Suecia: muerte por inmigración
Ingrid Carlqvist.- La inmigración masiva sigue cobrándose víctimas en Suecia. Los asesinatos, ataques y violaciones se han vuelto sucesos cotidianos en este pequeño país, que tiene una población de casi diez millones de habitantes, y que el año pasado abrió sus puertas a cerca de 163.000 inmigrantes. La última víctima ha sido Alexandra Mezher, de 22 años. Fue apuñalada hasta la muerte la semana pasada por uno de los llamados niños refugiados sin acompañante en el centro de acogida donde ésta trabajaba.
Aunque la afluencia masiva de solicitantes de asilo se ha reducido drásticamente desde el 4 de enero, cuando Suecia implementó controles en la frontera sueco-danesa, los que ya están aquí representan un enorme problema para los ayuntamientos, la policía y los ciudadanos. La policía está librando una batalla perdida contra la delincuencia callejera, y también contra los incidentes diarios en los centros de acogida; altercados que incluyen peleas, violaciones y amenazas.
Los centros de acogida están en estado de anarquía. El 27 de enero, tuvo que ir la policía a un centro para adolescentes en Lindås, donde había estallado una revuelta. El policía Johan Nilsson le dijo al periódico local, Barometern: “A uno [de los jóvenes] no le habían querido vender golosinas, y se enfadó con los empleados. Reunió a unos 15 amigos, y los empleados tuvieron que encerrarse mientras la turba rompía las ventanas y otras cosas. El instigador, que tenía supuestamente 16 años, es sospechoso de haber iniciado la revuelta, y otro es es sospechoso de haber hecho amenazas ilícitas y de participar en una revuelta violenta”.
El sospechoso fue después puesto en libertad, tras preparar un documento donde declaraba ser menor de 15 años, y por lo tanto sin responsabilidad penal.
Otro incidente más grave tuvo lugar en el centro de acogida Signalisten en Västerås el 20 de enero. Diez policías llegaron al centro por las denuncias de repetidas violaciones a un niño de 10 años. Los policías se encontraron con una muchedumbre apostada en el pasillo, gritando y agitando los puños. La situación llegó a tal punto que la policía tuvo que huir para salvar la vida. Uno de los agentes escribió después en su informe que solo gracias a la presencia de un perro policía pudieron escapar sus compañeros y él:
Apareció todavía más gente detrás de nosotros. Yo estaba mentalmente preparado para luchar por mi vida. Éramos diez agentes de policía en un pasillo estrecho. Y oí a uno gritar que había una salida de emergencia. Me pareció que nos podían aventajar fácilmente, considerando el ambiente y el número de contrincantes.
Los policías también escribieron en su informe que esperaban más entrenamiento en el futuro en el «manejo de multitudes en espacios cerrados».
Que la policía sueca ya no es capaz de cumplir sus obligaciones es evidente. El comisario de la Policía Nacional Dan Eliasson pidió hace poco 2.500 agentes más y otros 1.600 empleados civiles para la policía, para afrontar el pico de amenazas terroristas y la creciente afluencia de inmigrantes. Considerando el largo tiempo que se necesita para formar a los policías, probablemente pasará bastante tiempo hasta que la policía pueda crecer en número. Eliasson también pidió un aumento en el presupuesto de entre 1,8 y 2,8 miles de millones de coronas (entre 214 y 332 millones de dólares), porque la “situación con los migrantes supone una carga de trabajo significativamente mayor para la policía”.
Eliasson identificó los controles fronterizos y los centros de acogida como los más necesitados de mayores recursos en todo el país: “tenemos que estar allí más a menudo, hay peleas y disturbios”.
El 26 de enero, lo que todos temían acabó finalmente ocurriendo. La policía llegó a un centro de acogida para “niños refugiados sin acompañante” en Mölndal a primera hora de la mañana, tras los avisos de una pelea con cuchillos. Cuando llegaron ya era demasiado tarde. La empleada del centro Alexandra Mezher yacía sangrando en el suelo, apuñalada por uno de los “niños” que ella cuidaba. Murió en el hospital pocas horas más tarde.
La policía detuvo a una persona, que afirmaba ser somalí y tener 15 años, como sospechosa del asesinato, y también del intento de asesinato de uno de los jóvenes que al parecer había tratado de intervenir. Después pasó a prisión preventiva. Según el diario local GT, los empleados ya habían advertido en varias ocasiones de que el sospechoso padecía problemas psiquiátricos.
