Alerta Digital con los taxistas españoles
Bajo el imperio del crimen. Esta es la conclusión que cualquier lector desapasionado saca, después de realizar un seguimiento detallado a toda la información que nos llega sobre criminalidad y delincuencia en nuestro país, mientras la clase política intenta buscar una salida a una situación crítica con un gobierno en funciones, incapaz de detener la hemorragia abundante y escandalosa de corrupción, y cuando ya no dispone de donantes sanos para una transfusión que pueda reanimar y salvar al enfermo.
De toda esta criminalidad tan generalizada en nuestro pueblo -y de la que los taxistas españoles llevan más de treinta y cinco años siendo víctimas de ella-, me voy a referir hoy al ataque sufrido por un humilde profesional hace ahora casi un año, al que su agresor le arranco los ojos dejándolo ciego de por vida.
José Antonio, un humilde trabajador del sector del taxi, con poco más de 40 años de edad, pasó de conducir su propia empresa móvil a tener que caminar con la ayuda de un bastón. Tras la agresión sufrida por parte de un “hijo de la grandísima puta”, perdió prácticamente la visión de los dos ojos. O sea, que el criminal, no solo lo ha dejado literalmente ciego para siempre, arruinando su vida y la de su familia, sino que se pasea tranquilamente por la calle como si no hubiese pasado absolutamente nada.
¿Dónde está la libertad de los demócratas? En ningún sitio. Todo es una cantinela falsa e hipócrita. En este país, trabajar honestamente ya no cotiza, y regresar vivo a tu casa después de la jornada laboral es motivo de celebración. Ellos, políticos, jueces y fiscales, viven en lugares vigilados las veinticuatro horas del día, y hasta gozan de escolta que les pagamos todos. Por el contrario, los votantes por un día y contribuyentes de por vida, nos encontramos a merced de que cualquier orate, terrorista o navajero, quiera quitarnos la vida.
José Antonio, un humilde trabajador autónomo del taxi; desarrolló su labor en un taller que a raíz de la crisis tuvo que cerrar sus puertas. Se quedó sin empleo, sin prestación por desempleo y sin subsidio, pero él, luchador de primera fila, con su esfuerzo y sacrificio, consiguió una licencia de taxi para seguir ganándose honradamente la vida y sacar adelante a su familia.
Su agresor, lo requirió en Valencia para que lo llevase hasta la localidad de Ontinyent. Al llegar al término municipal indicado, le dijo que introdujese el vehículo por un camino rural, pero José Antonio se negó. Detuvo el vehículo y le comunicó el precio de la carrera a su cliente. Algo más de 90 euros. No hubo más respuesta que el ataque directamente a los ojos del humilde taxista. José Antonio, ya sin visión, mordió la mano de su agresor para liberarse. Una vez fuera del vehículo, el agresor le volvió a meter los dedos en los ojos con saña diabólica. Sin poder ver nada cayó a una acequia. Cuando salió de allí, su mundo era la oscuridad. Su agresor huyó del lugar con la mochila donde José Antonio llevaba la recaudación del día.
Ha transcurrido casi un año de aquellos hechos, y la investigación judicial sigue su curso. Falta todavía un informe forense, pero ni José Antonio ni cualquier español sensato y honesto, puede entender cómo su agresor puede pasear tranquilamente por la calle.
No cabe duda que con los casos de corrupción, el cachondeo en el Parlamento con rastas y a lo loco, las idas y venidas para intentar formar gobierno, la declaración de la república catalana, y un mundo al borde del estallido global, la noticia sobre esta cobarde y gravísima agresión se ha convertido en una mera anécdota para todos los que no están en la piel de la víctima, pero en cualquier caso, quiero desde aquí y en nombre de Alerta Digital con su director a la cabeza, seguidores y colaboradores de este medio, mandar un humilde pero sincero abrazo a todos los taxistas españoles que sufren el zarpazo de la delincuencia común y la indiferencia de la clase política. Y a ti, José Antonio, y a toda tu familia, transmitirte el mensaje de los que no nos resignamos ante lo que la clase política intenta ocultar y convertir en hechos puntuales y aislados. Sabes que nos tienes a tu lado, porque en cualquier rincón de España todavía existen españoles que se identifican plenamente con tu causa y con la de todos aquellos taxistas víctimas del imperio del crimen. Nosotros no nos dejamos engañar por los medios afines a los dictados de los que controlan el poder político y financiero. Nosotros, desde Alerta Digital, estamos con los trabajadores que día tras día se ganan honradamente el pan con el sudor de su frente, porque sabemos de vuestro desamparo, vuestro dolor y vuestra angustia, y porque como muchos de vosotros, no fuimos educados para ser ricos, sino para ser honestos y felices.