La prudencia demanda en ocasiones un tiempo, aunque sea breve, para responder con ánimo sereno a quien con apasionamiento se permite, como vicesecretario general de comunicación del partido en el gobierno, pronunciarse en términos que no sólo intentan confundir a la opinión, sino que ofenden de un modo muy grave a los ciudadanos españoles.

Sostener como lo hace usted, que con la Constitución de 1978 los españoles nos dimos un sistema de libertades, en virtud del cual, hemos vivido la etapa más prospera de la historia de este país, no solo me parece una frivolidad y un insulto a la inteligencia, sino que dice muy poco de usted como aspirante a ser alguien en la política española.

Cuando habla usted de la Constitución, ¿a qué Constitución se refiere, a la que nos dice que la Patria es indisoluble, pero que nos habla también de nacionalidades por no hablar de naciones?

Cuando habla de libertades, ¿a qué libertades apunta, a la libertad de los que yacen sepultados víctimas de los asesinos vascos de la ETA por ser españoles, o a la libertad de esos mismos asesinos que ciscándose en la Constitución de la que usted habla, se sientan hoy en la Instituciones? ¿A qué libertad se refiere señor Casado, a la de miles de jóvenes víctimas de la prostitución y la droga, o a la libertad de las niñas violadas y asesinadas por unos criminales que ustedes han puesto en la calle?

Cuando habla usted de prosperidad, ¿a qué prosperidad se refiere, a la suya, o a la de todos y cada uno de los que como usted y desde 1978 han logrado alcanzar de la mano de un partido político y del sistema, aferrarse a la ubre del Tesoro Nacional?

Que yo sepa, esa Constitución contradictoria y ambigua, que legaliza y permite que partidos independentistas y terroristas se sienten en las Instituciones, es una Carta Magna que nadie respeta ni obedece. Esa libertad de la que usted habla, no existe en España en ninguna de sus formas, y no existe, desde el momento en que se ven conculcados y pisoteados los derechos más elementales de las personas como son el derecho a la vida, el derecho al honor y el derecho a la propiedad privada.

En cuanto a la prosperidad alcanzada y de la que usted habla refiriéndose a ese periodo constitucional, solo sería admisible si tuviésemos en cuenta los logros y ambiciones alcanzadas por ustedes durante ese periodo. Nunca como ahora los representantes políticos en cualquiera de sus formas (tres administraciones y diecisiete gobiernos autónomos), habían gozado de emolumentos, privilegios y prebendas como los que les ha brindado el sistema constitucional de 1978.

¿De qué prosperidad nos habla usted, Pablo Casado; de la entrada de dinero abundante por la venta de nuestra industria como almoneda de barato tras nuestra entrada en el Mercado Común; de nuestra entrada en el euro y la pérdida abusiva sin compensación alguna, de poder adquisitivo de los trabajadores; o de la burbuja inmobiliaria del señor Aznar? Las cifras de desempleo en España siempre estuvieron por encima de las registradas antes de ser aprobada la Constitución, y han constituido junto con el terrorismo y el tráfico de drogas la mayor lacra de este país. Con crisis o sin ella, usted, y los que están en las instituciones como usted, no han pasado ningún tipo de penuria, no han sufrido los recortes ni han sido víctimas de la angustia, la desesperación y el hambre.

Por favor, deje usted la cantinela preelectoral de que su partido está creando empleo. Salga usted por un momento de las urbanizaciones blindadas y elitistas de España, o lugares donde suelen residir ustedes con vigilancia las veinticuatro horas del día. Ponga pie a tierra y dese usted una vuelta por los barrios marginales y obreros de este país, y verá donde está la libertad y la prosperidad. Entrevístese usted con agricultores y ganaderos, y hábleles, si tiene cojones, de libertad, prosperidad y abundancia.

Si un diputado necesita 1.823 euros solo para alojamiento y manutención, ¿por qué el salario mínimo de los trabajadores es de 757 euros mensuales? ¿Por qué el menú en un colegio público le cuesta a un alumno 7,00 euros, y en el Congreso de los Diputados el menú cuesta 3,55 euros para un aforado?

No hable de prosperidad sin escuchar antes a padres de familia que tienen que trabajar con contratos por días o por horas -sobre todo en grandes multinacionales-, percibiendo salarios mensuales cuya cantidad es similar a la que ustedes ingresan por tres días en concepto de dietas.

Usted, en nombre de su partido, miente señor Casado. Miente como un bellaco cuando nos habla del sistema constitucional, y dice de él, que nos trajo la libertad, la estabilidad y la prosperidad. Eso es rotundamente falso cuando España se rompe, y cuando esa prosperidad alcanzada se la atribuye usted a los contribuyentes españoles de clase media y baja sin apostillar aquello de “pan para hoy y hambre para mañana”, y pasando por alto la prosperidad de la que gozan todos ustedes.

¿Cómo puede referirse usted a la Constitución como base de un periodo de prosperidad, con un millón de hogares careciendo de todo tipo de ingresos? No se puede hablar de libertad ni de prosperidad, cuando esos dos conceptos llevan aparejados la corrupción, la parasitocracia, el independentismo, la violencia de todo tipo, la droga, el desempleo, el terrorismo, y una deuda fruto de esa burbuja inmobiliaria y esa crisis subsiguiente, que tendrá hipotecadas a las futuras generaciones.

Hable usted de la Constitución si quiere señor Casado, pero hágalo para decir que gracias a ella, ustedes, los políticos, alcanzaron un estatus que quizás no hubiesen logrado de ninguna otra forma. No se refiera a esa Constitución para hablar de estabilidad, libertad y prosperidad de todos los españoles, porque eso es rotundamente falso.