Es muy probable que se esté gestando en España algo así como un partido liberal-demócrata a la inglesa o a la alemana y si los partidos tradicionales no hacen algo, los votantes ajusticiarán sin remedio a los dinosaurios de la vieja política. En realidad estoy muy convencido de que ya se está gestando ese cambio y que el votante los ajusticiará en las próximas elecciones. Y con mucha razón.

El motivo: España está saliendo de su letargo crónico. Ha tenido que pasar una crisis económica comparable al crack del 29, una clase política de dudoso nivel intelectual así como un sucedáneo de democracia más similar a sistemas políticos de países de segundo orden – por no decir países segundones – que al de las democracias europeas de nuestro entorno. En definitiva, una democracia defectuosa.

Y yo me pregunto: cómo se puede construir una democracia real con el mangoneo imperante de los partidos políticos, cómo se puede gestar una democracia real con las mariscadas de los que dicen luchar por los intereses de los trabajadores, cómo se puede crear una democracia real con la politización de la justicia, cómo se puede alentar una democracia real con una ley electoral en la que el voto de un ciudadano vale menos que el de otro, como se puede gestar una democracia real con un sistema de listas bloqueadas, cómo se puede generar una democracia real en un país dominado por los corruptos y los chupaculistas. La separación de poderes fue objeto de debate en la Francia del Siglo XVIII, ¿Han tenido que pasar más de doscientos años para darnos cuenta de que igual se nos escapó algo? Y lo dejo ahí porque necesitaría una tirada entera para seguir con todas las reformas que hemos de llevar a cabo.

Aquí lo que pasa es que los chupaculistas están en cualquier lugar. Mires donde mires chupaculistas encontrarás. Ya no puedes ni pasear sin que a cada paso un chupaculista haya detrás. Te los puedes encontrar en el seno de cualquier partido político, en cualquier institución del estado, en cualquier medio de comunicación y son el fiel reflejo de la España de pandereta que han construido los chupópteros que no tienen donde caer muertos. Las sanguijuelas más sanguijuelas y los carcas más carcas que no tienen ni profesión ni formación y que se aseguran un sustento, para ser más claros.

Su rasgo más característico es que la meritocracia les da pánico y terror. La meritocracia no les ha interesado nunca, no les interesa ahora, ni tampoco les interesará. Si les hablas de ella, ponen cara cual niño oyendo al temido hombre del saco. Y aunque ellos se atrevan a hablar de ella, lo harán con la boca pequeña. Por eso la han vetado y han creado un sistema al servicio de los abrazafarolas más dóciles que se arriman al sol que más calienta. Qué panorama…

Los poderes fácticos, el “establishment” y todo el staff del sistema actual contaban sólo con la presencia de los perroflautas. Craso error. Se amorriñaron pensando en la polarización del voto azuzando el miedo. Craso error de nuevo. No contaron con la entrada en escena de otros actores que muy probablemente vayan a hacer añicos al sistema bipartidista y que vienen cargados de reformas políticas en un sentido u en otro, pero reformas al fin y al cabo. Ahora hemos de dar el último tirón para que no toquen lo que no tienen que tocar esos capullos y pasen a la acción esas crisálidas. Yo por si acaso no diré de esta agua no beberé cuando he bebido de las nauseabundas sentinas.

Se han hecho buenas reformas económicas, ahora hay que hacer las políticas. Y ahí es donde entran en juego los nuevos actores. Su misión debe ser que España deje de ser un país a medio camino entre Alemania y Grecia. Un país que deje de comportarse como un país periférico.

España es un país en el que el inmovilismo primero dio paso al separatismo, después al populismo y finalmente al regeneracionismo ¿Quizás liberal? Ojalá… Estamos ante la oportunidad de oro del regeneracionismo Español. Estamos ante una de las pocas oportunidades que nos regalará la historia para cambiar España de verdad y sin medias tintas. Estamos asistiendo al derribo controlado del sistema maloliente y decrépito que imperaba hasta ahora. Y es ahora el momento de hacer esas reformas políticas que no se llegaron a hacer tras la caída del Antiguo Régimen zapateril y filocomunista. Lo tenemos todo de nuestra parte; un rey que es liberal, una economía de la que se han sentado unas bases sólidas para su futuro crecimiento y un contexto político defenestrado y devaluado por los dinosaurios de la vieja política.

Además tenemos políticos jóvenes, algunos de ellos incluso capaces si me apuran y sobre todo con ganas de cambiar España. Unos estarán infinitamente menos acertados que otros en sus recetas, pero que el cambio está en camino es indiscutible. Sería interesante ver si se está germinando ese movimiento liberal y sobre todo si cuaja y consigue aglutinar a todos los liberales. A pesar de mi impaciencia, supongo que será cuestión de tiempo conocer el resultado de los movimientos que estamos viendo.