Estimado compatriota: No sé si usted ha sido hasta ahora abstencionista, votante del PP, del PSOE o de cualquier otra formación, no lo sé. De lo que no tengo duda es que de unos meses a esta parte una formación política, con el apoyo del poder económico y mediático, ha invadido su hogar a través de la “caja tonta” con la intención de que sin excusa ni pretexto acuda a votar el próximo 20 de diciembre al partido “C’s”.

Puedo imaginar su repugnancia y su desprecio hacia la “casta”. Animadversión hacia esa banda de vividores que lo único que han buscado durante todos estos años ha sido un lugar en el pesebre y un lustroso pezón de la ubre nacional, autonómica o local, mientras usted seguramente, no tiene ni para ir al cine con los suyos después de pagar sus impuestos.

Lo comprendo perfectamente. Y, ¿sabe por qué lo comprendo? Porque yo también me he sentido víctima de esta “casta”. Yo he sentido también en mi carne y en mi alma ese ninguneo, esa burla y esa indiferencia, a pesar de cumplir fielmente como ciudadano español, y con el orden constitucional establecido.

Durante todos estos años, muchos, supongo que como usted, he sentido hastío, abatimiento, abulia; no he visto que la sociedad reaccionase cuando se le pisoteaba. Hemos sido votantes por un día y contribuyentes de por vida, y ahora, cuando nos quedamos sin empleo, cuando nos quitan la casa, cuando nos han expoliado y cuando nos consumimos de rabia y dolor, entonces, reaccionamos mayoritariamente diciéndoles que se vayan. Que se vayan todos de una puñetera vez. Que desaparezcan de la escena política. Que entreguen sus actas y su aforamiento para que puedan ser juzgados por chorizos y traidores devolviendo lo robado, y cumpliendo íntegramente sus penas.

Usted, mi querido compatriota, que no es ningún estómago agradecido ni enchufado de la política, está desencantado y asqueado; está desilusionado, harto y dolido, y por eso ya no cree en el sistema. No cree en el sistema porque este sistema, ha traído la desconfianza, el paro, la miseria y el hambre; ha roto nuestra nación; ha reducido a nuestros mayores a “objetos inservibles” que estorban; ha enfrentado a hombres contra mujeres; ha destrozado familias enteras; ha encanallado y envilecido a la juventud; ha fomentado el separatismo; y ha sembrado la insolidaridad y el odio entre españoles.

Esa “casta” de golfos y vividores, amparada, respaldada y auspiciada por el poder mediático que sigue recibiendo subvenciones, continúa apareciendo en las encuestas como vencedores en los próximos comicios, pero, acompañada de una nueva formación que irrumpe con fuerza porque esos mismos medios la meten en nuestros hogares, como el antídoto necesario para la regeneración del sistema.

Todo esto es cierto, pero, dígame querido compatriota, esa opción (C’s) que el poder mediático está promocionando día y noche, ¿muestra con claridad meridiana, el bisturí para extirpar de raíz los tumores malignos que nos devoran, y así vencer al cáncer que nos está matando como sociedad, como pueblo y como nación?

Aparte de aparecer continuamente en la televisión y mostrarle machaconamente un ejemplar de la Constitución, origen principal de un gigantesco engaño al pueblo español, al que se le ofreció en bloque la Monarquía, el sistema de partidos, el sistema electoral de listas cerradas, la ausencia de toda forma de separación de poderes y cargar sobre los ciudadanos el inmenso derroche de diecisiete Gobiernos dotados de todos los elementos de un Estado real, y el sostenimiento de los partidos, sindicatos y patronal; dígame, el líder de esa nueva opción (C’s), aparte de aferrarse a esa Constitución, ¿le ha hablado de algo más? Por ejemplo:

¿Le ha hablado de la necesidad de acabar con el sistema electoral de listas cerradas mediante las que se vota a aquellos que el partido propone, y no a personas conocidas y dignas de nuestra confianza como vecinos y paisanos?

¿Le ha hablado de acabar con las subvenciones a los partidos políticos, con dinero público?

¿Le ha hablado de acabar con las subvenciones a los sindicatos y organizaciones empresariales, también con dinero público?

¿Le ha hablado de acabar con las prebendas y privilegios para eurodiputados y eurocomisarios, mientras se establece un sueldo mínimo interprofesional para los trabajadores españoles que causa hilaridad?