La familia Mezher son cristianos libaneses que huyeron de la violencia en el Líbano hace 25 años. La madre de Alexandra, Chimene Mezher, declaró al periódico británico The Daily Mail:
“Abandonamos el Líbano para escapar de la guerra civil, la violencia y el peligro. Vinimos a Suecia, que era un lugar seguro, para formar nuestra familia. Pero ya no es seguro (…). Y solo quiero saber por qué… ¿por qué Alejandra? Ella quería ayudarles, y ellos hicieron esto. Solo quiero respuestas”.
Chimene Mezher acusa ahora a los políticos suecos del asesinato de su hija. El brusco y reciente aumento de la población de Mölndal, un barrio residencial de Gotemburgo, ha generado el miedo entre muchos de sus 60.000 habitantes. En menos de un año, se han mudado allí más de 8.000 solicitantes de asilo, de los cuales la mitad son “niños refugiados sin acompañante”.
Ahora se ha sabido que los empleados del centro de acogida donde Alexandra fue asesinada se habían quejado varias veces de trabajar en unas condiciones inaceptables. Hace un año, los trabajadores advirtieron de que les faltaba personal y de que trabajaban solos: “Hasta ahora, no ha pasado nada grave, pero pasará”, dijo un desesperado trabajador que llamó a la Inspección de Salud y Asistencia Social (“Inspektionen för vård och omsorg” o IVO, por sus siglas en sueco). La IVO hizo una inspección en el centro de acogida, pero encontró todo en orden. Cuando Mezher fue asesinada, estaba sola en la residencia con diez solicitantes de asilo. Por ahora, no se conoce el motivo del crimen.
Cuando el comisario de la Policía Nacional apareció en el programa de televisión Gomorron Sverige (Buenos Días, Suecia) el día después del asesinato de Mezher, expresó sus condolencias por el asesinato, pero apenas mencionó a la víctima. Esto provocó indignación en las redes sociales. Eliasson dijo: “Claro, por supuesto te angustias por todos los afectados. Naturalmente, por la persona que han matado y por su familia, pero también por un joven que está solo y que lleva a cabo un acto tan atroz. ¿Por qué cosas ha pasado esa persona? ¿En qué circunstancias ha crecido? ¿Qué trauma padece? Toda esta crisis de la migración demuestra lo injusta que es la vida en muchas partes del mundo. Tenemos que intentar resolver esto lo mejor que podamos”.
El actual ambiente en las redes sociales es casi revolucionario. La gente está publicando vídeos de sí misma acusando al Gobierno del asesinato, de llenar Suecia de gente violenta y de ignorar completamente a los suecos.
¿Qué piensa realmente el Gobierno sueco? ¿Sigue sosteniendo que el derecho al asilo es más importante que todo lo demás, incluso la seguridad de su propia población?
Hemos llamado a Sofia Häggmark, funcionaria independiente del Departamento de Justicia en el área de derechos de los migrantes. Estas son las preguntas y las respuestas:
-¿Debería conseguir cualquiera asilo en Suecia, aunque eso lleve a la ruina de Suecia?
“El derecho de asilo está muy consolidado. Tenemos leyes internacionales y de la UE que dicen que si una persona viene a un país de la UE, esa persona tiene derecho a solicitar asilo.”
-¿Es correcto negarse si hay grupos en su país que están siendo amenazados por los solicitantes de asilo, como las minorías romaní, judía y sami [lapona]? ¿O alegar que los suecos no se lo pueden permitir?
“No, si una persona tiene motivos para el asilo o se arriesga a la pena de muerte o la tortura en su país de origen, no le puedes negar el asilo.”
-¿No es la principal tarea del Gobierno sueco proteger a Suecia y a los ciudadanos suecos?
“Tenemos que acatar las leyes internacionales, estamos obligados a ello. Nos pueden llevar ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea si no permitimos que la gente solicite asilo.”
-¿Qué es más importante, las vidas suecas o el riesgo de que ustedes puedan acabar ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea?
“No puedo responder a esa pregunta; solo puede decirle cuáles son las normas.”
-Así que está diciendo que si 30 millones de personas vienen aquí a matarnos, ¿no tenemos defensa, no podemos pararlo?
“Solo puedo decirle que el derecho de asilo les da una protección muy sólida”.
-¿Pero no para los suecos?
