LOS JUDÍOS ESPAÑOLES DESPUÉS DE 1868 (II)
Las aportaciones de los judíos de Tetuán fueron más cuantiosas que las de Larache, Arcila y Alcazarquivir y parecidas a las de Ceuta y Melilla. La Guerra Civil española supuso en el norte de África uno de los reencuentros más plausibles entre España y los judíos expulsados. La Falange de estas ciudades, bajo presión de los acontecimientos, utilizó los principales edificios de las comunidades judías de esta ciudad y especialmente el Casino Israelita de Tetuán, que finalmente pasó a poder de la Alta Comisaría militar mandada interinamente por el coronel Juan Luis Beigbeder y Atienza. La realidad de las cosas fue que la Alta Comisaría militar presionó continuamente para ocupar el Casino y “solicitar” que colaborase en todos los actos que los militares españoles celebrasen en él, lo que produjo una serie de encontronazos con la directiva del Casino, hasta el final de la guerra. Era una situación irreversible para los judíos tetuaníes, si querían sobrevivir. La guerra se acerca a su fin y el Casino contribuye con ocasión de las fiestas de la victoria, prestando mobiliario y otros enseres para conmemorar el evento.
La colaboración continúa una vez acabada la guerra y en recompensa y premio a esto, el Gobierno español concede la Gran Cruz de Isabel la Católica (paradojas de la historia) el 28 de diciembre de 1939 al presidente del alto tribunal rabínico, Sr. Jalfón, que es “felicitado por la Junta Directiva del Casino”. Las conexiones entre los militares españoles y los judíos del norte de África, demostraron que el papel de Beigbeder fue más que evidente en todos los campos. El propio Franco, a través del Consejo Comunal Israelita de Tetuán, negociaba empréstitos con la banca judía de Tánger y Tetuán. Es interesante constatar cómo la prensa del bando nacional en la península mantiene una propaganda muy intensa contra los judíos al considerarlos enemigos de su causa, sin embargo, en el territorio del protectorado, donde existían las más importantes comunidades hebreas, éstas no reciben ninguna alusión directa por parte de esta prensa, cuando precisamente estaban en su mismo territorio y bajo su control, realizando tan sólo alusiones muy diluidas y escasas referidas al judaísmo en general vinculado a la masonería y al marxismo. En las logias masónicas descubiertas en Larache había un 17% de judíos. La descubierta por los falangistas en Ceuta el 14 y 15 de agosto del 36, conocida como Hércules, estaba compuesta por 103 personas de las que solo siete eran judíos, pero en el periódico de la ciudad, “La Gaceta de África”,sus miembros judíos no aparecen citados como tales. Este respeto y protección por los judíos en general, que era la contrapartida de sus aportaciones económicas, no afectaba a la propaganda antisemita general de la zona del protectorado occidental. Se vuelve a producir la política maniquea de proteger a los judíos, por el soporte económico que suponían para el ejército sublevado y, al mismo tiempo, hablar mal de ellos, como ya apuntaba el coronel Beigbeder, para congraciarse con los alemanes. En la prensa local de Ceuta, “El Faro de Ceuta”, aparecen artículos con connotaciones antisemitas el mismo día que comienzan a hacerse públicas las listas de los masones.
El antisemitismo que se despliega aquí es para atacar al marxismo, incluso algunos periodistas judíos se desmarcan de esa connotación marxista. Sin embargo, hay que reconocer que a medida que la Guerra Civil entra en sus fases más decisivas y son cada vez más necesarios recursos económicos, las comunidades judías son más apremiadas a colaborar con el Alzamiento e incluso algunas multadas por su tibieza. En Melilla, la represión fue más dura, aunque en aquellos días de confusión hubo de todo y una parte muy importante de la comunidad judía, ante lo que se le venía encima, puso su fortuna a disposición del Alzamiento, otros en cambio, lo hicieron por amistad personal con las autoridades militares o por su propio convencimiento antes de caer en manos de una República sostenida por revolucionarios anarquistas, de los que serían víctimas; otros, sobre todo los judíos miembros de partidos republicanos, socialistas o componentes de logias masónicas fueron fusilados. En Melilla se produjo una represión inmediata contra judíos que pertenecían a alguna logia masónica, cosa que no ocurrió en Larache, Alcazarquivir, Arcila o Villa Sanjurjo. Algunos de estos judíos estaban al parecer muy comprometidos y eran activistas muy significados de los partidos de izquierda.
En Melilla, ciudad en la que vivían unos 6.000 judíos, se clausuraron todas las sinagogas de la ciudad. Como ya se ha expuesto, estas medidas tomadas contra judíos pertenecientes a partidos de izquierda o sospechosos de serlo, contrastaba con la actitud hacia otro grupo hebreo: los vinculados a la Banca y al Comercio, que fueron protegidos por la ayuda económica prestada a la causa del levantamiento militar, como contrapartida a la cobertura recibida del ejército del norte de África, que se había convertido para ellos en su protector. Se ve que el maniqueísmo con relación a los judíos era lo normal en toda la zona del protectorado español. Desde los diarios locales “El Telegrama del Rif” y emisoras, las autoridades franquistas solicitaban a las comunidades y familias judías que contribuyeran con fondos sin ridiculeces para la causa nacional; muchas de estas familias, ante el dilema de ser acusadas de apátridas o masones y marxistas, se adelantaban con contribuciones voluntarias. En otras, se notaba la clara intencionalidad de apoyar al bando de Franco; tal fue el caso de la Banca Hassan. Muchas de estas operaciones fueron canalizadas a través del coronel Beigbeder, nombrado Alto Comisario en Marruecos y más tarde ministro de Asuntos Exteriores y conocido aliadófilo.También había en Melilla, banqueros judíos afines a grupos conservadores republicanos, que en el levantamiento de Franco, no tuvieron el menor reparo en adherirse al bando nacional aportando recursos económicos, incluso el abastecimiento del petróleo; fue el caso de Jacobo Salama, que era el concesionario delegado de la compañía Shell que ante la duda sobre el destino de los barcos petroleros que había concertado con las autoridades republicanas, se le convence para que el petróleo quede en el bando franquista. En cualquier caso, el propio Salama mantenía tiempo atrás una intensa relación de amistad con jefes militares como García Valiño, Beigbeder, Muñoz Grandes, Millán Astray y el propio Franco.
Se abre en la ciudad una suscripción pública para la compra de un avión para el bando nacional y, en ella las aportaciones judías fueron las más importantes (Salama, Jaime Levy, Salomón Cohen, Chocron, entre otros), que logran reunir el 13 de septiembre de 1936 cerca de 60.000 pesetas. A estas operaciones se les quiso dar muchas veces un efecto publicitario para evitar todo tipo de sospecha sobre los judíos, como ocurrió con la colonia femenina judía de Melilla, que participó en una suscripción abierta para ayudar a la Sección Femenina de Falange según recogió el “El Telegrama del Rif” el 30 de diciembre de 1936. El citado periódico de Melilla, publica artículos antisemitas en los que la figura del judío aparece como causante y responsable de las revoluciones marxistas y bolchevique, pero elude también a los judíos concretos de Melilla, a los que, por otra parte, elogia por su generosidad en el apoyo al Alzamiento nacional. José María Pemán y Pemartin (1897-1981), asiduo colaborador de la prensa del bando nacional, vuelve a la carga contra el judaísmo y se convierte en uno de los antisemitas más conspicuos; ataca a los judíos como aliados naturales y efectivos del marxismo y del bolchevismo, y por ende, enemigos naturales del bando nacional, publicando artículos demoledores contra los judíos, masones y marxistas en el periódico melillense. Es evidente que la contribución económica muchas veces forzosa, de los judíos de Melilla a la causa nacional, atenuó, cuando no paralizó, la campaña antisemita de la prensa contra la importante comunidad judía de la ciudad, y así vemos que estas campañas contra los enemigos de la causa nacional se centra en los masones y los marxistas eludiendo a los judíos; y si se dirige a éstos, lo hace siempre refiriéndose a los judíos peninsulares, nunca a los del norte de África, de lo que se conocían nombres y apellidos. Los diarios melillenses “Amanecer” y “Libertad” son un ejemplo claro. En cambio, en el diario católico “El Ideal de Melilla”, solo se ataca a los masones, excluyendo todo tipo de antisemitismo cuyos artículos fueron escritos mayoritariamente por Rafael Martínez Casas. Determinados sectores, no todos, del bando nacional veían con reticencia muchas adhesiones judías, al considerarlos sospechosos. A los soldados judíos de reemplazo se dio la orden de que “fuesen privados de la posibilidad de tener destinos en los cuarteles, recomendado fuerte disciplina”.
