Pedro Sánchez acabará como Josep Borrell
Ocurrió tras el descalabro electoral de Joaquín Almunia, cuando en abril del 98 el ex ministro de González, Josep Borrell, le ganó en las primarias que organizó el pesoe para elegir al candidato a la secretaría general y a la presidencia de gobierno, claro. El problema, como en el caso del actual secretario, Pedro Sánchez, fue que Borrell no era el candidato oficialista de González y demás miembros del aparato. Josep Borrell amenazaba la continuidad de cientos de políticos colocados que veían como enemigo al nuevo secretario general. Y claro, los fontaneros empezaron a hurgar en expedientes y a cuenta de que en Barcelona hallaron a varios inspectores de hacienda corruptos, los dardos fueron hacia el ex ministro que los tuvo en su equipo. Borrell no se lo podía creer. Era fuego amigo. Los suyos, sus compañeros del pesoe, lo estaban puteando de mala manera, así que tiró la toalla y se marchó. La lección estaba muy clara. Si no eres el candidato oficial el aparato no se te permitirá volar.
Pedro Sánchez tampoco era el candidato oficial del partido. No, lo era el antipático Eduardo Madina, apadrinado por el propio Rodríguez Zapatero, pero que la baronesa de Andalucía, Susana Díaz, que aún no ha sido bendecida en las urnas, vamos que no ha revalidado, entendió que en su región Sánchez tendría más tirón y lo apoyó. Han pasado varios meses y el desgaste de los socialistas ponen el peligro los treinta años de califato andaluz, por lo que el aparato empieza a moverle la silla a Sánchez para que los cabreados, los indignados, los seguidores de Pablo Iglesias no los conviertan en un partido semiclandestino, como ya ocurrió en los ochenta con ucedé tras la marcha de Adolfo Suárez.
Y el mismo político manchego, José Bono, que intervino en el acercamiento del juez Baltasar Garzón con Felipe González, en el año noventa y tres, con el resultado de que lo colocaron en el número dos de la lista por Madrid, ahora consigue una comida, un encuentro secreto, entre Pablo Iglesias y Errejón nada menos que con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, por supuesto que a espaldas del actual secretario general Pedro Sánchez.
Pues eso. Que está clarísimo que Pedro Sánchez va a ser abatido por fuego amigo. Aunque dice que está dispuesto a vérselas con Susana en unas primarias, quienes conocen como funciona el aparato ya lo dan por amortizado. Y Pedro lo sabe. Por supuesto que lo sabe.