“Las verdades del barquero”
Nos resulta molesto oír la verdad de lo que somos y de lo que hacemos, cuando se nos dedican críticas duras y crueles. Decirle a uno “las verdades del barquero”; hablarle claramente y sin contemplaciones ni miramientos; y sacarle los colores cuando la ocasión lo requiere, difícilmente será aceptado de buen grado por nuestro interlocutor. Lo de decir “las verdades del barquero” tiene su origen en aquel estudiante que le pidió a un barquero que le cruzase el rio gratis. El barquero puso como condición que durante el viaje tenía que decirle tres verdades. El estudiante aceptó y su primera verdad fue: – Pan duro, duro, más vale duro que no ninguno. –Verdad es. Dijo el barquero. Segunda verdad: -Zapato malo, malo, más vale en el pie que no en la mano. –También es verdad. Reconoció el barquero. Y la tercera: -Si a todos los pasas como a mí, dime, barquero, ¿qué haces aquí? –Esa sí que es una gran verdad, y me servirá de lección. Concluyó el barquero.
Esta reflexión importa, si nuestra intención es decir y reconocer la verdad por encima de cualquier interés personal, profesional, político o económico. Deberíamos comenzar por ser sinceros con nosotros mismos y reconocer en voz alta lo que es evidente, incuestionable e indiscutible.
La creencia general, es que la culpa de todos nuestros males la tienen únicamente los que al amparo de la política y del sistema han convertido España en un almacén de retales. Se ha extendido la idea de que los únicos inmorales y corruptos son los parásitos de la política. Pero, no es así. Ellos, habrán sido los que han institucionalizado la corrupción, pero la creencia generalizada de que sólo ellos son responsables, no permite a una mayoría mirarse en un espejo, y atribuirse un justo grado de complicidad y de responsabilidad por ignorar y condenar a los disidentes, o por decidir libre y voluntariamente ante las urnas, la legitimación para conducir hasta las Instituciones a los corruptos que hoy colapsan los juzgados.
Mientras no nos sintamos responsables de la situación, difícilmente nos ilusionaremos por encontrar una solución buscando una opción honesta, creíble y sensata, que ponga en marcha los grandes reactivos nacionales para salir de esta ciénaga que se nos antoja insalvable.
El problema no está solamente en los políticos, los asesinos, los prevaricadores, los inmorales, los sobornados o los mafiosos; el problema también somos todos y cada uno de nosotros. Porque pertenecemos a un país donde se valora más al corrupto que al honrado; donde la democracia ha puesto de moda como nunca las “mordidas” en forma de comisiones a todos los niveles, pero millonarias cuando las exigen los responsables políticos a las empresas que optan por una obra o concesión públicas.
Pertenecemos a un país donde las becas se conceden a dedo sin salir a concurso, para realizar trabajos de investigación de “no se sabe qué”, y que van dirigidas exclusivamente a individuos que, aunque no se diga, controlan las entrañas de las Universidades hasta tal punto, de que allí no hay nadie que se mueva ni se atreva a denunciar cualquier irregularidad sin tener que jugarse la vida.
Pertenecemos a un país donde hacerse rico de la noche a la mañana es una virtud más valorada que formar una familia basada en valores y respeto a los demás; donde la impunidad es un hábito porque la Justicia está politizada; y donde los directivos de las multinacionales miran a sus empleados como robots y no como seres humanos.
Pertenecemos a un país donde la lacra de la prostitución que explota a miles de mujeres, es la mayor fuente de ingresos junto con la droga, pero se nos olvida que para que esas lacras se sostengan hacen falta individuos dispuestos a demandar sus servicios.
Pertenecemos a un país donde ser homosexual es carta de presentación con publicidad gratuita por parte de los medios de comunicación, mientras que una mujer unida con un hombre en matrimonio con intención de formar una familia y tener hijos, queda casi obligada a omitir ese dato en cualquier entrevista de trabajo, si quiere tener alguna opción a conseguir el empleo.
Pertenecemos a un país donde por lo general, no hay verdadera vocación por la ecología ni por la defensa del medio ambiente, sino más bien intereses bastardos al servicio de una doctrina política con clisé de asociación o fundación, que fingen proteger la Naturaleza para ser financiados con dinero público.
