Cristina Cifuentes y Álvaro Ballarín

AR.- Causa vergüenza y estupor escuchar cada día a doña Cristina Cifuentes su “compromiso” con la tolerancia cero con la corrupción, cuando conociendo perfectamente el largo historial de actos sistemáticos en fraude de Ley y chanchullos de todo tipo de su amigo Álvaro Ballarín, desde la fragmentación de contratos para poder adjudicarlos a dedo, la ocultación de facturas en los cajones, el manejo presupuestario para sortear todos los controles, pasando por utilización del dinero del partido y del propio Ayuntamiento para su campaña electoral y en un alarde de nepotismo sin precedentes, no solo le colocó de número siete de su lista a la Asamblea de Madrid, con la firme intención de nombrarle después para los puestos mas relevantes del ejecutivo autonómico, sino que le encargó la redacción de su programa de “regeneración ética”, un insulto inaceptable para con sus votantes y compañeros de partido que habían clamado contra este despropósito.

Pero Cristina Cifuentes haría mucho mas por su amigo del alma, diciendo desconocer su imputación por prevaricación, falsedad en documento público y desobediencia a la Justicia. Ha pasado por alto que Ballarín le mintió en un tema esencial y solo por eso debería haberle destituido en el acto, omisión que tal vez se explique sabiendo que cuando altos cargos del PP la llamaron escandalizados por el tema, les contestó que estar imputado no significaba que fuera a ser condenado, y por lo ocurrido parece que sabía bien de lo que estaba hablando. Después, según ella, Ballarín puso el cargo a su disposición, lo que choca de plano cuando este ha explicado a todo el que le quería oír que no pensaba renunciar al acta bajo ningún concepto, y además, en una especie de amenaza velada ha recordado que su voto es imprescindible para Cifuentes, ya que si él se abstuviera o no asistiera a la votación, no podría ser investida ni siquiera con los votos de Ciudadanos.

Y en cuanto a la retirada de la querella, solo Albert Rivera e Ignacio Aguado, por razones de táctica política, pueden hacer como que se creen el burdo montaje, donde unos querellantes desisten de una denuncia, al saber del interés personal que tiene por el presunto corrupto la futura presidenta de la CAM, cuando llevan muchísimo tiempo pleiteando, primero contra la empresa concesionaria de los aparcamientos objeto de expediente de demolición, y contra ese político que actuó ilegalmente para eludir lo decidido por la Justicia, donde una jueza decide archivar el procedimiento en solo seis días, cuando se tarda entre 20 y 30 días como mínimo. Y donde un fiscal al servicio del Gobierno “confirma” el archivo.

Hasta sus propios compañeros de partido, pese a la retirada de la imputación, la acusan de estar imputado, porque nadie puede pensar que los querellantes se dan cuenta de repente de que Ballarín es inocente y arrepentido de sus correrías, justo en las elecciones, retiran la querella. Al fiscal no le ha dado la gana investigar, pero, ¿qué ocurre si se descubren las verdaderas razones del oportuno desestimiento?

Pero es que además Ballarín tiene varias causas abiertas. A saber, ha sido denunciado por el sindicato de funcionarios de Manos Limpias por participar con el “pequeño Nicolás” en una trama de concesión de licencias de municipales, querella admitida a trámite por el juez instructor Arturo Zamarriego. Tiene una demanda civil por fraude electoral y el juez la ha admitido a trámite. Ballarín desplegaría una vigorosa campaña para conseguir la nominación de Cifuentes como candidata a la Asamblea de Madrid. Por cierto, ¿alguien ha comprobado si ha empleado dinero de PP o del Ayuntamiento en la misma, como esta acusado de hacer con la suya?

Ciudadanos puede tener razones, incluso legítimas para pasar por alto los casos de corrupción de las formaciones que apoya, pero a lo que no tiene derecho es a contar “urbi et orbi” que su lucha esencial es contra la corrupción y que ni el PSOE en Andalucía ni el PP en Madrid hubieran asumido los acuerdos frente a la misma si ellos no tuvieran la llave de la gobernabilidad. Y no tiene derecho porque simplemente no es verdad. Llegado el caso hacen las excepciones que hagan falta, corrupción cero siempre que los corruptos no sean amiguetes. Cuando Susana Diez dice que no con Chaves, o Cristina Cifuentes dice que no para defender a un “amigo de la adolescencia”, pues pelillos a la mar y pasamos a discutir sobre la duración de los mandatos, algo esencial para los españoles. No es de extrañar que la intención de voto de Ciudadanos haya caído a la mitad desde las elecciones.

Para esta aventajada discípula de Nepote, los cargos políticos no son para los mas competentes y honestos, sino para los amigos aunque sean unos frívolos y tengan un largo historial de realización de actos en fraude de Ley, de saltarse a la torera los procedimientos, y todo lo que sea menester, porque a Ballarín,  que es un caradura profesional, le dan igual Juana que su hermana, y como probablemente Cifuentes le ha ofrecido una buena canonjía para cuando amaine el temporal, está dispuesto a tragar los desprecios – nadie aplaudió cuando recogió su acta – y los vacíos de sus propios compañeros que sea menester.

Cristina le ha pedido que pase desapercibido y ya le llegará la compensación debida de manos de su fiel amiga de la adolescencia. Una regeneración ejemplar, como puede verse.