¿Le ha hablado de acabar con el sistema de cotización de los cargos políticos (de 7 a 11 años) para alcanzar una pensión máxima, mientras los trabajadores españoles están obligados a cotizar media vida al Régimen General de la Seguridad Social para soñar con una mísera pensión?

¿Le ha hablado acaso de acabar con las largas vacaciones pagadas por el Estado de las que disfrutan los cargos políticos, y que son la vergüenza nacional?

¿Le ha hablado de acabar con el número descomunal de asesores “enchufados” para suplir la inoperancia e incompetencia de los cargos políticos, cuando el trabajo lo pueden realizar funcionarios de carrera, y que cuesta al erario público miles de millones de euros?

¿Le ha hablado de acabar con los vehículos oficiales para los cargos políticos, con chóferes y escoltas, mientras a los ciudadanos se les invita a que dejen el utilitario estacionado y tomen el transporte público?

¿Le ha hablado de acabar con las pensiones vitalicias de las que disfrutan los expresidentes de los distintos gobiernos o de las cámaras y parlamentos, aunque hubiesen ostentado el cargo un solo día?

¿Le ha hablado de suprimir la ley de compatibilidad del cargo político con el desempeño de otro trabajo remunerado, que para mayor escarnio suele ser en empresas que buscan el favor personal del pluriempleado?

¿Le ha hablado de acabar con la discriminación que sufren policías nacionales y guardias civiles sin estímulo ni respaldo gubernamental, y convertidos en la “cenicienta estatal”, mientras se remunera a placer a “policías autonómicas”, guardias pretorianas de presidentes de comunidades autónomas –muchos al margen de la ley-, así como de barones y alcaldes que se pitorrean de la Justicia?

Dígame querido compatriota, ese nuevo líder que se aferra a la Constitución, ¿le ha hablado de acabar con esa burla dantesca que supone la tabla de retribuciones de diputados y senadores, que no tiene en cuenta para nada la formación profesional o académica de los elegidos a la hora de otorgarles salarios y complementos, muy superiores por ejemplo a los que perciben ilustres cirujanos que tras varios años de estudio e investigación, y con una enorme responsabilidad en sus manos salvan vidas a diario?

¿Le ha hablado de acabar con las subvenciones a los medios de comunicación que ahora mismo lo están catapultando a él, hasta la cumbre del poder?

¿Le ha hablado de acabar con cientos de miles de empresas públicas, asociaciones y fundaciones políticas, que nos cuestan a los contribuyentes españoles cientos de miles de millones de euros, y que son utilizadas principalmente para mantener un clientelismo político?

Si de nada de esto le habla esa nueva opción (C’s), usted, mi querido compatriota, como la gran mayoría de los llamados a las urnas, estará viendo la Constitución que le muestra, pero no está viendo el bisturí. No está recibiendo un mensaje claro y contundente de regeneración democrática. Estos, no vienen a regenerar el sistema sino a salvarlo. Por eso están siendo encumbrados a base de prensa, radio y televisión, mientras estos mismos medios marginan a otras opciones. Con lo cual, querido compatriota, es posible que tras las próximas elecciones cambien los collares, pero no los “perros”.

Se celebrarán los comicios, y esa nueva opción (C’s), tras haber recibido la ayuda abrumadora y necesaria del poder mediático, mostrará ante sus acólitos la satisfacción por el sillón alcanzado. Se dirigirán a sus palmeros a través de los medios para decir que “el pueblo se ha pronunciado en las urnas para una regeneración del sistema”.

Pero lo único cierto será, como ha sucedido en Andalucía, que esa opción apoyará y se aliará con la “casta” endémica, con el bipartidismo, y que los votantes que hayan legitimado a C’s azuzados por la “caja tonta”, seguirán siendo dirigidos con el mismo sistema, y por lo tanto, con ese cáncer de autonomías políticas que acabará comiéndoselo todo.

Y usted, mi querido compatriota, usted que es solamente es un trabajador, un profesional autónomo o pequeño empresario, seguirá manteniendo con su sudor, con su esfuerzo y con su sacrificio, esta “parasitocracia” que a su vez sostiene a 465.000 cargos políticos, pero podrá seguir comprando cosas que no quiere, con dinero que no tiene, para mostrarse ante sus vecinos como lo que no es.