El Gobierno es rehén de separatistas y marxistas
Tenemos un Gobierno de la nación rehén de los separatistas, pero también de los marxistas. Por un lado, están los separatistas de derechas como CDC y PNV, y por el otro, los de la izquierda del PSC y PSE, con la extrema izquierda de PODEMOS, BNG, AMAIUR, COMPROMIS, la CUP o BILDU.
O sea, mientras el fanatismo antiespañol se pasa las leyes y las sentencias judiciales por la entrepierna vulnerando sistemáticamente el orden constitucional establecido, el cobarde de Rajoy y su partido, ni están ni se les espera. Porque, no se trata solo de Rajoy, por favor, que nadie se equivoque ni confunda. El señor Rajoy no está solo, está estrechamente arropado por su partido en todas y cada una de las decisiones que está tomando a lo largo de la legislatura en torno a los desafíos separatistas.
Y, ¿que hace la mayoría de la población catalana? Pues nada, guardar silencio. Mientras medio millón, un millón, o millón y medio de personas se lanzan a la calle para gritar sus consignas y pedir la independencia, perfectamente adoctrinados y uniformados, varios millones de ciudadanos tan catalanes como los que salen a la calle, permanecen en sus casas dóciles y silenciosos, esperando a que se produzca el milagro de Rajoy, el de Pedro Sánchez, o quizás el de Rivera.
Dicen los secesionistas que los catalanes quieren la independencia y vivir en paz, pero tras esa proclama se esconde una realidad muy distinta. Hay una minoría marxista, subversiva y antiespañola como la que representan ERC y la CUP que, aparte de tener acojonados a todos los demás partidos catalanes, no solamente intentan romper con España sino someter también a todo un pueblo amedrentado y desencantado.
Son los fanáticos marxistas de la estrella solitaria, los que están marcando las pautas a seguir en Cataluña mientras Rajoy, con todo el poder en sus manos y respaldado fuertemente por su partido, duerme, bosteza, se resigna y espera.
Cuando las inversiones y los empresarios huyan a lugares más seguros; los del 3% se queden sin fondos, y los marxistas no tengan a quien expoliar, una turba violenta y descontrolada acabará con lo poco que quede ante sus ojos; se adueñaran de vidas y haciendas arrasándolo todo para imponer su doctrina mediante el miedo y el terror. De sobra sabemos cómo practican la amenaza, la intimidación, la extorsión, el secuestro y el asesinato, esgrimiendo la capucha, la goma2 y la metralleta. No creo necesario hacer pública aquí y ahora, la larga lista de atentados cometidos, muchos de ellos en Cataluña, por una banda de pistoleros marxistas leninistas.
Fanáticos marxistas, que celosamente han venido difundiendo su propaganda antiespañola desde todos los medios de comunicación, escuelas y universidades, agrediendo impunemente a todo aquel cuyas ideas, son diferentes a las que ellos consideran estrictamente comunistas.
Persiguen a cristianos y católicos solo si se sienten españoles, mientras otorgan un trato exquisito a los que siguen los dictados de una religión como el islam, que permite mutilar y lapidar a las mujeres, decapitar a los infieles y ahorcar a los homosexuales.
Son los mismos fanáticos marxistas que enseñan a sus jóvenes tácticas de “guerrilla urbana” o “kale borroka” convirtiéndolos en terroristas callejeros para que se enfrenten a la Policía mientras ellos, con bastón de mando, acta de diputado y clisé de aforados, disfrutan de la protección, las prebendas y privilegios que les otorga el sistema.
El hecho cuantificable y duro, es que esas mayorías silentes, más pronto que tarde se convierten en víctimas, pues mientras dicen que desean vivir en paz y solo votan cada cuatro años esperando el milagro de los “hipócritas” moderados, no gozan de ninguna libertad, son presos de una minoría enfurecida y fanática que impone su criterio y su doctrina, por la inacción de un gobierno de España cobarde, acomplejado y blandengue.
Esas mayorías silentes olvidan o desconocen las lecciones que la Historia nos enseña; unas lecciones, que nos dicen que el comunismo siempre ha creado conflictos y enfrentamientos para someter a los pueblos. Ejemplos no faltan:
En la Rusia comunista, una mayoría silente y pacífica que quería vivir en paz fue considerada irrelevante. Los comunistas fanáticos que eran una minoría agitadora, asesinaron a más de 50 millones de personas.
