Psicósis en Bruselas
El desalojo de hace unos días de la Gran Mezquita de Bruselas, por causa de unos sobres sospechosos, ha desatado todas las alarmas. Algo entendible. De todos modos, parece existir un miedo excesivo, en buena parte de la población de la capital belga, a que se produzca un atentado terrorista. Al final eran sobres con harina, y no contenían ninguna sustancia explosiva.
Ahora bien, nueve feligreses y dos agentes fueron descontaminados ante el riesgo de un supuesto ataque químico.Parece que se está creando una cierta psicosis ante posibles amenazas. Ciertamente, las extraordinarias medidas de seguridad aplicadas en las calles y plazas de Bruselas, aunque aumentan el nivel de protección, tal vez han sido algo desproporcionadas. Se puede pensar que, en parte, también han asustado a muchos ciudadanos.
Quizás el gobierno belga debería haber actuado con más discreción, y sin sobreactuar. Nadie discute que eran necesarias medidas especiales de vigilancia, pero de un modo menos espectacular. En este sentido, en París parece que han gestionado la seguridad con menor espectacularidad, pero con la misma eficacia.
Además el anuncio de las autoridades belgas hace poco de que temen que una decena de personas fuertemente armadas y con explosivos planean realizar atentados parecidos a los del pasado 13 de noviembre en París, en lugar de ayudar a mantener la calma en los ciudadanos de Bruselas parece que aumenta la intranquilidad y el miedo. Riesgo de atentados yihadistas ya se sabe que existe en toda Europa. No hace falta que se esté diciendo constantemente.
Curiosamente, hoy 1 de diciembre ha saltado una falsa alarma en la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de Sofía en Bulgaria, por una furgoneta con matrícula belga que se pensó que podía contener explosivos. Afortunadamente, la policía búlgara ha confirmado que no había nada que temer.
Da la impresión que lo de las falsas alarmas de bomba va a ser algo con lo que tendremos que convivir, porque ya se vive en un estado de continua hipervigilancia, lo que da lugar a que, ante casi cualquier cosa que se salga de lo normal o habitual, se disparen todos los protocolos o dispositivos de seguridad.
En este sentido, parece que el yihadismo está causando el temor picológico, consecuencia y resultado de la injustificada violencia de sus atentados contra inocentes.
A esto se añade que parece ser que las autoridades belgas no se ven en condiciones de asegurar la completa seguridad de los expertos y políticos que se alojan en esta capital comunitaria para celebrar reuniones políticas, empresariales, comerciales, etc. Lo que no creo que dé muy buena imagen de cara a otros países europeos sobre todo en relación con el turismo, etc.
Estos belgas se acojonan por nada. Que valientes eran hace cien años en el Congo.