Pertenecemos a un país donde no se respetan las infraestructuras urbanas en ninguna de sus formas, pero se reclaman a la Administración indemnizaciones por accidentes en la vía pública, que serán sufragadas con dinero de todos.
Pertenecemos a un país donde no se fomenta la cultura, la ciencia o la educación; no existe interés por la lectura; no hay conciencia ni memoria de la política; y no hay interés por la vida del prójimo. Solo interesa el fútbol, la telebasura, el botellón y la droga en conciertos y “movidas”, así como la vida y milagros de personajes de la farándula que llegan a ser el espanto de sus propios hijos.
Pertenecemos a un país donde se permite que un anciano o una mujer embarazada viajen de pie en metro o autobús, y un joven que ocupa el asiento se haga el dormido para no cedérselo a quien más lo necesita. Y si alguien le recrimina su acción, a ese alguien puede costarle la vida.
Pertenecemos a un país donde se puede eludir la cárcel depositando una fianza, mientras se nos dice que la Justicia es igual para todos. Y donde se adquieren productos de alta gama o marca elitista a muy bajo precio, a sabiendas de que para que tengan ese costo tan irrisorio sólo pueden ser falsificados o de procedencia ilícita.
Pertenecemos a un país donde el empleado de banca no explica con detalle a su cliente el producto financiero que le ofrece, pero logra convencerlo abusando de su confianza para que invierta todos sus ahorros a través de esa oficina, y de esta forma alcanzar los objetivos que le marca la dirección de la entidad.
Pertenecemos a un país donde el empresario que durante la bonanza económica se olvidó del reparto equitativo de las plusvalías entre todos los factores humanos de la empresa, en cuanto asomó la crisis echó el cierre y huyó veloz con las alforjas llenas a paraísos fiscales.
Pertenecemos a un país donde el que trabajando en la sanidad pública, se apodera ilegalmente y lleva hasta su domicilio particular leche para lactantes, compresas, pañales, toallas, material sanitario y hasta parte del menú que se sirve a los enfermos.
Pertenecemos a un país donde con abuso de confianza se utiliza el teléfono del lugar de trabajo para no tener que hacer frente al costo de esas llamadas si se realizasen desde nuestro teléfono particular.
Pertenecemos a un país donde el joven que encuentra un empleo sin llegar a “mileurista”, adquiere milagrosamente un vehículo de alta gama muy por encima de sus posibilidades, a costa de seguir viviendo en casa de sus padres que en ocasiones sobreviven con una pensión “no contributiva”.
Pertenecemos a un país donde el corredor de seguros ofrece pólizas, sin detallar la letra pequeña del contrato, a sabiendas de que en caso de un siniestro el cliente se verá inmerso en un vendaval de dudas y excusas por parte de la compañía, que se acogerá a esa letra pequeña, bien para eximirse totalmente del pago, o para reducir al mínimo la indemnización. Del mismo modo, que el asegurado reclama indemnizaciones por siniestros que nunca existieron, simulando haber sido víctima de robos y expolios mediante denuncias falsas.
Pertenecemos a un país donde el gobierno ejerce una presión fiscal confiscatoria sobre el contribuyente, mientras ese contribuyente amparándose en su creencia de legítima defensa, defrauda a la Hacienda pública procurando obtener el producto de las compras o ventas sin que le sea extendida la correspondiente factura, para de esa manera no abonar el importe del IVA.
Pertenecemos a un país donde se utiliza la fotocopiadora de forma abusiva en el puesto de trabajo de la Administración pública o empresa privada, para no desembolsar ni un solo euro por ese concepto. Y donde se utiliza el vehículo de la empresa para la que se trabaja en beneficio propio y temas particulares, al objeto de que el combustible nos resulte gratuito.
Pertenecemos a un país donde el empresario utiliza la crisis económica y la precariedad laboral para someter y explotar a los trabajadores, aprovechándose del temor de éstos a quedarse sin empleo.
Pertenecemos a un país donde se fomentan las “castas” dando limosnas a inmigrantes ilegales y sin medios, a cambio de trabajos que los españoles hemos llegado a considerar denigrantes.