La mayoría de la población en China, también guardaba silencio fruto de su pacifismo, pero los comunistas fanáticos que suponían una minoría, asesinaron a 70 millones de personas.
Las lecciones de la Historia son simples pero contundentes, pero por desconocimiento o simplemente por desinterés, la población mayoritaria no suele tomar buena nota de ellas. Ciudadanos pacíficos y amantes de la paz, han muerto por no pronunciarse valientemente ante una minoría subversiva y totalitaria.
El gobierno de España es rehén de los separatistas y de los marxistas, pero una gran mayoría de españoles somos también meros espectadores de lo que sucede en Cataluña, Vascongadas, Galicia, Valencia o Baleares.
Los únicos que gritan; los que se organizan desde ayuntamientos y universidades; los fanáticos que toman las calles con o sin autorización gubernamental, los partidos políticos que se dicen “moderados” pero que desde la sombra los han venido apoyando moral y económicamente desde hace más de tres décadas, y los medios de comunicación que les dan cobertura abundante, son los que marcan las “hojas de ruta” y prenden la mecha cuando lo consideran oportuno.
O reaccionamos de inmediato con un proyecto de unidad nacional firme, contundente y sin complejos, que barra de la escena política al bipartidismo (PP-PSOE), únicos culpables de la situación actual, o más pronto que tarde seremos víctimas de una minoría marxista, fanática y subversiva, que acabará arrasándolo absolutamente todo.
Limitarnos a guardar silencio apoyando a los que se dicen “moderados” con el voto útil o el voto del mal menor, y no hacer caso de la Historia, nos hace cómplices de lo que una minoría marxista y totalitaria pretende hacer con nuestro pueblo.
Es la verdad desnuda de la situación actual que tiene España. Es verdad que las personas leemos articulos, vemos debates politicos en TV, tenemos una opinión clara de lo ocurre pero solo la manifestamos en la salón de nuestra casa y con nuestros amigos y familiares. Salir a la calle no esta en nuestros planes porque pensamos que hay mucha gente que sale y que nuestra presencia no servira para nada. Esperamos que se solucione por si mismo o que lo solucionen los politicos que por otra parte les pagamos para ello. Pero el problema es que un partido como… Leer más »
Muchas gracias señor Ay por leerme y por sus comentarios.
Sacar el coraje y el empuje con quien menos culpa tiene, es hoy una norma de conducta para muchos. Hay personas que no se atreven a afrontar problemas de cualquier índole por “miedo a…”, y luego se “comen” a los que habitan en su propio hogar sin darles tiempo a respirar. Esta es la España de nuestro tiempo…
La admiración es recíproca amigo mío. Un saludo cordial
Muy acertado esto de que hay personas que tienen miedo a jefes, a políticos, a famosos, etc, pero luego, efectivamente, se comen a los de casa. Absolutamente de acuerdo, una vez más. Usted ve muy bien los problemas de España, y conoce muy bien este pueblo. Sí, como usted dice, es la España de nuestro tiempo.
Un saludo cordial
Sr. Román: Me va a permitir introducir un comentario “muy personal” a su excelente y verídico artículo. Es tan personal, que forma parte de otro artículo que ya publiqué en AD, y ¡como no! referente a Quevedo. “Detrás de estos venía el diablo del Cohecho, y este diablo tenía linda cara y talle; cosa que no en otro, y era como un oro, y me parece que le he visto en mil diferentes partes, en unas arrebozado, en otras descubierto, llamándose unas veces niñerías, otras regalo, otras presente, otras limosna, otras paga, otras restitución, y nunca le vi con su… Leer más »
Genial. Gracias por su comentario.
Un abrazo.
Excelente explicación del panorama español actual, que es tristísimo. Como bien dice usted, señor Román, el miedo es el gran culpable. Tener miedo a denunciar, a hablar, a dar la opinión, a llamar a las cosas por su nombre, es lo más terrible que le puede suceder a cualquier sociedad civil del mundo. La sociedad española (en general) está, además de estupidizada por la basura que vomita a diario la tv, acobardada del todo, sin que haya un motivo real para ello. Se puede hablar, se puede protestar, nos podemos manifestar en público… Pero casi nadie lo hace. Unos pocos… Leer más »