Todos ellos fueron concentrados en la localidad marroquí de Villa Jordana, para tenerlos controlados antes de mandarlos al frente. Los soldados judíos en posesión del título de bachiller o con estudios universitarios, una vez cumplido el mínimo de permanencia en el frente, no podían asistir a los cursos de alféreces provisionales. Los judíos que fueron movilizados o llamados por reemplazo como integrantes del Ejército de Franco y que tomaron parte en acciones de guerra, resultando heridos e incluso mutilados, no eran reconocidos como españoles y, sometidos a la necesidad de opción, se veían obligados a solicitar la nacionalidad española, incluso los hijos de madre española casada con un marroquí conforme al rito judío, que no implicaba la pérdida de nacionalidad. Los jóvenes judíos españoles de tercera generación y en posesión del título de maestro de Primera Enseñanza, no podían presentarse a las oposiciones al Magisterio Nacional. También, algunas familias judías residentes en Gibraltar apoyaron económicamente al bando nacional y contribuyeron a pasar información al coronal Beigbeder, que tenía organizada una red de espionaje en el norte de África. La prensa judía occidental magnifica aquellos aspectos de dureza que se produjeron contra los judíos del protectorado, pues el ambiente de antisemitismo que se abatía sobre Europa hacía proclive a esta prensa a considerar a los militares sublevados próximos al fascismo. Es el caso del “Jewis Cronicale” de Londres. Cuando se produjo la independencia de Marruecos en 1956, una gran parte de la comunidad judía marroquí se instaló en España, contribuyendo al resurgir de las comunidades judías en nuestro país, especialmente de la madrileña.
Tánger y Palestina.
En Tánger, los medios de comunicación judíos son ardientemente republicanos, aunque importantes banqueros tangerinos como los Hassan o los Pariente, se convierten en prestamistas del bando nacional. La importante colonia de la ciudad, en su mayoría franquista, utilizó como portavoz al diario falangista “Presente”, que se convierte en uno de los cauces de propaganda del bando nacional, y uno de los más críticos contra la comunidad judía de Tánger por apoyar al bando republicano. Más de 100 de los más importantes notables judíos del Marruecos español publican en el citado periódico, como contradicción, manifiestos de adhesión al Movimiento Nacional, precisamente para que tuviera un mayor efecto exterior, dada la internacionalidad de Tánger. Con la llegada de la República, la comunidad judía de Tánger muestra un gran entusiasmo por el nuevo régimen y una hostilidad hacía la monarquía, según los artículos publicados en “El Renacimiento de Israel”, considerando al entonces ministro de Instrucción Pública, el masón Fernando de los Ríos Urruti (1879-1949), como “uno de los grandes amigos de Israel”. En 1933 y 1934, Francia y Tánger acogieron a muchos judíos que llegaban de Alemania perseguidos por los nazis; esta situación contribuyó también a crear un ambiente hostil al bando franquista, debido a la situación que estaban viviendo los judíos en Europa. A esto hay que añadir el triunfo del Frente Popular en Francia, que convirtió en primer ministro a un destacado miembro de la comunidad judía de Estrasburgo, León Blum (1872-1950), que había mantenido intensos contactos con el gobierno republicano en su ayuda a los judíos procedentes de Alemania, por lo cual, los judíos tangerinos se mostraron totalmente republicanos. El diario judío de Tánger “Emeth”, comparaba la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos con la política racista de exclusión que estaba llevando a cabo Hitler en Alemania y contraponía las dos posiciones que mantenían al respecto sobre esta cuestión los dos bandos. Pero donde el apoyo de estos judíos a la causa republicana es más notoria, es en lo referente a la aportación judía a las Brigadas Internacionales.
Respecto a estas Brigadas, se conocían los integrantes franceses, alemanes, italianos o norteamericanos, pero no los judíos, con su propia identidad y sus propias unidades, pero el citado diario estimó que el 15% de los integrantes de esas Brigadas eran judíos, como fue el caso de la Brigada Dombrosky, pero estudios más recientes concluyen que fueron cerca de 8.000 los judíos, sobre un total de 40.000 brigadistas. Esta campaña trata de ser contrarrestada por el diario “Presente”, muy crítico contra los judíos y las corrientes republicanas y portavoz de una parte importante de la colonia española que había huido de la inseguridad política que existía en la España republicana. Es interminable el número de artículos que durante la guerra civil este diario publica contra los judíos como enemigos del bando franquista. La guerra civil también tuvo un impacto importante entre los judíos de Palestina todavía bajo mandato británico, mirando este conflicto entre españoles como cosa propia, proclamando sus posiciones en consonancia con su ideología y lucha política. La mayoría de movimientos pioneros judíos en Palestina fueron pro republicanos, que seguían con gran interés los acontecimientos en España considerando que las fuerzas políticas que luchaban al lado de la República también lo hacían contra el nazismo y fascismo; incluso algunos de ellos incorporándose a las Brigadas internacionales, (la película “Madrid before Hanita”, de Eran Torbiner, trata este tema) y como siempre ocurre, otros judíos palestinos fueron abiertamente partidarios de Franco, aunque fueron minoritarios y que se podían encuadrar en la derecha hebrea. El diario “Haiardén” así lo demuestra. Más tarde, en los años cincuenta, cuando el recién creado Estado de Israel se negó a reconocer el régimen de Franco, este periódico atacó con dureza la decisión, argumentando que el régimen franquista salvó a muchos judíos durante el Holocausto y que era un bastión contra el comunismo.
La Unión de Sionistas Generales de Israel, que durante la guerra civil simpatizó con el bando nacional, tendencia respaldada por el diario “Hooboker”, acusó al bando republicano de simpatizar con la Unión Soviética; curiosamente, muchos artículos de este diario aparecían reproducidos en el periódico inglés “The Times”, en cambio el diario “Haarez” mostró simpatía por el lado republicano, pero oponiéndose a la partida de voluntarios a España, pues debilitaba la lucha en Palestina contra el Imperio británico. Los periódicos “Davar” y “Kol Ha’am”, también apoyaban la causa republicana y animaban a los brigadistas judíos a ir a España y luchar contra las tropas franquistas. Sin embargo los ingleses estimulaban su marcha a España porque eran presuntos combatientes que se quitaban de encima, incluso a los más beligerantes los liberaron de la cárcel con la condición de que fueran a España. Fueron muchos los judíos de Palestina que lucharon en las Brigadas internacionales; entre 150.000 y 200.000 de un total de 400.000 judíos residentes en Palestina, porcentaje importante, que se silenciaba para evitar un efecto de llamada, pues sus efectivos eran necesarios en Palestina, aunque políticamente desearan el triunfo republicano. La Asociación de Ayuda a las Víctimas del Fascismo y Antisemitismo (ANTIFA), fundada en 1934, apoyó a la República Española incrementándose por la propaganda efectuada, a través de exposiciones fotográficas, conferencias, manifiestos, y recaudaciones económicas para la República Española participando en ella intelectuales judíos como Martin Buber, Akiva Ernest y Alexander Penn, entre otros muchos. Nada de lo que ocurría en España era en la mayoría de los casos indiferente a los judíos después de la expulsión. Las memorias del pasado reciente tanto en la Guerra Civil española, como en la Segunda Guerra Mundial se mezclaban con la de los tiempos más lejanos: la Inquisición, la persecución, la pureza de sangre y la expulsión de los judíos en 1492.
Las comunidades judías americanas.
Argentina. La comunidad judía hispanoamericana en la que más incidencia tuvo la guerra civil fue en Argentina, en donde era la tercera comunidad en orden de importancia, tan solo teniendo por delante a la española y a la italiana. Las revistas “Judaica” e “Israel”, muy influyentes, era donde escribían las más importantes personalidades judías de la época de todo el mundo. Durante la Guerra Civil los judíos argentinos fueron defensores de la causa republicana por la alineación del bando franquista al lado del nazismo y fascismo y por el apoyo y ayuda de la República a la causa en los foros internacionales, así como el reconocimiento del gobierno republicano del error y culpabilidad de la expulsión a finales del siglo XV. La revista “Judaica” se convierte en portavoz de sionistas internacionales: Weitzman, Wladimir Jabotinsky, Sthephen Wise, Louis Lipski, al igual que la revista “Israel”. También como en todos los casos, había muchos admiradores y seguidores del bando franquista. Argentina desplegó una política inmigratoria muy restrictiva en la época de la conferencia de Evian (julio de 1938) sobre la acogida de judíos que huían de Alemania, endureciéndola aún más en los meses siguientes cuando muchos colonos judíos patrocinados por la “Jewish Colonization” pretendieron trabajar la tierra, que era lo que demandaba el Gobierno argentino, pero se les impidió en muchas ocasiones.
