (mandadas por el mariscal duque de Berwick) y aconsejado también por las inglesas, de aceptar las condiciones que había propuesto Felipe V, (que trece años antes anunció antes las Cortes de Cataluña en el monasterio de San Francisco, que mantendría sus fueros en una reunión claramente aplaudida por los asistentes – reconocido por Narciso Feliu de la Peña, abogado y economista catalán de aquella época – pero con la amarga experiencia de Aragón y Valencia, el rey cambió de opinión), empeñándose en enfrentarse, solo contra las tropas borbónicas. Así le fue.
En junio de 1713, las Cortes de Cataluña se reunieron en el Palacio de la Diputación de Barcelona. Después de muchas objeciones y votaciones, dos de los tres braços (brazos: eclesiástico, militar y popular) de los tres que componían el poder en Barcelona (no en Cataluña) votaron a favor de la lucha y por tanto se le declaraba la guerra a Felipe V el 9 de julio de 1713. Rafael Casanova (conseller en cap de la Diputación) fue a ver a Berwick el 4 de septiembre pero aquel no quiso hablar de la rendición. Villarroel, general que mandaba las tropas catalanas, y que con anterioridad había servido a las órdenes de Felipe V, no veía sentido a la negativa, por lo que dimitió de su cargo.
El 11de septiembre fue la última desesperada defensa de Barcelona, ante las tropas borbónicas, con la pérdida de muchas vidas. La decisión de no rendirse fue únicamente de Casanova. Este señor, por llamarle de alguna manera, estaba durmiendo el día del asalto de las tropas borbónicas, fue avisado y se presentó en la muralla con el estandarte de Santa Eulalia para dar ánimos a los defensores. Herido sin importancia por una bala en un muslo, fue trasladado al Colegio de la Merced, donde se le practicó una primera cura. Tras caer la ciudad en manos de las tropas de Felipe V, quemó los archivos, se hizo pasar por muerto y delegó la rendición en otro consejero. Huyó de la ciudad disfrazado de fraile y se escondió en una finca de su hijo en Sant Boi de Llobregat.
En 1719, fue amnistiado y volvió a ejercer como abogado hasta retirarse en 1737. Murió en Sant Boi de Llobregat en 1743, treinta y dos años después de la rendición de Barcelona. Vivió felizmente mientras muchos otros murieron miserablemente. Visto retrospectivamente, aquel trágico 1714, ahora idealizado tras una cortina de humo de desinformación y manipulación, el conseller en cap Rafael Casanova decidió que era mejor para miles de personas morir que alcanzar un acuerdo político. Sus colegas protestaron, pero tenía los votos de su parte, y la ciudad de Barcelona declaró la guerra a los ejércitos y armadas de Francia y España, y a la mitad del pueblo de Cataluña ¡Y este personaje tiene una estatua en la Ronda de San Pedro en Barcelona! ¡Y además se le conmemora en la diada catalana!
¿Qué es la famosa diada? Un folclorista, Manuel Milá i Fontanals, publicó el texto de una vieja canción en su Romancerillo catalán (1882) y a los versos se les adaptó una melodía en 1892. En 1899, la letra se acortó para que la canción se pudiera utilizar como una especie de melancólico himno nacional, ‘Els segadors’, que aunque no resultaba estimulante no tuvo competidor y pronto alcanzó un estatus oficial. Fue adoptado oficialmente como himno de Cataluña en 1993. Otro tipo de música, la danza llamada ‘la sardana’, de la época medieval tardía, también se formalizó, limpiándola de cualquier indicio de sensualidad, y fue adoptada como una danza ‘nacional’ muy católica. Después, desde 1901 los regionalistas escogieron arbitrariamente un día de septiembre como ‘día nacional’ o diada, que actualmente se celebra cada 11 de septiembre. Por cierto que la entrada a Barcelona por las tropas borbónicas se realizó el 12 a mediodía, y no el 11y se entregaron las banderas de Barcelona, no de Cataluña, a la armada real dos días después. ¿Para que todo esto?
La Generalidad catalana, pretende hacer creer y enseñar a todo bicho viviente, que Cataluña, basándose esencialmente en estas acciones e iniciativas y otras similares, cuál fue su pasado, reinterpretándolo y combinándolo con las nuevas aspiraciones del siglo XX y XXI, inventándose, las veces que fueran necesarias, lo que desea en su imaginación, mostrarnos cuál fue su pasado, en el que se permite reunir fragmentos de acontecimientos reales e imaginarios para generar la imagen deseada, para que todo el mundo crea que Cataluña es una nación, cuando el concepto de nación, – según Henry Kamen en su obra “España y Cataluña, Historia de una pasión” – carece de significado preciso, pues la historia de Europa está llena de pueblos, que han visto cómo se acababa con su independencia, porque no hay una respuesta concreta ni adecuada al concepto de nación, ya que las referencias para formular una respuesta, que pueden ser multitud, cambian constantemente. Los nacionalistas catalanes justifican sus ideas manteniendo que sus actos responden a una realidad que ya existía y que ellos están intentando preservar. En otras palabras, dicen que son nacionalistas porque existía – según ellos – una nación, por lo que comenzaron a exigir concesiones que propiciaran el nacimiento de una nación ficticia, programa harto complejo, porque en la mayoría de los casos muchas de las características de la nación imaginada ya habían desaparecido hacía mucho tiempo o no habían existido jamás. Pero, de todas maneras, siguen insistiendo en esa palabra mágica: nación. Pero no cuela.
