El rescate fue “una chapuza”, denuncia el espeleólogo superviviente
DI.- Hablar de presunta negligencia por la muerte del espeleólogo granadino José Antonio Martínez quizá sea un término demasiado suave a tenor de lo descrito por el único superviviente de los tres accidentados en la expedición Atlas 2015, el también granadino Juan Bolívar, quien pasó seis noches y seis mañanas con las fuerzas exhaustas cuidando de su compañero. “Solo me separaron de él cinco minutos y no lo volví a ver más, le dije que aguantara un poco, que nos íbamos”. Y después vino la “chapuza”, como la calificó Bolívar. “Me tiraron una cuerda con una camilla tras seis noches aguantando allí”.
Los gendarmes marroquíes le decían que atara a su compañero en la camilla, a lo cual se negó para evitar cometer algún tipo de imprudencia que perjudicara el delicado estado de salud de su compañero. Finalmente, apareció un gendarme por la zona donde se encontraba sobreviviendo a duras penas Juan Bolívar. “Metió en la camilla a José, lo ató a la cuerda y, del primer tirón que dieron hacia arriba, acabaron con la camilla y el gendarme en el río. Allí dejaron a José toda la noche, me comentaron que estaba con la cabeza fuera del agua pero yo temía lo peor, que se pudiera ahogar. No podía hacer nada”. El gendarme confesó que no tenía fuerza para continuar y esperó a la mañana siguiente para continuar. Con la primera luz del día siguiente y con José Antonio Martínez aún vivo vino lo peor. Otro gendarme dio un nuevo tirón de la cuerda y la camilla se les escapó, “cayendo a la catarata”. Pretendieron subirlo a pulso con una cuerda por una pared de 300 metros.
Bolívar sacó fuerzas de flaqueza para describir este esperpéntico suceso; entre la rabia y la impotencia, bañando sus palabras entre la emoción y las lágrimas. Hubo momentos en que a José le “escuchó” decir que “se ahogaba”, aunque “me decían que estaba bien”. Cuando la camilla cayó a la catarata, el gendarme se marchó y al resto de la expedición le informaron de que José Antonio se encontraba “bien” y le habían facilitado mantas y alimentos, sin embargo, “ya estaba muerto”. “Fueron inhumanos y mentirosos”, advirtió durante la rueda de prensa el padre de Juan Bolívar, quien también participaba en la expedición y pudo presenciar todo desde otro punto de la montaña. “Ha sido un asesinato por la negligencia de Marruecos, por su prepotencia de querer presumir ante el mundo entero de que ellos podían hacer el rescate y por la torpeza del Gobierno de España de creerse lo que le decían y no poner los medios para paliar esa situación”, denunció José Morillas, otro miembro de la expedición, quien dejó claro que iban a adoptar medidas judiciales por lo sucedido. “Estamos en manos del gabinete jurídico de Baltasar Garzón –ex juez de la Audiencia Nacional– para saber en qué términos presentar la demanda judicial” por un homicidio imprudente.
El accidente se produjo el mismo domingo 29 de marzo. Los tres montañeros trataban de subir una pared de 300 metros, Gustavo Virués iba abriendo camino por la pared, le seguía José Antonio Martínez y Juan Bolívar iba cerrando. Hubo una caída del segundo montañero y arrastró al primero, que del golpe murió ipso facto, mientras José Antonio Martínez quedó malherido pero colgando de la pared. “Gustavo no tenía movimiento. Los ojos, blancos, sangraba mucho. Estaba muerto”. Bolívar vio que no podía hacer nada por él; y fue hacia Martínez, que estaba herido, le ayudó a desprenderse del arnés. “Le hice una especie de iglú en la nieve con toda la ropa disponible, incluida la de Gustavo, ya que desgraciadamente a él no le hacia falta, y cubrí a José Antonio”. Todos los días le llevaba comida y agua.
Se despidió de los suyos
La primera noche pensó que de allí no saldría y comenzó a despedirse de sus allegados mandando mensajes. Pero el lunes, con la primera luz del día vio, como Martínez seguía con vida y le dio fuerza para seguir adelante. “Hablaba con él, le preguntaba por sus hijos, por su nombre, intentaba mantenerlo consciente, que lograra recordar, y así aguantamos las seis noches. Hasta el sábado, cuando vi a dos personas con cuerdas que se identificaron como gendarmes”. Ese fue el principio del final, la “chapuza”, los cinco minutos que lo separaron de José Antonio Martínez, el momento en el que animó a su compañero insuflándole fuerzas para aguantar un poco más “porque era el regreso a casa”. En realidad, fue el final.
Después del intento de rescate y la estampida de los dos gendarmes el domingo por la mañana, el mismo Bolívar con apoyo de protección civil de Marruecos logró sacar del río la camilla con José Antonio Martínez. La Guardia Civil de Montaña apareció a las seis de la tarde de ese mismo día, cinco horas horas después de que el Gobierno marroquí autorizara la llegada de la ayuda española después de estar negándola desde el viernes 3 de abril, cuando abortó la salida de un avión de la Policía Nacional española con cuatro guardias civiles y tres agentes de los Geos.
Bolívar salió de la garganta del Wandrass por su propio pie y tras cuatro horas de caminata, guiado por voluntarios de protección civil alauitas. “Faltando cien metros para llegar a la ambulancia me metieron en una camilla y me llevaron a un hospital”. Detrás dejaba a sus dos compañeros fallecidos, a quienes la Guardia Civil logró sacar. “Si el rescate lo hubieran hecho el martes o el lunes de la misma forma que lo hicieron el desenlace hubiera sido el mismo, porque lo hicieron mal. No tenían ni conocimientos ni medios”, apostilla.
Marruecos negó la ayuda española desde el primer momento y la aceptó gracias a un grupo de ‘Espeleosocorro’ andaluz integrado por 16 espeleólogos, incluida una médica, que se plantaron en Marruecos como turistas forzando el movimiento del Gobierno marroquí a permitir la entrada del avión oficial español.
La expedición ha dejado claro que iba bien preparada y ataviada con todo tipo de material. “No hemos tenido apoyo ni respaldo de España. Hasta la funcionaria de la embajada, Nuria, nos acusó de negligentes. Que no nos vengan con tonterías para tapar su incapacidad”, sugirió Morillas. Marruecos y la embajada española fueron avisados el miércoles, pero no hubo movimiento alguno hasta el jueves. El grupo de rescate de Bomberos de Granada se activó ese día, ‘Espeleosocorro’ andaluz partió el sábado hacia Marruecos y mientras tanto el Gobierno español, con “Mariano Rajoy a la cabeza”, seguía obedeciendo y creyendo en las palabras de Marruecos “sin activar ningún plan B”. “Ni siquiera nos dejaron proporcionar un abogado y un forense a la expedición, nos recomendaron que no lo hiciéramos”, dijo Juan de Dios Pérez, de Bomberos Granada. La expedición quiso agradecer ayer los apoyos del grupo Ilíberis, de ‘Espeleosocorro’ andaluz, de Guardia Civil de Montaña y de los Geos, pero “lamentó” el comportamiento del Gobierno español y del marroquí, a quienes responsabilizaron de la muerte de José Antonio Martínez. “Esta rueda de prensa pretende que este tipo de sucesos no vuelvan a repetirse más”.