Estados Unidos. La opinión pública norteamericana, como todas, se dividió con respecto a la Guerra Civil española. Según una encuesta realizada a finales de 1937 por el Instituto de Opinión Público, el 76% de la población era partidaria del bando republicano. Los católicos norteamericanos acusaban a los judíos de utilizar una doble vara de medir con respecto a los acontecimientos de España; la prensa católica, junto con la judía, criticaba con dureza la persecución de los judíos en Alemania, presionaba al Gobierno de Roosevelt para que interviniese a favor de los judíos e incluso les instaba a que se les abriese las puertas del país; en cambio en los asuntos de España, la prensa judía estaba a favor del bando republicano, aduciendo que se enfrentaba a otro bando que compartía las ideas de sus perseguidores, es decir, el nazismo, pero según la prensa católica, los judíos callaban ante las matanzas de religiosos que se llevaban a cabo en el bando republicano.
Ante la importante e influyente prensa judía norteamericana, tratando los republicanos de difundir la idea de que el bando franquista era un aliado natural de los nazis y que en la zona republicana era respetada la libertad religiosa. El órgano encargado de esta misión era la Embajada republicana en Washington, presidida por Fernando de los Ríos, político republicano muy cercano a los judíos sefarditas. Para neutralizar esta propaganda republicana, el bando franquista tenía un agente en New York, Juan Cárdenas, que siendo embajador en Paris se pasó al bando sublevado y luego fue nombrado primer embajador del Gobierno de Franco en Washington tras concluir la guerra; casado con una sefardita rumana, era amigo destacado de destacados miembros del Consejo Mundial Judío. Este personaje, al finalizar la Segunda Guerra Mundial fue un importante impulsor de la difusión entre las comunidades judías, de la ayuda del Gobierno de Franco en la salvación de los judíos. En 1937, el representante republicano en aquellos momentos, Enrique Carlos de la Casa, recibe instrucciones del Gobierno de Valencia para que inicie una campaña de propaganda, en las comunidades hispanas de California y en las principales congregaciones religiosas cristianas, católicas y no católicas – como la “Young Men’s Christian Association” – y en las comunidades judías, también en la derecha americana, siendo el fascismo como única frontera, teniendo en cuenta el rechazo que la sociedad norteamericana tenía al comunismo, con la misión de desmitificar la idea de que había una persecución en la zona republicana contra la Iglesia Católica. Esta campaña se hizo para contrarrestar la que estaba llevando a cabo la Iglesia norteamericana en sentido contrario.
A instancias de Ángel Ossorio y Gallardo, ferviente católico y distinguido jurista, antiguo ministro de Fomento de Alfonso XIII (se declaraba monárquico sin rey al servicio de la república) y actual embajador republicano en Paris, se publicó un informe para evitar cualquier tipo de sospecha propagandista; “The Religious Problem in Spain”, que fue enviado a todos los centros católicos y judíos del país, defensores de la causa nacional. Se pretendía demostrar que la Iglesia oficial española apoyaba al fascismo pero que difería mucho de la Iglesia alemana, contraria a Hitler y crítica con la persecución judaica en aquel país, cosa que no hacía la española, ligada a la aristocracia y a la oligarquía terrateniente y de carácter antisemita, defendiendo la idea de que muchos católicos están al lado de la República y que los militares rebeldes fueron apoyados por la mayoría de católicos y, que desde las propias torres de las iglesias se asentaron las ametralladoras y cañones contra el régimen republicano, y que les acompañaban “tropas anticristianas y antiespañolas” en clara referencia a las tropas marroquíes indígenas que Franco trajo de África y a las alemanas e italianas, que vinieron como apoyo de las nacionales. Los efectos se producen de manera inmediata: el órgano de la Archidiócesis católica de Chicago, el “NewWorld”, publica dos artículos contra el bando nacional, pero una parte de la Iglesia norteamericana critica el informe publicando en la “Revista Católica”, con diversosartículos tratando de contrarrestar los efectos del informe de Ossorio y comunicando que la Iglesia norteamericana es defensora de la española, publicando cartas del cardenal Isidro Gomá (cardenal primado que durante la Guerra Civil que desempeñó un destacado papel protagonista a favor de los sublevados) y de destacados miembros de la Iglesia española, en las que dejan bien claro a la opinión norteamericana la total ausencia del nazismo y antisemitismo en el bando nacional, cuestión que se extiende a otras iglesias católicas nacionales, como la británica, que colabora con los judíos del Reino Unido en la protesta contra las persecuciones de los judíos en Alemania, publicando con gran alarde fotográfico, la reunión del gran rabino del Imperio Británico, Dr. J.Herz, con el cardenal Arturo Hinsley, arzobispo de Westminster, presidiendo una gran manifestación de 8.000 personas en el Royal Albert Hall de Londres para protestar contra la persecución religiosa y antisemita en Alemania, criticando, a su vez a un sector de sus correligionarios, por apoyar al bando republicano. Se publican réplicas y contrarréplicas en los diarios a favor del bando nacional: “The Spanish Catabolic Magazin”, “Brooklyn Tablet” oen la ya citada “Revista Católica”, o a favor del bando republicano: “The New World”.
La cuestión llega a los grandes periódicos “Washington Post”y el “The New York Times” donde se alternan artículos a favor y en contra de los dos bandos. El bando nacional, a imitación del republicano (“North American Commitee to Aid Spanish Democracy”), inicia, en 1938, una campaña de recaudación de fondos (“Spanish Nationalist Relief Commitee”) con sede en Nueva York), dirigida por el citado Cárdenas y patrocinada desde Salamanca por el conde de Vallellano, (Fernando Suárez de Tangil), presidente de la Cruz Roja del bando nacional. Fue una idea obsesiva por parte de los bandos ganar para su causa la opinión pública norteamericana, y dentro de ésta, a la judía, ya que por un lado había un número importante de comunidades judías que utilizaba todo su poder e influencia para apoyar la causa republicana, y al mismo tiempo, otro sector, con una parte del propio Gobierno Federal, que veían con buenos ojos la lucha de Franco contra el comunismo. El órgano propagandístico más habitual que utilizaron los que apoyaban a Franco era el “Jewish Journal American”, mientras que los del bando contrario se manifestaban en “The Jewish Life” y en el diario en yídish “Nayleben” de Nueva York, lo mismo que el periódico de Cincinnati “The American Israelite” y la conocida “Jewish Telegraph Agency” que continuamente daba noticias sobre la persecución de los judíos en el Marruecos español. Una persona que destacó creando un movimiento en Estados Unidos a favor del bando republicano fue Albert Einstein (que participó en campañas con manifiestos a favor de la Brigada Lincoln, una de las Brigadas Internacionales – que según el FBI “era subversiva y comunista”-), y que encontró una dura réplica en círculos conservadores y sobre todo católicos. Alrededor del físico alemán se agrupó un grupo de científicos e intelectuales como Robert Oppenheimer, Thomas Mann, Stephen Wise, Otto Natthan, Paul Szilard, Harold Urey o Trosman, que también se ganaron la oposición conservadora, incluso, del FBI.
Hablando de la España nacional, durante la Guerra Civil, desarrollaron campañas sobre los judíos de diferente cariz, dependiente de adonde iban dirigidas; en el interior del país se utilizó la figura del judío, magnificándolo como enemigo de las esencias nacionales y relacionándolo como siempre con la masonería, el comunismo o el capitalismo liberal, todos ellos enemigos de la causa nacional. Si los dirigentes nacionales buscaban apoyos en el exterior (prensa norteamericana, francesa o británica), entonces eludían este aspecto, por considerarlo perjudicial contra su causa. Si la propaganda se realizaba en países de corte totalitario, como Alemania y en parte Italia, el asunto adquiere caracteres más complejos, por la controversia suscitada entre el Vaticano y el Reich alemán, y más tarde con Mussolini por el problema del racismo y los judíos, añadido a la ayuda que el bando nacional recibía del Gobierno italiano y alemán, lo que complicaba el problema. Por tanto, dejando aparte sectores de la Falange y el carlismo, la propaganda antisemita, fue en gran medida estratégica. Destacaba la idea de que los judíos se encontraban entre sus mayores enemigos, como eran el comunismo, la masonería y el propio Komitern contra los que se había desatado un verdadera cruzada y la idea de que en España la lucha contra los judíos no era más que la continuación de una guerra secular contra ellos.
