Bandas criminales conformadas por individuos del Este de Europa, que son detenidos por la Guardia Civil y la Policía Nacional tras meses de seguimiento e investigación aportando pruebas sobre decenas de robos de cobre de las catenarias del ferrocarril, así como asaltos a industrias y a viviendas particulares, son puestos en libertad por los Jueces antes de que los agentes que practicaron las detenciones abandonen el Juzgado.

A centenares de delincuentes españoles que tocan todos los “palos”, hay que sumar cada día decenas de “profesionales del crimen” que cruzan nuestras fronteras como Pedro por su casa, gracias a los tratados de la UE. Individuos a los que les importa un cojón la vida del prójimo, asaltan tu propiedad sin temor a nada ni a nadie y, si es preciso y por unos euros, mandan a criar malvas a toda una familia sin sentir ni el más mínimo remordimiento.

Los muertos por “ajustes de cuentas” y que ya forman parte del paisaje urbano, se repiten cada día como el anuncio de Coca-Cola. Esto ya no es uno de esos pasajes que veíamos solamente en las películas donde en los puertos y en los desguaces los mafiosos se deshacían de los cadáveres, no. Esto está sucediendo en España y es el indicador principal del grado de podredumbre y la peor de las pandemias que puede llegar a sufrir una sociedad: “La ley del más fuerte”.

Estamos a la cabeza en tráfico y consumo de drogas de Europa y, como siempre, las víctimas del desmadre nocturno suelen ser los más humildes contribuyentes. Te levantas una mañana cualquiera, te diriges a retirar tu vehículo que la noche anterior lo dejaste bien estacionado en la vía pública, y si no te falta un espejo retrovisor, te lo han desvalijado, te han roto las lunas, o resulta que te lo encuentras calcinado porque a cuatro malnacidos, se les ocurrió la feliz idea de pegarle fuego a todo lo que encontraban a su paso mientras cocidos de “costo”, se partían de la risa al pensar la cara de gilipollas que pondrá el “pureta” cuando vea lo que quedó de su coche. Los pirómanos se descojonan de tu desesperada impotencia; la Policía intenta consolarte con muy buenas palabras, la Justicia no hace nada como de costumbre, y a ti te han “jodido” bien porque, seguramente, el seguro que a duras penas podías permitirte solo cubría lo estrictamente obligatorio.

¿Qué ha hecho “la casta política” de este país a parte de hablarnos de democracia y de matar nuestra capacidad de reacción ante el hecho de ver conculcados y pisoteados nuestros derechos? ¡Nada! Ver como aumentan de forma alarmante los asesinatos y las agresiones en la vía pública a plena luz del día. La pederastia, la pedofilia y los abusos sobre menores aumentan por días; la impunidad y la pasividad judicial con delincuentes comunes multirreincidentes es vergonzosa.

Por lo tanto, cabría preguntarse, ¿a qué obedece todo esta lenidad con los criminales? ¿Es lógico acaso, que estos delincuentes responsables de crímenes y de multitud de delitos, sean puestos en libertad en nombre de la ley, la justicia y la democracia que ustedes nos han traído? Díganme, ¿qué pasaría, señor político, señor juez, o señor fiscal, si hubiera sido su madre de usted, la atacada y asesinada por cualquiera de esos asesinos callejeros? ¿Qué pasaría señorías, o señoras y señores aforados, si fuesen sus hijas de ustedes las que ya nunca más volviesen a casa por cruzarse con uno de estos criminales?

Y no nos vengan con el cuento de que esto sucede por los altos índices de desempleo y falta de ayudas sociales, porque ya no cuela. Los desempleados, no se dedican a asesinar a nadie, y mucho menos con una preparación criminal que tiembla el misterio. Esto es otra cosa muy diferente y ustedes lo saben; es el fruto del descontrol de fronteras; de la deshumanización de la sociedad por la falta de principios y valores; y de la pasividad total y absoluta de los jueces y fiscales, que ni están al cabo de la calle ni ponen pie a tierra, para enterarse en primera persona lo que significa practicar detenciones enfrentándose cara a cara con estos asesinos, que presumen públicamente de que asesinar en España es como dejarse un grifo abierto.

Pero, ¿qué coño está pasando aquí? No nos cuenten historias de si la delincuencia sube o baja. Eso no nos interesa para nada. No nos hablen de estadísticas que no entendemos ¡Basta ya! Si el objetivo de la democracia es la libertad real, y la libertad real origina derechos, por encima de todos los derechos y de todas las libertades ceremoniosas, ritualistas y huecas, está el derecho a la vida y el derecho a vivir en paz. Si ustedes, jueces y políticos instalados cómodamente en sus sillones, nos hablan de garantías procesales y de democracia, pero no nos garantizan una seguridad similar a esa de la que ustedes gozan, resulta que solo ejercemos el sufragio cada cuatro años para que ustedes puedan alcanzar sus objetivos personales, y para mantener la democracia del crimen.