Pertenecemos a un país donde los medios de comunicación al servicio del poder económico y financiero, sin escrúpulos morales y con fines mercantilistas, encanallan y envilecen a nuestro pueblo.
Pertenecemos a un país donde se ha aprovechado sistemáticamente la gratuidad de las recetas médicas por prestación social a pensionistas, para no desembolsar ni un solo euro en la adquisición de nuestros propios medicamentos.
Pertenecemos a un país donde la indiferencia nos ha llevado a mirar para otro lado ante las continuas y graves ofensas y ultrajes a los símbolos de la Patria, y donde se censura y condena la violencia en el fútbol y se prohíben todo tipo de símbolos y proclamas consideradas racistas y degradantes, pero, se pasan por alto cuidadosamente las pancartas de enaltecimiento del terrorismo vasco de la ETA, que humilla a las víctimas de forma cruel y repugnante.
Pertenecemos a un país donde un empresario requiere para trabajar a un desempleado que está percibiendo la prestación por su situación de desempleo sin comunicarlo a la Seguridad Social, y ese mismo trabajador accede a trabajar en esas condiciones.
De esto y de mucho más, todos somos responsables ¡Todos! Pero no hacemos nada por escuchar y reconocer la verdad. Es necesario ponernos manos a la obra para enderezar el rumbo de nuestra nación, al objeto de restituir esos comportamientos claramente reprobables, por valores y principios que hagan una sociedad más culta y mejor formada. Mientras el pan de la cultura no llegue a los centros de enseñanza a través de profesores honestos, ni llegue a los hogares españoles a través de medios de comunicación que no estén al servicio de los poderosos, nuestra nación nunca será realmente libre ni alcanzará la prosperidad que todos anhelamos.
La víctimas de pertenecer mansamente a la inversión integra de dudar del blanco ante el negro del sol de la luna , en una sociedad que todo es susceptible de ser relativo , sería una lista interminable , comprar la voluntad de un individuo , mejor esclavo que libre, aquello de el que no trabaje no comerá por el que no obedezca no comerá , la triste realidad . socialmente lo más grave es la autoridad del mediocre en todos los ámbitos ante la mansedumbre del desconcierto propio.
Magnifico articulo senor Roman. Yo le puedo asegurar que en este pais todo el mundo es idiota, o un ladron, y que ahora mismo me suicidaria de no ser por que este digital no puede permitirse el lujo de perder a alguien como yo, y sus clarividentes aportaciones. Siento que mi vida esta hueca, y que las toneladas de libros que he leido solo han servido para secarme el seso, como a nuestro ilustre hidalgo. Soy como un paladin batiendome en las procelosas aguas de la ignoracia, la ignominia y el bacilo de Kock. Pero a veces, cuando leo algo… Leer más »
Muy buen artículo señor Roman. Es lamentable como continuamente la gente se queja de los políticos o la inmigración pero a la hora de la verdad¿qué hacen? nada, con lo fácil que es dar testimonio o ir a una urna y dar el voto a un partido patriota. En vez de eso se dejan llevar por la apatía o por la esterilidad del voto “útil”. La casta política es un reflejo de la sociedad que les vota y aún me atrevería a decir que la sociedad que les vota aún es peor en su conjunto, y aún es peor porque… Leer más »
Después de leer su artículo sr Román, no cabe sino preguntarse seriamente: ¿Quién quiere ser Español? Y si nos ceñimos a las verdades perfectamente expuestas en su análisis la respuesta sería en el 100% de los casos: Nadie. Y es que encuentro hasta normal que nadie quiera ser Español. A mí, y me considero tan Español como Cervantes, no me representa ese estado que usted ha descrito. Ni a mí ni nadie que tenga dos dedos de frente. No es de extrañar que las provincias periféricas renieguen de este estado y deseen quitarse el estigma de llevar un pasaporte con… Leer más »
Crápula, efectivamente tiene usted toda la razón. Hace 38 años más o menos, éramos todo lo contrario; la educación recibida no tenía nada que ver con la que se ha impartido después, y aquí tenemos el resultado. Pero muchos de aquellos que recibieron aquella educación basada en valores morales y principios, han preferido dar un paso y ponerse del lado de los que con falsa bandera confundieron a la opinión. Esa es la razón por la que el Partido Popular tuvo éxito, porque arrastro mediante engaños a millones de personas que pensaron que significaban aquellos valores y aquellos principios. Un… Leer más »
Sr.Crápula leo sus aportaciones con interés pero que nos llame a los españoles borricos es un insulto o que ha tocado usted fondo ya. Medida, sr. Crápula, medida.