Para ello se tomaba como referencia la expulsión judaica en 1492 y que cristalizó en la unidad de España, también se les consideraba detentadores y representantes del capitalismo financiero moderno y enemigos por tanto, de los Estados Nacionales, tal y como los denunciaba los ya citados “Protocolos de los Sabios de Sión”, que tuvieron gran expansión durante la Segunda República. Por último, el judaísmo pensaban que trataba de destruir las esencias y raíces cristianas, ideas que defendía el bando nacional. En cambio, el bando republicano fue visto por una gran parte de la judería occidental como el representante de la lucha contra el fascismo y visto por muchos judíos como un baluarte en su propia lucha contra sus enemigos, además del apoyo material que recibía, como fue el caso de la importante cantidad de judíos que participaron en las Brigadas Internacionales. La República y sus órganos de propaganda apenas si mencionan esta ayuda, como fue el caso de la Brigada Botwin, aparte de la ayuda que prestaron las organizaciones internacionales judías a los mandos de la República, aunque curiosamente la ayuda judía proveniente de la Unión Soviética, fue borrada deliberadamente por orden de Stalin, de cuyo antisemitismo nadie duda (en los archivos soviéticos aparece sólo el nombre del personaje, evitando su condición de judío con el conocimiento del propio Juan Negrín, que era el Presidente de la República). Dentro del bando nacional fueron claramente antisemitas, Mola, Millán Astray y Queipo de Llano; en cuanto a Franco apenas se le conocen discursos antisemitas, sólo referencias muy superficiales. Franco, cara al exterior, dejaba bien claro que la tolerancia con los judíos en el nuevo régimen sería total, invocando, como en épocas pasadas, la convivencia entre judíos, árabes y cristianos que fue muy intensa. Pero a medida que la guerra avanza, cuando se produjo enfrentamiento entre el Vaticano y el Reich alemán por la cuestión del racismo y los judíos, y también con el Gobierno italiano, las declaraciones de los militares del bando nacional fueron mucho más matizadas, a causa de que el Gobierno de Burgos no deseaba desairar al Vaticano por la cobertura moral que de él necesitaba. Franco, a medida que la guerra parecía de su lado, iba desmarcándose poco a poco de la influencia del nacismo y fascismo. Al finalizar la Guerra, en sus charlas radiofónicas, Queipo de Llano ya afirmaba que la entrada triunfal de las tropas nacionales se debió a los judíos de Tetuán y que éstos se olvidaran de las proclamas antisemitas de los otros generales. En la zona nacional habría que destacar también el antisemitismo identificando a los judíos con el mal, con la antiPatria que algunos intelectuales ofrecían. Es el caso de Juan Beneyto Pérez, Francisco Ferrari Belloch, Eugenio Montes Domínguez, fray Justo Pérez de Urbel, Fermín Yzurdiaga Lorca, Julio Camba Andreu, Víctor de la Serna, José Luis Gómez Tello, Luis Gutiérrez Santamarina, Agustín de Foxá y un largo etcétera. Pero el que más destacó con diferencia, fue el gaditano José María Pemán y Pemartín , que lo expuso claramente en su obra “El Ángel y la Bestia”, publicada en 1938.
Ese mismo año, Pío Baroja publicó su obra “Comunistas, judíos y demás ralea” que causó una gran polémica, por su antisemitismo. Baroja ejemplificó las diversas contradicciones que existían en los escritores españoles, especialmente en lo que tocaba al tema de los judíos, lo que muchas veces les predisponían a favor o en contra de las interpretaciones históricas y utilizaciones políticas según el momento, pero que casi siempre hacían referencia a nuestra historia pasada. Otros lo hicieron de forma ocasional y puramente estratégica para congraciarse con el bando nacional, pues pasado el tiempo, remitieron en sus críticas. Eran conocidos como las “antisemitas de pluma” y que en 1938 se intensificó. Uno de los impulsores fue el padre Juan Tusquets Terrats, destacado antijudío, antimasón y anticomunista, dueño de una editorial; tras evadirse de Barcelona se instaló en Burgos logrando el apoyo de las autoridades franquistas para iniciar una campaña antisemita a través de sus publicaciones.
Es curioso observar que entre los colaboradores que tuvo, destacan José de Yanguas y Mesías (barón de Santa Clara), Juan Alberto Navarro, el diputado José María Echévarri, etc.) y que había algunos defensores de la causa sefardita y al mismo tiempo antisemitas de pluma, es el caso de Ernesto Giménez Caballero, Agustín de Foxá, José Antonio de Sangróniz y Castro, etc. Los diarios falangistas fueron mucho más delimitados y concretos con respecto al antisemitismo, en gran parte por mimetismo con el fascismo. Insertaban proclamas y notas oficiales en la que se acusaba directamente a los judíos de estar en connivencia con los republicanos y la masonería para destruir las esencias nacionales; fue el caso del “Diario de León” que en pleno juicio sumarísimo contra el alcalde socialista Miguel Castaño, el capitán Rodríguez Lozano – abuelo del ex presidente Zapatero – y el veterinario Nicostrato Vela – padre del pintor José Vela Zanetti, perteneciente a la Institución Libre de Enseñanza – publicó una nota bajo el título “Judíos y Masones” en el que los atacaban muy duramente. Los diarios falangistas “El Diario de Rioja”, “El Amanecer de Zaragoza”, el semanario “Medina”, el diario “Arriba” y el semanario del Marruecos español “Azul” arremeten también con toda crudeza contra judíos, comunistas y masones. Aunque en este punto, una mayoría de los falangistas coincidían con las ideas de Franco, que trata por todos los medios de desvincularse de las teorías racistas y fascistas, en un momento en el que, la doctrina vaticana pesará sobre la interpretación de la cuestión judía en el bando nacional y en sus manifestaciones al exterior.
En Marruecos, el diario “España” estaba al servicio de los intereses del bando nacional, dada la importancia de la colonia española y de la ayuda económica a Franco de los judíos norteafricanos, evita también las connotaciones antisemitas y no entra en polémica con otros diarios, como sí lo hacía “Presente”, mucho más radical y dirigido por falangistas. La actitud de la Iglesia católica fue siempre apoyar al bando nacional, pero existía cierto antisemitismo debido al “affaire” Dreyfus e incluso en la Segunda República, hubo discrepancias sobre el tema de los judíos en la Guerra Civil; los judíos eran causantes de la revolución en España, en compañía de comunistas y masones, idea presente en muchas de las pastorales de los obispos, como fue en la ya citada de León. No había una línea posición unánime ni instrucciones oficiales ya que la mayoría las hacían los obispos por cuenta propia y bajo su responsabilidad tratando de contemporizar con el bando franquista. Aparte, sí existió una línea antisemita bien definida desde tiempo atrás representada por los radicales y carlistas que se alineaban con los sectores más antisemitas europeos, si bien había una actitud antisemita en sectores de la Iglesia, ésta se atenúa mucho por la incidencia que tuvo en España la condena expresa del Papa Pío XI del nazismo, y por extensión, de manera implícita el antisemitismo, por medio de la publicación en febrero de 1937 de la encíclica “Mit brennender Sorge” que fue prohibida por Franco, dadas las vinculaciones y ayudas que recibía de los alemanes. En 1938 el pontífice publicó una serie de escritos en los que volvió a condenar las doctrinas nacistas, lo que desató un abierto enfrentamiento entre el Vaticano, el Reich y Mussolini, cuando éste aprobó las leyes antisemitas de 1938.
Esta situación provocó cierta crítica de la Iglesia española hacia el Gobierno de Franco, por la posible deriva que pudiera tomar hacia la ideología totalitaria nazi. Varios obispos españoles, incluido el cardenal Gomá, se fueron alejando del régimen, cuando no una condena, lo que hizo disminuir su antisemitismo, influidos por la doctrina de Pío XI. Pero en las revistas de signo católico aparecen muchas publicaciones de carácter antisemita, utilizando este odio a los judíos como arma en defensa en defensa de la causa nacional, basándose en acusaciones contra los judíos como enemigos de la unidad nacional que habían conseguido los Reyes Católicos y, que era por lo que luchaba el bando nacional añadiendo la consideración a los judíos como compañeros de viaje del comunismo y de la masonería, enemigos de la España nacional y aliados del bando republicano. Entre ellas las más importantes dentro de las culturales de órdenes religiosas destacan “Ciencia Tomista” y “Terrae o Hechos y Dichos” que denuncian la vinculación entre masones, judíos y comunistas, especialmente incisiva fue la jesuita “Razón y Fe”. Importancia especial tuvo en las revistas de corte religioso, la famosa “Noche de los cristales rotos” en la noche del 8 al 9 de noviembre de 1938 contra judíos y sus propiedades, así como el asalto y destrucción de las sinagogas y cementerios hebreos en Alemania y Austria. Periódicos como “El Pensamiento Navarro”, “El Ideal de Granada”, “El Correo de Andalucía”, “El Ideal Gallego”, “Norte” o “La Gaceta del Norte” se hicieron eco de los sucesos ocurridos esa noche, pero siempre con un trasfondo antisemita más o menos oculto.