Aunque lo que decía Prat de la Riba (escritor regionalista catalán de finales del XIX) con su retórica y palabrería, hay que reconocer que se basaba en una sólida base histórica y cultural y que Cataluña, desde la Edad Media, tuvo una identidad reconocible pues contaba con una fuerte base cultural, sus instituciones se mantuvieron sorprendente en el tiempo, hubo una coherente unidad económica basada en la tierra y en el mar, una lengua compartida, una religión y unas costumbres. Esto fue suficiente para proporcionar a los actuales dirigentes y políticos catalanes demostrar que Cataluña ha tenido una activa vida política y militar a lo largo de varios siglos. Solo les faltó un fuerte liderazgo que uniera esos factores. Y siguen sin tenerlo.
Otro aspecto a considerar es el relativo a la “ayuda” de los británicos y austríacos en la contienda en contra de Felipe V.
Después de varios años de guerra, Luis XIV, a la sazón rey Francia, aconsejó a Felipe V tratar a los catalanes con clemencia y conservara las leyes municipales y sus instituciones. La paz llegó, pero Cataluña permaneció bajo la ley marcial y en condiciones más duras que otra provincia rebelde. Muchos rebeldes catalanes insistían en que no eran culpables de ningún delito y que no habían hecho nada malo y que en aquella historia sólo había dos culpables: los castellanos, por oprimirlos, y los ingleses por abandonarlos y traicionarlos mediante el Pacto de Génova. De los austriacos, que fueron los verdaderos instigadores de la guerra, no dijeron nada.
Los castellanos nunca han oprimido a los catalanes por la sencilla razón que la rebelión no era significativamente antiespañola, y no podía serlo ya que muchos de los refugiados en Barcelona eran castellanos, valencianos y aragoneses opuestos al régimen borbónico que no estaban en contra ni de Castilla ni mucho menos de España.
El Pacto de Génova (en el que Gran Bretaña se comprometía a respetar los fueros catalanes y defender a Cataluña, dándoles armas para que entrara a favor de la Gran Alianza a favor del bando austracista) en 1705, fue firmado en esa ciudad italiana por un lado por el diplomático y empresario inglés Mitford Crowe, nombrado por la reina Ana I de Gran Bretaña e Irlanda y comisionado en 1705 como enviado diplomático a Cataluña para incrementar en la ciudad el apoyo de los Habsburgo en su reclamación al trono de España, y por otro lado dos catalanes; Antonio Peguera y Domenec Perera apoyados solo por conspiradores de Vich y enfrentados a las autoridades de Barcelona, y además sin ninguna autoridad en Cataluña, aunque ante los ingleses dijeron mintiendo que tenían credenciales ‘en nombre propio y de los Señores Ilustres’, aunque no pudieron nombrar a ninguno de ellos, llegando a esgrimir que representaban al ‘Principado de Cataluña’, lo que también era falso, por lo que la representación era completamente ficticia. Los “representantes catalanes” eran gentes rebeldes pero en contra de las autoridades de Barcelona.
En cualquier caso, los ingleses nunca estuvieron especialmente interesados en validar dicho pacto; solo querían encontrar una excusa para enviar sus tropas al Mediterráneo con el fin de establecer otra base militar, aparte de la de Gibraltar, ya que las instrucciones que se dieron a los mandos militares británicos eran bien sencillas: si los catalanes no aceptaban las propuestas británicas, serían ocupados por la fuerza. En el fondo, las instrucciones de la reina inglesa no se limitaban sólo a Cataluña, sino que en tres ocasiones apuntaba a cualquier otra provincia de España. Cualquier excusa, no importaba lo falsa que fuera, serviría a los propósitos de la armada británica. La reina Ana estaba convencida de que había sancionado un tratado con una gente oprimida que luchaba por su libertad frente a los franceses.
