La suciedad persiste en las calles de Valencia
Desterrar de forma inmediata la imagen de suciedad de Valencia fue una de las promesas comunes por parte de la oposición antes de las pasadas elecciones autonómicas. La realidad, sin embargo, no era tan fácil, y menos cuando se trataba de un problema que venía de largo.
El recorte drástico se produjo durante los primeros años de la crisis. El equipo de Rita Barberá rebajó en cinco millones este gasto en 2011 y en seis en 2012, para después volverlo a aumentar -aunque no significativamente- hasta 2015, cuando se incrementó en casi dos millones. El Gobierno encabezado por Joan Ribó ha destinado 2,37 millones más a la partida de limpieza en los Presupuestos de este año, pero los vecinos no han percibido todavía una mejora en las calles de la ciudad. Y la solución parece que será lenta. El descontento se comprueba en las reclamaciones que se registran en el Ayuntamiento. Casi un 19 por ciento de las cuestiones de la comisión municipal de quejas entre noviembre y diciembre se debe a la suciedad.
Durante las fechas navideñas y después ha habido un aumento significativo de las protestas -el clima tampoco ha ayudado- que se evidencia en la movilización de las asociaciones de vecinos. De hecho, la Federación de Vecinos celebra este mes un pleno en el que se tratará el tema de la suciedad ante el volumen de reclamaciones. Su presidenta, María José Broseta, indica que provienen de todos los barrios, indistintamente de la zona: Marítimo, Orriols, Torrefiel, centro…
Plan de choque
«Nos preocupa el estado de la ciudad porque siempre habíamos dicho que era imprescindible el baldeo por la escasa lluvia y todavía no hemos visto que se haya incrementado. Trasladaremos todas estas cuestiones al Ayuntamiento próximamente», apunta.
En la misma línea se pronuncia Antonio Pérez, presidente de la asociación de vecinos de Benimaclet, una de las más activas. «Después de la bajada de 20 millones de presupuesto del anterior Gobierno, el aumento del nuevo no es suficiente. Todos los barrios están sucios, se baldea una ves al mes y los contenedores se limpian cada tres meses.
Los orines de los perros son más corrosivos y antihigiénicos que las heces», dice en referencia a la intención del Ayuntamiento de multar a los dueños de perros que no las recojan.
La concejal de Parques y Jardines, Pilar Soriano, defiende que las incidencias por esta cuestión se han reducido en 2015 y remarca que a partir de febrero «se incorporarán una serie de medidas técnicas intensivas que programarán las acciones de gestión con un criterio de mayor adecuación a las cargas». Además, destaca que durante 2016 la limpieza se podrá mantener al nivel que ha habido desde octubre y noviembre con el «plan de choque» puesto en marcha. La medida más reciente es la aprobación de un plan para eliminar los vertederos incontrolados.
Mientras, desde la oposición, cargan contra ellos. La concejal del PP Maria Àngels Ramón-Llin critica que «tienen más dinero, pero la ciudad está sucia». «No negamos que nosotros lo redujimos, pero nadie ha visto la mejora y no pueden decir que es culpa del ciudadano que ensucia. Nosotros también hicimos campañas de sensibilización», comenta.
Por su parte, el portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner, apunta que «no se trata de no tener ingresos, sino de saber gestionarlos». Su propuesta pasa por aumentar la partida en cuatro millones de euros reduciendo el fondo de contingencia -al que se ha destinado el máximo legal- y reubicando el dinero sobrante en limpieza.
El aumento de la suciedad es claro signo de tercermundismo, y si importas cada vez más tercermundistas se juntan el hambre y las ganas de comer.
Aquí en Madrid la tenemos en el ayuntamiento, no sé qué es peor.