Curiosas y casi desconocidas son las peripecias que la familia del general republicano José Miaja Menant tuvo que pasar – Miaja se encontraba en el norte de África – donde después de una huida azarosa por varios países árabes, es protegida por una familia sefardita egipcia en 1937. El desarrollo de la guerra impidió la consolidación de las comunidades judías en la zona republicana, a pesar de la simpatía de su causa demostrada por buena parte de los judíos de estas comunidades. Como consecuencia, las sinagogas de Madrid y Barcelona se cerraron. La existencia de una industria textil en Cataluña favoreció la inserción de judíos en esa zona. En la zona republicana existió una sección del “Jüdischer Kulturbund”, movimiento judío de izquierdas, que abogaba por el establecimiento de una zona autónoma en la Unión Soviética apoyada por una parte de la izquierda catalana. La mayoría de miembros de estos grupos eran seguidores y simpatizantes del Frente Popular que se sumaron a las fuerzas republicanas en la Guerra Civil. Debido a la convocatoria para el 22 de julio de 1936 de la llamada Olimpiada Popular, respuesta a la organizada por Hitler en Munich, al producirse el levantamiento militar, la mayoría se sumó a las fuerzas republicanas. Lo poco que quedó de la comunidad judía de Barcelona fue sobreviviendo con la contemporización de las autoridades catalanas, aunque la mayor parte huyó a otros países.
La de Madrid prácticamente desapareció u ocultó su identidad. Muchos judíos se marcharon al extranjero antes de que concluyera el año 1936 y otros cambiaron de identidad ante los continuos ataques de las tropas nacionales.Se conoce el caso de la familia judía Stroumza, encargada de guardar los objetos religiosos de culto, que luego traslada a Murcia, donde, más tarde, ante la caída inminente de la República, se depositan en el Banco de España, junto a obras de Francisco Salzillo. El alcalde de Murcia, Antonio Segura, militante del Partido Socialista y masón, apoya a esta familia que embarcan hacia Grecia, junto con un pequeño grupo de judíos. Ya al finalizar la guerra, ante la inminente llegada de las tropas de Franco, algunos judíos se convierten al catolicismo. El bando nacional mantenía una constante sospecha de que la masonería y el judaísmo eran fuerzas confabuladas contra él y constituían un apoyo internacional al bando republicano. Sus servicios de información en el exterior le comunican continuamente de estos movimientos. Es el caso de las logias judías, llamadas en hebreo, “Bnai-Brith”, (Hijos del Pacto) y, la Agrupación Judeo-Masónica Humanitas, compuesta por masones judíos, con sedes en Bruselas y Ámsterdam.
Durante la Guerra Civil, el bando nacional tuvo que hacer verdaderos malabarismos con respecto al tratamiento que se debía dar a los judíos de los Balcanes y Europa central, donde se concentraban la mayoría de ellos, pues se quería evitar problemas internacionales y a la vez se quería controlar la entrada de judíos para impedir la entrada de elementos comunistas y anarquistas; la concesión de nacionalidades que solicitaban estos judíos, muchos de los cuales eran sefarditas, que los necesitaban para estar a cubierto de los previsibles ataques del antisemitismo en Alemania que comenzaba a extenderse por los países limítrofes, y comprobando que se les debiera o no conceder la nacionalidad según las actividades que fueran a realizar. Fue un problema también para los propios judíos que no sabían a quién dirigirse; si al bando nacional o al republicano. La entrada de judíos en la zona nacional estaba regulada por normas que debían cumplir; el solicitante tenía que haber tenido una conducta, si no de adhesión al régimen, al menos contemporizadora, y que ofreciese garantías suficientes. Se trataba de atraer, por otra parte, a la mayor parte de los judíos a la causa nacional, pidiendo información a los diplomáticos del bando nacional en las zonas donde había mayor número de sefarditas (la comunidad sefardita de Salónica era la más numerosa de la zona con más de 70.000 miembros y con el control de muchos periódicos), que eran los más interesantes de captar por sus vinculaciones con España y la influencia que podían ejercer a través de sus publicaciones y medios políticos sobre la Guerra Civil española.
La entrada en la España nacional de judíos procedentes de Alemania que huían del régimen de Hitler preocupaba mucho al Gobierno de Burgos y, la medida cautelar que se tomó fue conceder la nacionalidad a los sefarditas que lo solicitasen, pero con las siguientes condiciones: el abono de cuotas para la exención del servicio militar o la inscripción en el Consulado, obteniendo la cédula de nacionalidad con un recargo especial en razón de la falta de asistencia al Movimiento Nacional y quien dejase de cumplir alguno de estos requisitos perdería automáticamente la nacionalidad. Los que siguieran siendo españoles serían personas seleccionadas para poder entrar en España. Una vez en el bando nacional, se planteó el problema si se les obligaría a combatir en las filas del Ejército nacional o se les liberaría a través de un impuesto económico. Fue una cuestión espinosa para el Gobierno de Burgos que le obligaba a mantener, como casi siempre, una posición acomodaticia según el desarrollo de los acontecimientos. El no tomar medidas contra los judíos, cuando uno de los apoyos del bando nacional era la Alemania nazi, era una contradicción, toda vez que los servicios secretos alemanes controlaban a los judíos en España y desde su prensa atacaban a los judíos como enemigos del bando nacional. Por el contrario, las medidas unilaterales contra los judíos alejarían del bando nacional la aceptación de una parte importante de las democracias occidentales. Esta política ecléctica se saldaba con medidas por medio de las cuales se garantizaría que los judíos que entrasen debían ser adictos a la causa nacional, cuestión que muchas veces quedaba al arbitrio de los embajadores y cónsules de turno destinados en el exterior, dependiendo del antisemitismo de éstos. La anexión de Austria al Reich alemán (Anschluss) en 1938, creó una oposición dada por las reacciones que se suscitaron en los países aledaños al escenario de los acontecimientos, y en los que residían buena parte de los judíos sefarditas, que ante los movimientos antisemitas que se desarrollaron en esos países, aumentaron las solicitudes de la nacionalidad española, como era el caso de Yugoslavia, Checoslovaquia, Rumanía, Hungría y la propia Austria, aparte de Alemania. Las doctrinas antisemitas y raciales alemanas se iban extendiendo más y más, creando conflictos entre el Vaticano, Italia y Alemania. La cuestión del enfrentamiento entre la Santa Sede y Alemania, por el problema de las razas, alcanzó dimensiones internacionales especialmente en la prensa británica, francesa y norteamericana. Eran continuas las diatribas entre los diarios vaticanos “L’Osservatore Romano”, “Avvenire”, los franceses “La Croix”, “Paris Le Soir”, “Le Temps”, “Le Figaro”, la revista “L’Epoque”, los alemanes “Der Angriff”, “Völkischer Beobacher”, “El Observador del Reich”, “Berliner Tageblatt”, las revistas “Nachtausgabe” y “Sturmer” y los italianos “Il Regime Fascista”, ”Il Popolo d’Italia”, “Il Piccolo”, “Il Giornale d’Italia”, con relación al tema de los judíos, que siempre afectaban a los sefarditas. El Gobierno de Burgos, por necesidades de la Guerra Civil, se vio obligado en 1938 a pedir el alistamiento a súbditos españoles que vivían en Italia, entre los que se encontraban algunos judíos sefarditas. En Milán había una importante colonia judía, donde se descubrió a tres desertores. En Nápoles dos. Como consecuencia del Anschluss, se inicia una huida inmediata de judíos austriacos – entre ellos muchos sefarditas – a Italia, especialmente a la ciudad de Trieste, agudizándose la tensión con las autoridades italianas. El Gobierno norteamericano visto el problema creado sobre el tema judío, creó una conferencia de inmigración en la ciudad francesa de Evian, en unión de otros 32 países para la protección de los judíos de la zona nazi, creyendo que se podría solucionar y que los países aceptarían la inmigración de judíos en la zona de influencia alemana. Fue un fracaso, ya que prácticamente ninguno de los países asistentes – España no participó – admitió judíos refugiados. A este respecto cabe destacar las palabras del que luego sería el primer presidente de Israel, Chaim Weizmann: “El mundo parece estar dividido en dos partes: Una donde los judíos no pueden vivir y la otra donde no pueden entrar”. También es llamativo el comentario irónico del gobierno alemán “Resulta asombroso como los países extranjeros critican al régimen nazi por su trato discriminatorio contra los judíos, pero ninguno de ellos aceptarecibir judíos como inmigrantes”.
