Susana Díaz y Pedro Sánchez en las inmediaciones de la sede socialista de la calle Ferraz

Por Jesús Cascón.- Pedro Sánchez ha demostrado no tener vergüenza ni decoro. Miente más que habla, se desdice de lo declarado y no tiene arrestos para dar un golpe en la mesa y echar a la puñetera calle a los imputados por el caso de los ERE de Andalucía. Reconozco que despojar a Chaves y Griñán de sus actas de diputado y senador, respectivamente, sería una grave ofensa contra Susana Díaz, la presidenta no electa, ya que significaría reconocer de modo interno el chorizismo que ha rodeado a la gestión del gobierno socialista andaluz en los años en los que Díaz era consejera.

Aparte del hecho de que las actas no se las pueden quitar nadie (han de renunciar voluntariamente o ser revocadas por sentencia judicial), y sea cual sea la consecuencia de una decisión de este calibre, ambos (Sánchez y Díaz) declararon por activa y por pasiva que si los ex presidentes fueran imputados se actuaría con diligencia y se propondría su expulsión. De hecho, Pedro Sánchez declaró al programa “Salvados” de Jordi Évole lo siguiente: “no creo que se le impute (por Chaves), pero si llega a pasar actuaré en consecuencia”. ¿Ha actuado? Pues no, no lo ha hecho, en su lugar se ha sacado de la manga que los dos ex presidentes y los tres consejeros (Mar Moreno, Gaspar Zarrías y José Antonio Viera) no han sido imputados por ningún delito en concreto.

Además de ser un redomado mentiroso (junto con Rafael Hernando, que ha corrido como los perros a defender a su amo), en este país nadie, repito, nadie es imputado sin un delito en concreto. A nadie se le llama a declarar en calidad de imputado si no se le asocia con la presunta comisión de uno o más delitos, caballero, así que mi consejo es que deje de mentir, de escurrir el bulto y, sobre todo, deje de tratar a los ciudadanos como si fuésemos gilipollas. A lo que se agarra Sánchez es que el Supremo no ha especificado delitos para esta imputación, por lo que acudirán para responder por la totalidad de ellos, ¿se entera?

El verdadero ejercicio de un líder político es precisamente el de cumplir con su palabra, por mucho que se haya esforzado en decir que cumplirá con ella. Y lo dice después de dejar pasar una estupenda oportunidad para dejar un aviso a quien intente meter la mano en el cazo en el futuro. Le está dando la razón a los que
aseguran que no es capaz de sacar el mocho y fregar el partido. Los churretones de suciedad y corrupción son tan profundos que hará falta algo más que teatricos para sacar del PSOE a tanto presunto chorizo como hay.

Y mientras esto pasa, un juzgado de Madrid admite que no tiene los archivos de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas de la calle Génova. Que se han perdido, que no los encuentran, vamos. ¿Se dan cuenta la cantidad de golfos, ineptos, mangantes y saltabalates que tiene este país? Y no hace falta que especifiquemos el partido, ya da igual que sean del PP o del PSOE, de Izquierda Unida o de Podemos, de Comisiones Obreras (14 millones de euros en cinco años para gastos generales, con un par) o UGT.

Da igual que sea por los ERE, los cursos de formación, la trama Gürtel o la madre que los parió a todos. Esto da asco, mucho asco, y cuando parece que se han dado cuenta que no sirve para nada defender a los que mangan, llegan los frenazos, la marcha atrás y los arrepentimientos. Donde dije digo, digo escoria. Así de sencillo. Qué harto estoy, leches.