Sr. Román: Está muy bien que de los chascarrillos se saquen lecciones prácticas, como ya hizo en su último artículo, el de la escopeta de Ambrosio. Como siempre he dicho, la historia siempre (de una forma u otra) se repite. En este artículo, dice usted muchas verdades (y la faltaría papel para decir más), al afirmar que los culpables somos nosotros. Esto es totalmente cierto, pero también lo es que si los políticos nos enseñan “malamente” con sus “maneras” y “artilugios”, y nos dan mal ejemplo, me pregunto ¿A quien vamos a seguir e imitar? ¿De quien vamos a aprender… Leer más »
Estimado José Alberto: No toda la culpa es nuestra. Cierto. Pero usted como militar solo tiene que ver como está el Ejército. Si una Institución como esa, que se supone que debe ser el prototipo de la honestidad, se ve salpicada también por casos de corrupción, ¿cómo deben estar los demás colectivos en los que la disciplina y el control brillan por su ausencia? Mírese usted y piense en los suyos; y los suyos en los suyos; y así sucesivamente. Hasta que sepamos propagar el mensaje de la honestidad para elegir un líder con un programa que ilusione. Las buenas… Leer más »
Sr. Román: ¿Que le voy a contar del ejército si casi me da vergüenza pertenecer a él? Me refiero al actual, porque en el de antes (del 39-83 aprox.) a nadie se le ocurría ni siquiera pensar que podría pasar lo que ahora sucede. Aunque esto sea un foro público le comento: En mi promoción de la AGM hay GB,s, GD,s, Tte Grles y hasta generales de 4 estrellas. Pues bien, cuando nos reunimos y hablamos del tema ¿Saben lo que dicen? NADA. Que si la disciplina… Que si es cosa del gobierno … Que si Rajoy o el PSOE… Leer más »
Pero es que el ejemplo no hay que buscarlo en los políticos ni en grandes empresarios, sino en la tradición y los grandes héroes y sabios de la historia.
Sr. Román: Se me olvidó decirle, que UNO de mis granos de arena, es escribir en este periódico, que aunque no soy un gran periodista como usted, en los pocos artículos del día a día que escribo, arremeto como Dios me da a entender contra “el ambiente enrarecido que nos rodea y contra los que los causan o han causado”.
Le agradezco Sr. Armando Robles que permita escribir en AD.
Asi como dice el articulo son las cosas y quien lo niegue miente como un bellaco. Ser honrado, cabal, formal, cumplidor, leal, honorable y puntual en nuestro pais implica ser continuamente atacado por el 90% del projimo, que es gentuza. Y si ademas tienes talento y brillas entonces es todavia peor. Pero queda ese otro 10% que es el que hace que nuestro pais sea un lugar excepcional. Es por ellos por los que hay que luchar y seguir luchando para echar de los puestos de poder a los corruptos, cambiar las leyes y poder meter en vereda a ese… Leer más »
Sr Juan Fernandez, El Alacrán Cojonero: Permítame que me entromezca en su comentario.
Una guerra civil no haría falta. Sólo una revolución para limpiar. Una revolución de limpia de cuando en cuando, es sana, saludable y conveniente.
Un saludo.
Sr Cepas: puede usted responder a mis comentarios siempre que lo desee. La respuesta de alguien que no sea un “troll de internet” no es intromision, sino dialogo, y usted es una persona identificada y ademas colaborador de esta casa, no un intoxicador de foros a sueldo, asi que no tiene nada que “temer”. Releyendo de nuevo mi comentario de anoche no puedo por menos que darle la razon en que el uso del termino “guerra civil” quizas no sea el mas correcto para expresar lo que me pasaba por la mente, era tarde, estaba cansado y ademas me iba… Leer más »