El Gobierno italiano implanta y pone en marcha una ley en la que se contempla la necesidad de poseer el certificado de “arianidad”, es decir, la pertenencia a la raza aria de los residentes en Italia, cuestión que afectaba a los sefarditas españoles que allí vivían. La presión comienza a acentuarse sobre los judíos sefarditas españoles para ser apartados de determinadas profesiones, lo que generó una protesta del cónsul general de España en Roma. El Gobierno de Burgos, seguía sin aclarar el tema judaico, por temor a las represalias que pudieran tomar las autoridades italianas sobre la ayuda militar a las tropas de Franco, creándose situaciones muy complejas tanto con Hitler como con Mussolini.
Finalización de la Guerra Civil.
Al acabar, y en el entorno del bando vencedor se fue creando un clima antisemita, por la influencia que estaban ejerciendo las autoridades alemanas y sobre todo su prensa: “Münchner Zeitung”, “National Zeitung” y “Völkisscher Beobatcher”. La acusación de que los judíos fueron los causantes de la Guerra Civil española, fue constante, incluso en el bando vencedor. El predominio del sentimiento antisemita durante los primeros meses después de haber concluido la guerra fue evidente; durante la toma de Barcelona, las tropas de Yagüe saquearon algunas sinagogas de la ciudad, idéntico fenómeno ocurrió en las ciudades del norte de África, que no se respetaron a aquellos judíos que habían ayudado a Franco. Sin embargo, la importante comunidad judía de Tetuán festejó el triunfo del bando nacional. Durante el primer año se produjo una especie de antijudaismo difuso. La policía española había creado un Archivo Judío, que dirigido a los gobernadores civiles, solicitaba se enviasen los nombres de los judíos de su provincia, su vida, sus contactos, su ideología y sus posibilidades de acción contra el nuevo Estado, pero la policía española fue reticente, a veces, de que la Gestapo accediera a este archivo, aunque insistieron repetidas veces. Paradójicamente, se crea el Instituto de Estudios Hebraicos Arias Montano en 1941 visitado por el historiador judío M. Newman en 1943 que también interviene en la Asociación de la Prensa, sin ningún impedimento. En 1940 se permitió la entrada en España de conocidas familias judías del mundo de las finanzas procedentes de Francia, que huían precipitadamente del avance alemán utilizando España como tránsito hacia Estados Unidos; familias Rothschild y Guggenheim.
Segunda Guerra Mundial.
Empezado el conflicto europeo, el Gobierno de Franco tendría también una actitud controvertida en cuanto a la ayuda a los judíos, adoptando una actitud acomodaticia y estratégica, pero que en muchos casos supuso la salvación de muchos de ellos. En este artículo hemos comentado la actitud de diplomáticos españoles que acudieron en defensa de los judíos (Rascón en Constantinopla, el conde Ballobar en Jerusalén, en el norte de África y durante la Segunda República en el artículo anterior). La cuestión era ahora mucho más grave y que prácticamente afectaba a los judíos de toda Europa. España al ser un país neutral, tenía a su favor, para la salvación de judíos, el Decreto de 1924, por el que se concedía la nacionalidad española a aquellos que pudieran demostrar que descendían de los judíos españoles expulsados en 1492, pero que podría acarrear la entrada masiva de judíos produciendo problemas de subsistencia al Gobierno de Franco por estar España prácticamente en ruinas después de la Guerra Civil. La posición del Gobierno español ante el Holocausto, aunque teñida de coyuntura histórica, tiene mucho que ver con la tradición española que venía serpenteando tiempo atrás en la relación con los judíos, utilizando por ambas partes, judíos y españoles, de otro reencuentro como un activo para intereses mutuos, independientemente de la acción humanitaria, que también influyó. La actuación de determinados políticos españoles, furibundos antisemitas, al ver el desarrollo del Holocausto, fue diametralmente opuesta: Julio Palencia, Ginés Vidal y Saura, Agustín de Foxá y Jiménez Caballero entre otros.
En general, se puede decir que la posición del Gobierno de Franco no es fácil de delimitar, aunque su actuación fue producto de la coyuntura histórica y su utilización política, que en comparación con otros países, fue bastante más positiva y humanitaria. Durante el periodo 1940-41 la política exterior del régimen con respecto a los judíos tenía cierto mimetismo con Alemania, influenciada por sus fulgurantes victorias, que salvo casos puntuales, la política de Franco fue obstruccionista con respecto a los judíos. Posteriormente y como consecuencia de los Acuerdos de Wannsee en 1942 (existe una película, “Conspiración”, que relata los hechos reales de esa reunión, dirigida por Frank Pierson, en 2001), la “Solución final” y del cambio de rumbo que iba tomando la guerra europea, la política exterior española comienza a hacer una permisividad de la entrada de judíos en España por el capital político y su supervivencia como tal; se juega la carta de la salvación de los judíos como argumento de fuerza para desvincularse de los países perdedores; Alemania e Italia, y así evitar el aislamiento internacional. En medio de esta situación de vaivén, se producen las meritorias y humanitarias acciones de los diplomáticos españoles (Ángel Sanz Briz en Budapest – la película “El ángel de Budapest” de Diego Carcedo de TVE, explica los hechos reales -), Sebastián Romero Radigales en Atenas, José Rojas y Moreno enBucarest, Julio Palencia Álvarez-Tubau enSofía, Bernardo Rolland y de Miota enParís, Eduardo Propper y de Callejón en Burdeos, Alejandro Pons y Bofill en Niza, etc.), aunque es cierto que en informaciones aisladas del Gobierno se reconoce que se pudo hacer más por los judíos. Según el ministro de Asuntos Exteriores de Franco, Fernando María Castiella (1907-1976) dijo a propósito de los sefarditas de Salónica: “Se pecó de excesiva prudencia y se pudieron salvar más”.
A partir de 1943, es cuando Alemania, viendo el cariz que tomaba la guerra, solicita la aceptación de judíos, por parte de España y en 1944, la permisividad hacia la entrada de judíos en España, especialmente los sefarditas, se hace más palmaria. Continuaba la magnificación como arma política de la imagen exterior española, utilizando para ello la posición del Gobierno ante los movimientos antisemitas del mundo, constante en la larga relación de España con los judíos, sin relación, a veces, con el color y la ideología de los Gobiernos. En reciprocidad, los propios judíos invocaban siempre, o casi siempre, su amor a la patria que un día los expulsó, conservando la misma lengua y costumbres. Era una especie de cordón umbilical por el que estaban unidos. Este tipo de relación a través de la historia fue siempre constante. El embajador español en Washington, Juan Francisco de Cárdenas, casado con una sefardita, que trabó amistad con el presidente de la Comisión Política del Consejo Mundial Judío, Maurice Perzlweig, consiguió en 1944 que 365 judíos españoles se repatriaran del campo de concentración Bergen Belsen. A partir de entonces, la política de protección a los sefardíes se reforzó, pues se cursó a todas las embajadas españolas en Europa y en el continente americano que difundieran la política de protección a los judíos, especialmente los sefarditas, por parte del Gobierno español. Fue un paso más para desvincularse de los países del Eje.
Final.
Acabada la Segunda Guerra mundial, y para evitar el aislacionismo que España sufría por parte de la mayoría de las naciones que componían la recién creada ONU, al haber sido aliada del Eje Alemán-Italiano y por tanto enemigo de las potencias vencedoras, el Gobierno echó mano en el exterior del papel que había desempeñado en España en la salvación de judíos, para contrarrestar la idea de estar alineados con los nazis, a los que se culpaba de la exterminación de más de seis millones de judíos. Se presentó entonces un nuevo problema con los judíos, pues en 1948, Israel se convirtió en Estado independiente, pero España no reconoció a Israel hasta 1986. Uno de los principales objetivos del Gobierno español era que el Gobierno de Israel reconociese al régimen de Franco, argumentando la salvación de judíos de las atrocidades nazis. Se crearon embajadas en ambos países, después de diversas reiteradas negativas israelitas, que duraron 38 años, aduciendo la vinculación del régimen español a sus mayores enemigos. Durante los finales de los cincuenta y gran parte de los sesenta, el enfrentamiento entre el ministro de Asuntos Exteriores, Castiella, personaje proárabe, se agudiza, creándose un “lobby israelí” dentro del gobierno de Franco, que abogaba abiertamente por el establecimiento de las relaciones con Israel. Al mismo tiempo, se desarrolló la operación “Yakhin”, orientada a la protección y evacuación de las comunidades judías del Marruecos español, que había logrado su independencia en 1956 y donde existía una numerosa comunidad judía que empezaba a sentir los efectos del conflicto árabe-israelí.