Esto también era ficción y la reina fue deliberadamente engañada por los catalanes que habían organizado el famoso Pacto. Este Pacto se firmó casi enteramente basado en informaciones totalmente falsas y por tanto carecía de validez. Los británicos no engañaron a nadie, sino a sí mismos, y ellos mismos fueron víctimas de un engaño del cual sólo ellos tuvieron la culpa. En el Pacto de Génova, Inglaterra no se comprometió con ninguna obligación, y ni mucho menos prometió ‘salvar las libertades catalanas’. El tratado se firmó sólo entre ciudadanos privados y no con la Diputación de Barcelona ni con ninguna otra autoridad de la región. Los acuerdos de Utrecht (entre otras cosas) habían sentenciado que los británicos abandonaran a su suerte a los catalanes. Señor Arturo Mas, el famoso Pacto de Génova firmado con ingleses fue una filfa y una estafa a los catalanes y usted se calla. ¿Por qué lo hace? Dígalo honradamente.
Y finalmente el tema de los austríacos; que ofertaban a su candidato Carlos III. El caso fue que el susodicho Carlos se fue porque iba ser coronado Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1711 y su esposa, la emperatriz Isabel Cristina, partió en barco desde Barcelona en 1713 dejando a los catalanes más solos que la una. Los austríacos abandonaron Barcelona durante el asedio, retiraron sus tropas de la ciudad y durante las negociaciones de paz no hicieron nada por apoyar a sus aliados asediados, pero los escritores catalanes no consideran que los austriacos fueran unos ‘traidores’. ¿No lo sabía, señor Arturo Mas?
La historia se repite y el Gobierno de Cataluña sigue con la matraca de su particular y no aceptación verídica de lo que realmente ocurrió intentando, al distorsionar la historia, engañar a todo el mundo, incluido a los propios catalanes. La realidad fue muy diferente, mal que le pese a la Generalidad de Cataluña.
Y para criticar lo de los 4 reinos fundados por Jaume I el conqueridor nos suelta un discurso sobre Felipe V… ¿que tiene una cosa que ver con la otra? Lo que sucedió en 1700 poco tiene que ver con si Jaume I fundó 4 reinos, pero claro nos vamos por la tangente para que nos olvidemos de su primera afirmación. Ya que no puede desmentir lo primero nos suelta una parrafada sobre Rafael de Casanoves y se queda tan ancho ¿fundó Jaume los 4 reinos o no? ¿era Jaume I nacido en Catalunya o no? si la respuesta es… Leer más »
Todo va relacionado con la desinformación que pretende hacer Arturo Mas y sus admiradores, entre los que parece que usted se encuentra, de lo que realmente pasó entre 1700-1714. La mayoria de españoles (incluidos muchos catalanes) saben lo que quieren que la Generalidad quiere que sepan. Ni más ni menos. Nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino. Cataluña es lo que es y fue lo que fue y nadie lo puede cambiar, le guste a usted o no. Insisto que Arturo Mas puede llegar a descubrir que, como dije en al artículo, que algun que otro emperador romano o… Leer más »
Por desgracia las frias matematicas nos indican que, con los actuales indices de natalidad y de creciente inmigracion, los moros musulmanes seran en 40 años ( quizas mucho antes) la mayoria demografica en Cataluña, logicamente y sin necesidad de violencia, por el solo peso de sus votos, ellos podran instalar democraticamente el tipo de sociedad islamica que deseen, incluida su ley sharia; para entonces sera un absurdo ridiculo la “lucha” entre castellanos hablantes y catalanes hablantes,ya que ambos estaran en franca minoria y extinguiendose por sus bajisimos indices de natalidad; por esas epocas futuras los letreros de las calles en… Leer más »
“Discutí con unos nacionalistas catalanes sobre los orígenes, cuando se dieron cuenta de que sabía más historia que ellos, me dijeron: no te engañes, el nacionalismo catalán nada tiene que ver con la Historia, es simplemente una decisión de querer ser lo que queremos ser.” Javier Barraycoa Javier Barraycoa es un reconocido escritor catalán que puso al descubierto los mitos y falsedad histórica en que se sustenta el extremismo catalán mediante su libro “Historias ocultadas del nacionalismo catalán”. Doctor en filosofía y vicerrector de la Universidad CEU-Abat Oliva ha desarrollado su carrera en el mundo académico desde hace dos décadas,… Leer más »
Otra opción es el libro ” Cataluña Hispana ” también de Javier Barraycoa en donde se relatan hechos que demuestran la indisoluble vinculación de la región catalana con el ser de España.
Pero sí que es verdad que a los sepaRatas les da igual, ya que sólo ven y escuchan lo que esputan los medios nacionalistas. Son la expresión más irracional de la estulticia.
Verdadera história de Cataluña http://ferrandantequera.blogspot.com.es/
Pedrícalo: Solo le falta decir lo de Espartero: A Barcelona hay que bombardearla al menos una vez cada 50 años.
Buen blog el suyo, no lo conocía.