¡Caramba con el cuatro!
¿Quién de nosotros no ha hecho referencia alguna vez al número cuatro para indicar una cantidad sin importancia?
En las campañas electorales, siempre que nos referimos al mitin de un partido político que no nos interesa, y para indicar que había pocas personas, decimos que había cuatro gatos. Así, cuando un obrero percibe un salario de los denominados de miseria, solemos decir con tristeza: “Le han pagado cuatro duros”.
En España, el número cuatro parece haber marcado siempre la frontera entre lo poco y lo mucho. Siempre utilizamos números determinados, pero, para expresiones con la idea de algunos; unos cuantos o unos pocos, nunca será más de cuatro. Por ejemplo, si queremos decir que vamos a resumir brevemente, solemos decir: “en una palabra, en dos, en tres, en cuatro palabras”. Pero ya no más.
Cuatro, resulta una cantidad despreciable en expresiones como: “Han caído cuatro gotas; está a cuatro pasos de aquí; para cuatro pelos que me quedan; hace cuatro días que nos vimos; apenas fuimos cuatro gatos”. Así por ejemplo, reza escrito en el comedor del famoso restaurante murciano “El Churra”: “Jincharse de comer por cuatro perras”.
En cambio, decir más de cuatro es ya un número considerable. Por ejemplo: En su álbum “Mi trigo limpio”, el inolvidable Pepe Pinto decía: “Andando pa’lteatro, ya verás con qué envidia de contemplan más de cuatro…”. O aquel labriego rico dirigiéndose a una hija inconformista: “Hay que ver Vicenta, siempre renegando, más de cuatro quisieran tener lo que tú tienes”.
En este mismo sentido, la mayoría de los trabajadores cuando se jubilan y pasan a percibir sus pensiones, utilizan mucho el cuatro para expresar su miseria: “Me han quedado cuatro perras de pensión”.
Como en casi todo, siempre hay excepciones que confirman la regla. En Febrero de 2005, todos tuvimos la ocasión de comprobar uno de esos momentos en que el número cuatro deja de ser la frontera entre lo poco y lo mucho, para convertirse en la mayor fuente de ingresos que se ha conocido en España en toda su historia. El hecho se lo debemos atribuir a los nacionalistas catalanes cuando en aquella sesión del parlamento autonómico, Pascual Maragall, dirigente socialista, se dirigió al entonces grupo de Convergencia y Unió (CIU) con Artur Más a la cabeza, para sentenciar lo siguiente: “Ustedes tienen un problema, y ese problema se llama 3%”.
Se trataba del tres, cantidad inferior a cuatro, pero suficiente para que toda esta patulea de saqueadores de lo público como la familia Pujol y compañía, gracias al régimen autonómico, a las Olimpiadas de 1992, y a todos los trapicheos tras las competencias transferidas a esa comunidad autónoma por los distintos gobiernos centrales, hayan dejado a Cataluña, como un muladar, y a los catalanes, aparte de en la ruina más absoluta, al borde de una contienda civil entre hermanos.
¡Bravo Sr. Roman!
Pero no olvide que el “tres” también su “aquel” (aparte del catalán). Se me ocurren algunos:
El hombre tiene tres edades: la juventud, la mediana edad y cuando se tiene un aspecto de puta madre. (realidad de la vida misma).
No hay dos sin tres (En España hubo dos repúblicas).
A la tercera va la vencida (Ya ha habido dos guerras mundiales, pero también se puede aplicar lo anterior).
Fenomenal artículo, como siempre.
Un abrazo.
Muchas gracias José Alberto. El “tres” también tiene su aquel.
Un abrazo amigo
Sr. Román: También hay otras “perlas” respecto al tres:
Tres eran tres las hijas de Elena, tres eran tres y ninguna era buena. (aplicable omnidireccionalmente).
“Galia est omnis divisa in partes tres” (La Galia se divide en tres partes) – Historia – Julio César (¡ojo! que no era el rojo).
Un abrazo.
Alí Babá y los 40 ladronazos!!
El modelo de España del PP (agravar el problema catalán, aumentar las desigualdades socio-económicas, crecimiento insostenible, amiguismos con Bush, monopolio de la corrupción) va a acabar con todo.