Previamente, se había repetido la historia, como en el Holocausto, de los judíos perseguidos en Egipto y otros países árabes en las diferentes guerras habidas entre Israel y los estados árabes (Guerra de los Seis Días, Conflicto de Suez, del Sinaí, etc.) motivadas por la creación del Estado de Israel. España amenazó a Egipto con pedir una indemnización por la persecución que sufrían los judíos, especialmente los sefarditas, recordando el edicto de 1924, de que los sefarditas eran súbditos españoles. También la “Anglo Jewish Association” solicita al embajador español en Londres, Miguel Primo de Rivera, protección para los judíos. La misma petición hizo la Federación Sefardita de Jerusalén dirigiéndose al Consulado español de esa ciudad, pero con la preocupación de la especial relación que España tenía con los países árabes debido al bloqueo comercial que los árabes mantenían sobre Israel en el que empresas españolas intervenían. Aun así, seis familias sefarditas fueron expulsadas de Egipto y otras estaban en cárceles egipcias esperando su expulsión. A otro grupo de importantes industriales judíos como los Braunstein, Roberto Caraso o Máximo Coronel les fueron embargados los bienes.
Debido a una serie de visitas, autorizadas por el Gobierno español, de diferentes personalidades civiles y militares judías, y en el más absoluto secreto, para evitar cualquier filtración que pudieran llegar a los oídos de los árabes, se prepara y ejecuta la evacuación de unos 30.000 judíos, de los 420.000 que habitaban en Marruecos, hacia Israel, ayudados por miembros de las comunidades judías españolas como Samuel Toledano y Max Mazin, presidente de la comunidad israelita en Madrid. En 1953, se inician los primeros contactos entre los servicios secretos de Israel (Mossad) y el Gobierno de Franco. Se estaba creando o ya se había creado, como se ha comentado, un “lobby” con la intención de conseguir un acercamiento a Israel como paso previo al establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países a través de conversaciones al más alto nivel, vía Londres, Paris, Roma y países nórdicos y especialmente vía Washington entre el embajador José María de Areilza (1909-1998), José Félix de Lequerica y el embajador hebreo, Moisés Tsur, así como con Golda Meir. El deseo de consolidar las relaciones con el Estado de Israel salta a la opinión pública española; de hecho numerosos periódicos españoles escriben sobre las noticias en Israel, sus personajes importantes y su cultura, perdonando, por parte de los rabinos, la actuación de los españoles hacia los judíos en la época medieval, la actuación de la Inquisición, y sobre todo la expulsión de 1492, aunque los descendientes de los sefarditas desaparecidos en el Holocausto, especialmente a partir de 1946, reclamaban al Gobierno español la agilización de los trámites para la devolución de sus bienes confiscados. En 1962, a través del embajador español en Atenas, Juan Ignacio Luca de Tena (1897-1975), junto con el embajador español en Alemania, Luis de Urquijo y Lanchedo, urgen al ministro Castiella que presente en el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán la petición formulada por el Gobierno español; eran 600 los sefarditas las víctimas que habían conservado la nacionalidad española. Se sabe que en la época del presidente Aznar se hicieron parte de esas indemnizaciones. Pero aún quedaban bolsas de antisemitismo casi medieval en la España de Franco, en sectores tan sensibles como el de la educación; – “los judíos matan a niños”, – se observa en el libro de primer grado de historia de Agustín Serrano de Haro, “Yo soy español” quejándose el presidente de la “Federación Sefardita Mundial” -por lo que el presidente de dicha federación, sugiere al ministro Castiella la revisión de estos libros dedicados a niños y adolescentes españoles. No se conoce la respuesta de Castiella pero la prensa internacional como “The Times” o el “Diario Israelita de Caracas” recogen noticias de la buena integración de las comunidades judías en la sociedad española. Aunque la presión judía ante las autoridades españolas no cesa, ya que diferentes comunidades judías, insisten una y otra vez para que los sefarditas recuperen sus derechos y bienes: Comité Judío Americano, el representante norteamericano en la Comisión de los Derechos Humanos, la Comunidad Sefardita de Chicago, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados y la Cruz Roja Internacional. A fuerza de insistir al gobierno egipcio, y a través del entonces embajador español en Washington, Merry del Val, y de la embajada española en El Cairo, y con la ayuda “American Jewish Comitee” se consigue liberar y evacuar a 27 judíos junto con otros 60 detenidos en Alejandría y El Cairo, a España en el barco español “Benicasim”, a pesar de que la presión de los países árabes para que España no estableciera relaciones diplomáticas con Israel fue muy intensa. Las relaciones comerciales España-Israel empiezan a materializarse con los vuelos entre Madrid y Tel Aviv de las compañías aéreas “El Al” e Iberia a pesar de las presiones árabes. En España comienzan a fundarse instituciones culturales de acercamiento a Israel y a los judíos como “La Amistad Judeo Cristiana” participando en ella personajes tanto judíos como españoles, como Max Mazin, Camilo José Cela o el periodista Pedro J. Ramírez y el presidente de la “Federación Sefardita Mundial”, Dezag Monfefiore, visita España. A pesar de las continuas visitas y viajes de altos representantes de la Monarquía Española – ya había muerto Franco – a Israel – el rey Juan Carlos, como la reina Sofía –a sinagogas -, Adolfo Suarez a los Estados Unidos, la presión de los estados árabes seguían lastrando la ya deseada relación diplomática. Helmut Kohl, canciller alemán, intervino en las negociaciones. El rey Juan Carlos visitó al rey Hussein de Jordania y al rey de Arabia Saudita para convencerles de la conveniencia que España se relacionara diplomáticamente con Israel. Pero no fue hasta que vino a España en 1980, en nombre del Gobierno de Israel, Samuel Hadas, judío argentino, cuando se propició que seis años después se establecieran relaciones diplomáticas plenas entre los dos países, siendo nombrado Hadas primer embajador israelita en España. Finalmente, en enero de 1986 se establecen relaciones diplomáticas plenas – después de años de tímido acercamiento debido a los resquemores mutuos y a que España ingresó en la ONU en 1955 – bendecidas por la frase lapidaria de Shimon Peres (entonces Primer Ministro israelí) a Felipe González Márquez (entonces presidente del Gobierno español):
“Nos volvemos a encontrar después de 500 años”.
Habían pasado 494 años desde la expulsión de los judíos de España por los Reyes Católicos en 1492.
Nota: El 6 de junio de 2014, el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de ley, por la cual los judíos descendientes de los sefarditas expulsados en 1492, podrán solicitar la nacionalidad española.
Personalidades republicanas relacionadas con los judíos.
Max Aub Mohrenwitz, escritor judío-alemán.Luis Araquistaín, periodista y Julio Álvarez del Vayo, ministro de Estado, ambos casados con las hermanas judías rusas Erika y Tudy Cra respectivamente.Juan Negrín, jefe del Gobierno republicano, casado con María Fidelman Mijailov, judía rusa.Víctor Basch, judío francés, presidente de la Liga de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.José Máximo Khan, judío de origen alemán, articulista y cónsul en Salónica, la ciudad con mayor número de sefarditas.Margarita Nelken, judía de origen alemán, escritora y feminista.Eva Nelken, hermana de la anterior, propagandista.Marian Rawick, fotógrafo judío.Mauricio Amster, judío polaco, cartelista.Martin Jacobsen, ingeniero francés de origen judío.Ignacio Bauer, presidente de la Comunidad judía de Madrid (ocupó el mismo puesto al finalizar la guerra – versatilidad de algunos judíos según la coyuntura política del momento).
Otras personalidades relacionadas con los judíos.
Benjamín Disraeli, primer ministro británico, de ascendencia sefardita (Medina del Campo). Modesto Lafuente, político, se opuso a la solicitud de regreso de judíos a España. Emilio Castelar, político, defensor de la aportación de los judíos a la cultura española y su retorno a España. Lluís Companys, presidente de la Generalidad de Cataluña, facilitó el paso de judíos a través de la frontera francesa. Jacques Maritain, político francés, embajador en el Vaticano, defensor de los judíos. Luis Zulueta, político, embajador en Alemania, proclive al regreso de judíos a España. Claudio Sánchez Albornoz, político, se opuso a acoger judíos en España. Georg Bernhard, periodista judío alemán, dirigió una red de evasión de judíos a España. Emil Ludwig, escritor judío alemán, apoyó el regreso de judíos a España. Marc Chagall, pintor judío de origen ruso, se refugió en España avalado por las autoridades republicanas. Juan Pujol, director del diario “Informaciones”, conspicuo antisemita. Pedro de Souza y Prat, embajador en Rumania, antisemita visceral. Eugenio Pachelli, Pío XII, gran opositor al nazismo, Sabino Álvarez Gendín, catedrático falangista, gran antisemita. Ángel Sagaz, embajador en Egipto, ayudó a muchos judíos a salir de los países árabes. Joseph Ovadia, rabino sefardita, apoyó al bando republicano.
