Más justicia social
Merecemos vivir en un estado del bienestar. Y, si no se logra, es, entre otras cosas, porque no existe una adecuada redistribución de la riqueza producida por todos. Las enormes desigualdades de ingresos no son justificables si se realizan análisis rigurosos y profundos.
Ya que aunque en la empresa privada manda la oferta y la demanda, el estado debería con unos impuestos más elevados a las grandes fortunas y a las grandes empresas, obtener mucho más dinero con el que atender las necesidades de los ciudadanos que están en un estado precario, por el paro, los trabajos basura, las pensiones mínimas, etc.
Los servicios sociales son fundamentales para el bienestar social de cualquier estado moderno y avanzado. Y la denominada economía social es absolutamente necesaria para compensar las grandes e injustas desigualdades económicas existentes en nuestro país.
Por ejemplo, una parte de las mujeres que trabajan, con la misma categoría laboral y el mismo trabajo, cobran un sueldo menor que los hombres en España.
En países como Suecia los impuestos que tienen que pagar la clase acomodada o alta son muy altos. Y, a mi juicio, es algo coherente y racional. Porque no existe una real y efectiva igualdad de oportunidades en la vida para todos los ciudadanos.
Se puede pensar que decir lo injusta que es la sociedad es algo obvio, pero no por eso dejar de ser cierto. Con solidaridad y una ética compasiva y cordial se podrían mejorar las expectativas de numerosas personas que han sido maltratadas económicamente por el capitalismo neoliberal e individualista.
Las fundaciones de servicios sociales realizan una importante labor de ayuda, pero están desbordadas por las crecientes necesidades causadas por el enorme número de personas desempleadas y en situación de pobreza, o de falta de recursos. Estaría bien reforzarlas con mucha mayor dotación económica.
Puesto que, si existen unos potentes servicios sociales del estado, se está evitando el desamparo y el abandono de los miembros de la sociedad que han tenido peor suerte, o han sido tratados injustamente.
Las desigualdades económicas y sociales pueden ser resueltas mbeneficiando más a los miembros menos aventajados de la sociedad. Ya que si los más desposeídos son ayudados por el estado se incrementa la igualdad. Es el principio de la diferencia de John Rawls.
Su Teoría de la justicia insiste en que: «El curso de acción correcto es caracterizado como aquel que promueve de la mejor manera los objetivos sociales, tal y cómo estos serían formulados tras un acuerdo reflexivo en el que las partes tuviesen pleno conocimiento de las circunstancias y se vieran movidas por un interés benevolente para con los intereses de los demás». Los Derechos Humanos que entraron en vigor en 1948 no deberían ser, únicamente, algo teórico y simbólico.
Deben ser algo presente, de modo tangible y efectivo, en la realidad social existente.