Un Superclásico poco amistoso: El Boca-River se salda con cinco expulsados y una enorme bronca
Que el fútbol argentino no entiende de amistosos es bien sabido por su competitividad y la pasión de sus aficiones. Por eso, programar un ‘Superclásico’ en plena pretemporada, dentro del denominado Torneo de Verano, corre el riesgo de convertirse en una batalla campal. Y por desgracia, es lo que sucedió este domingo en el Boca-River que se programó en Mar del Plata. Lo había avisado el colegiado designado para el encuentro: «Estos clásicos se juegan con el corazón y parecería que no hay un tema de amistoso o de tres puntos en juego. Siempre se juegan a full, con mucha actitud, con mucha garra», recordó Patricio Loustau, quien pidió la víspera que «sería ideal que los futbolistas se dispongan a jugar y el árbitro solo tenga que acompañar el juego».
Vistos los acontecimientos, se puede confirmar que los jugadores no le hicieron ni caso. Boca terminó con ocho por las expulsiones de Jonathan Silva, Gino Peruzzi y Daniel Díaz; el Millonario, con diez por la roja a Jonathan Maidana, que desató el escándalo apenas había arrancado el encuentro. En la pelea que se originó en la recta final también vio la roja Pisculichi, que ya había sido reemplazado y entró a pelearse. Total, que cinco expulsiones, tanganas, enfrentamientos y una imagen de nuevo muy negativa para el fútbol argentino, que llevó a avergonzarse a los entrenadores y dirigentes de los clubes. Que River ganara 1-0 fue, por desgracia, lo de menos.
La tensión se vivió muy pronto en el ambiente. En especial en un Boca que contó con el regreso de Daniel Osvaldo, que formó dúo de ataque con Tévez, y que se mostró revolucionado desde el primer minuto. Pero fue un jugador de River el que contribuyó a avivar la hoguera. A los diez minutos Jonathan Silva fue a buscar una pelota dividida con Mercado y le entró de forma violenta, lo que le llevó a ser expulsado. Los Millonarios se quedaban con diez, pero lo único que sirvió la acción es para que Boca fuera quien perdiera los papeles. Los de Arruabarrena fueron acumulando acciones desafortunadas y expulsiones hasta quedarse con ocho futbolistas, lo que facilitó las cosas al eterno rival.
Y por si fuera poco, cerca del final se produjo un encontronazo entre Maidana, Tevez y el Negro Chávez que acabó con una monumental bronca. El defensor de River le dio un cabezazo a Tevez y después le dio un manotazo a Chávez. Entraron los suplentes de los dos equipos al campo, hubo empujones, golpes, Pisculichi vio la roja y el juego estuvo a punto de suspenderse.
Al término del duelo, el presidente de Boca, Daniel Angelici, fue muy crítico con lo sucedido. «Estos partidos tienen que ser una fiesta. Si empezamos con once, hay que terminar con once. No se puede terminar con ocho porque no es la imagen que el club pretende en función de su historia», advirtió enojado. El ‘vasco’ Arruabarrena, por su parte, compartió la postura del presidente y definió a su equipo como «pasado de revoluciones» y prometió «una autocrítica interna y una charla profunda» para no incurrir otra vez en esos errores.
Tiene apenas unos días para hacerlo. Porque en esos misterios del fútbol argenino, hay un nuevo ‘Superclásico’ programado esta semana en Mendoza. Será el momento de ver si reina la paz o sed de venganza entre los jugadores de Boca y River.