La usura hebrea. No hay tema que asome con más frecuencia a los Ordenamientos de las Cortes de Castilla. la doctrina de los libros sagrados hebraicos sobre la usura. De ellos resulta que los judíos la practicaban desde siempre y con fruición : “Al extranjero impondrás usura, pero no a tu hermano”… (Deut. XV, 6). El historiador hebreo español Salomon ben Varga señaló ya, con razón, la usura entre las causas del odio popular de los cristianos contra los de su raza y de los dolores y torturas que todos los judíos peninsulares hubieron de sufrir. Finge un diálogo entre… Leer más »
Bibliografia: “Los judíos y España después de la expulsión”, Isidro González García; “Historia de una tragedia; la expulsión de los judíos de España”, Joseph Pérez; “Los origenes de la Inquisición en la España del siglo XV”, B. Netanyahu; “La Inquisición española”, Henry Kamen.
muy bien el artículo. Enhorabuena.
Me pregunto si la esposa del Dr. Negrín no sería un agente soviético que ayudó en el tema del oro de Moscú.
No sabía que Alvarez Vayo estaba casado con otra judía rusa. Creo que este señor ayudó a Fidel en su desembarco en Cuba. tal vez su esposa era también agente secreto ruso. Como usted sabrá, agentes judíos destacaron en el espionaje soviético. Es curioso también que Rosenberg el embajador ruso durante la guerra civil era también judío.
Gracias Sr. Max Toledo por sus comentarios.
SIONISTA ADOCTRINADO NOS DICE QUE LOS GOYIM SEREMOS SUS ESCLAVOS https://youtu.be/qcgbu87wR3g
que majos los judíos seremos sus esclavos gentiles cuando llegue su mesias es decir cuando impongan su NUEVO OREDN MUNDIAL = ORDEN DE LOS TIEMPOS, tanto que critican a los musulmanes y son igual de conquistadores unos de una forma mas inteligente y limpia y otros como los moros a casco porro.
Así piensa estos Azkenazi-Jazaros-Bolcheviques-Killuminatis-Sionistas,son falsos semitas
https://youtu.be/g9zwB2X_T2c
Azkenazis Zion Talmúdicos es el Nombre de la Bestia, es el Imperio,los Azkenazis-Jazaros Bolcheviques no son del verdadero linaje Semita son usurpadores. Y ¿Qué están ellos haciendo hoy? Conquistando el mundo para que el IMPERIO O EL NEOLIBERALISMO SALVAJE como se le conoce normalmente que no son otros que los Zion Talmúdicos gobierne desde Jerusalén,en cada nación, en cada evento principal, los Azkenazis-Jazaros Bolcheviques han estado detrás de estos,llevan muchos años con esta farsa…..
Después de todas las judiadas que nos han hecho a lo largo de la historia, no sé cómo algunos les tienen todavía tanto carió. Se ve que el síndrome de Estocolmo está muy extendido….o la ignorancia.
tanto cariño queria decir
Para mi no es tan difícil de entender. Les tienen cariño porque al fin y al cabo muchos de ellos mismos descienden de judíos, o sea que las judiadas las hicieron sus propios antepasados. Además, ellos y muchos otros les tienen cariño porque los judíos les han dado innumerables horas de placer y los han transportado a mundos maravillosos a través e la música, la pintura, la literatura, el cine y no olvidemos la deuda enorme que les tienen por el legado médico y científico que les ha abierto los ojs para poder ver con mucha más claridad y precisión… Leer más »
He intentado publicar una nota sobre algún error y omisión que he detectado y no se por qué razón no se ha incluido entre lo publicado hasta ahora. Debo decir que el artículo es magnífico, pero también ha de saberse lo siguiente: 1º.- Durante años he repasado la prensa del bando nacional durante la guerra y pocas referencias he hallado entorno al antisemitismo; sobre todo en el norte del país. 2º. La fotografía que acompaña al artículo y que tiene como leyenda ‘falangistas’ es un error. No son falangistas y me temo que ni siquiera son españoles. Por el contrario… Leer más »
Sr. garganta profunda: Gracias por leer mi artículo. Tiene razón con respecto a lo de la foto de los falangistas, pero esa foto no la incluí yo. AD la incluyó, como todas las demás, ya que mandé el artículo sin ninguna foto. El dato de que Sabino Álvarez Gendín fuera “catedrático falangista” lo he sacado de la obra de Isidro González “Los judíos y España después de la expulsión”, en la mostraba una foto suya y ese comentario, fundamentalmente porque – según él – era “gran antisemita”. En cualquier caso le agradezco sus comentarios y le pido disculpas por los… Leer más »
Errores suyos, por tanto, no hay ninguno.
Un saludo de nuevo.
Magistral José Alberto. La historia es la historia, cuando se trata de contar la verdad.
¡Enhorabuena!
Sr. Román: Muchas gracias por sus parabienes. P.D. El próximo artículo será el suyo. Tengo la duda, que al ser un artículo algo extenso (son 50 páginas de pantallas que incluyen fotos), no sé si dividirlo en dos o en tres partes. Lo ideal sería en tres (para que no sea muy largo cada uno), pero se puede presentar el problema que una vez publicado el primero, publiquen otro que no sea el mío, y lo mismo entre el segundo y el tercero. Me gustaría que publicaran uno detrás del otro, al igual que AD ha hecho con el de… Leer más »
Amigo José Alberto:
Lo sensato es hacer saber al destinatario la salvedad. Los artículos largos se pueden publicar por entregas dejando claro junto al encabezamiento el número de cada parte; exactamente igual que el artículo al que usted hace referencia sobre los judios.
Evitar cualquier confusión en la publicación correlativa de cada parte de su artículo, solo está en la mano de AD.
Un abrazo amigo
Gracias Sr. Román. Así lo haré.
El problema de la humanidad es siempre el mismo. Se llama ORDEN. Y viene cuando unos quieren ordenar a otros sus vidas.
Gracias por su comentario, Sr. cadufero. Soy el autor del artículo.
Ahora vendrá el corifeo de masones a hacer loas del articulo.
No se ni la de veces que han borrado lo del asesinato del embajador español por terroristas judíos.
Gracias por leer mi artículo, Sr. pepito.
Nacida despues de estos hechos aqui narrados, debo decir que se vivio en paz y tranquilidad por muchos anos en Tanger/Melilla/Ceuta etc… Alrededor se veian tantos judios, cristianos y musulmanes viviendo en paz. Iglesias, Mezquitas y Sinagogas habian por todas partes.Muy buen articulo. Recuerdo que en frente de mi abuela vivia una tal Sra. Von Braun, que nos dijo que su esposo vivia en America y construia cohetes, ni que decir tiene que la llamabamos la chiflada alemana….ahora que lo pienso…no tan chiflada….
Gracias por leer mi artículo Sra CC.
Los alemanes cometieron el error de dejar que se asentaran los judíos, al punto que la mayor concentración de judíos de Europa se dio allí y se hicieron con el poder y riquezas alemán. Hitler recuperó para Alemania todo lo que había perdido y no le puedo quitar la razón de que la 1ª (y 2ª tmb) guerra mundial la perdieron por su culpa y desde dentro. Salvo la comida, Alemania tenía un ejército enorme y un gran aprovisionamiento de armas, perdieron por una huelga interior por la que se tuvieron que rendir, ¿es normal eso?, es la primera vez… Leer más »
Es complicado y largo de comentar el tema que trata. En cualquier caso, le agradezco sus comentarios Sr. Monoculturalismo_islam. Soy el autor.
Capitalismo y marxismo dos caras de una misma moneda,el sionismo internacional .Cabe recordar que Franco no tuvo relaciones diplomáticas con Israel ,y si no recuerdo mal no las hubo hasta 1986.
ARRIBA EUROPA ARIA
Sr. Antonio: Gracias por leer mi artículo.
Las dos cuestiones a que hace referencia, están expuestas al final del artículo.
Un saludo.
Buen articulo!
Muchas gracias.
Comunismo va como anillo al dedo del capitalismo (feroz), no hay nada mejor que el proletariado subyugado bajo una mano de hierro, que por cierto era uno de los simbolos del comunismo, un puno cerrado que representa la opresion del pueblo. Aquellos que lucharon por el comunismo, murieron y otros sufrieron pensando que su clase iba a mejorar …Pienso que el mejor sistema para la humanidad es el capitalismo con buenos servicios sociales para aquellos que por cualquier motivo esten sin trabajo, enfermos etc…Todo es hablar de lo mal que funciona capitalismo, hay que imponer un nuevo orden, etc…es una… Leer más »
Sra CC: Gracias por sus comentarios.
Un saludo.