“Si una persona mata a alguien aquí en Suecia, el sistema judicial penal se ocupa de ella y la juzga. Tenemos que mirar individualmente cada caso de asilo”.
.¿Cree que ha pasado alguna vez en la historia mundial que un país se preocupara más de los ciudadanos de otros países que de los suyos?
“No puedo responder a eso. Pero no hay ninguna norma que limite el número [de solicitantes de asilo] que Suecia puede aceptar.”
-Así que, ¿no hay un plan sobre qué hacer cuando el país esté lleno y los ciudadanos aterrorizados?
“No, no lo hay.”
-¿A usted le parece, personalmente, que eso está bien?
“No puedo responder a eso. No es mi trabajo”.
-Si varios millones de musulmanes vienen aquí e imponen la ley de la sharia, entonces el derecho de asilo habrá contribuido efectivamente a la abolición de la democracia en nuestro país, sustituyendo a la población sueca y liquidando todo el concepto de Suecia. ¿Ninguno de ustedes ha sopesado esos catastróficos problemas?
“Comprendo que piense así”.
Las medidas tomadas por el Gobierno el 4 de enero fueron una manera de frenar la inmigración sin poner en juego el todopoderoso “derecho de asilo”, porque solo quienes ponen un pie en suelo sueco tienen derecho a solicitar asilo. El Gobierno estableció un régimen de responsabilidad del transportista para las compañías de trenes y transbordadores que operan la ruta entre Dinamarca y Suecia, lo que significa que esas compañías tuvieron que contratar guardias para rechazar a los pasajeros que no pudiesen mostrar un pasaporte u otro documento de identificación válido. Esta es la primera vez que la gente no puede viajar libremente entre los países nórdicos desde que se creó la Unión Nórdica de Pasaportes en 1952.
Los nuevos controles de identidad han causado un problema a Dinamarca, a la que no entusiasma demasiado atascarse con todos los solicitantes de asilo que se dirigen a Suecia. De modo que Dinamarca introdujo sus propios controles en la frontera alemana.
Por lo demás, Dinamarca ha elegido un camino distinto que Suecia. En lugar de evitar que la gente solicite asilo, el Parlamento danés aprobó una nueva ley el 26 de enero que incluye duras medidas de austeridad para los solicitantes de asilo, medidas que el Gobierno espera que disuada a los migrantes de ir a Dinamarca. Las nuevas leyes incluyen:
-Permisos de residencia más cortos.
-Aplazamiento del derecho a la reagrupación familiar.
-Derecho del Estado a confiscar los bienes del migrante para cubrir los costes de asilo.
-Requisitos más estrictos para conseguir la residencia permanente.
-Simplificación del proceso para revocar el permiso de residencia a los refugiados.
-Un recorte del 10 por ciento en los subsidios económicos para los solicitantes de asilo.
Incluso los Socialdemócratas daneses apoyaron la ley. En 2010, dicho partido exigió que Europa “hiciese sitio al islam”, pero ahora parece haber dado un giro de 180 grados. Henrik Sass Larsen, presidente del grupo Socialdemócrata, escribió en un artículo de opinión en el diario Politiken:
Haremos todo lo que podamos por limitar el número de refugiados e inmigrantes no occidentales que vengan al país. Por eso hemos ido tan lejos; muchísimo más lejos de lo que habríamos deseado… Lo hacemos porque no vamos a sacrificar nuestra sociedad del bienestar en nombre del humanitarismo. Porque la sociedad del bienestar (…) es el proyecto político del Partido Socialdemócrata. Es una sociedad que se construye sobre los principios de la libertad, la igualdad y la solidaridad. La inmigración masiva perjudicará –como hemos visto en Suecia, por ejemplo– (…) a nuestra sociedad del bienestar.
Pero proteger el Estado del bienestar que han construido generaciones de suecos no parece ser una prioridad para los Socialdemócratas suecos. Algunos llevan diciendo mucho tiempo que la afinidad de los Socialdemócratas hacia la inmigración tiene que ver con el deseo del partido de llenar el país de potenciales votantes, y ahora se ha echado más leña a la hoguera. Los musulmanes parecen tender a votar a la izquierda, según los estudios. Por ejemplo, el 93 por ciento de los musulmanes franceses votaron al presidente socialista François Hollande, y casi el 90 por ciento de los estadounidenses votaron por el presidente Obama.
A juzgar por las encuestas recientes, el primer ministro sueco Stefan Löfven necesitará efectivamente los votos musulmanes para seguir en el poder. El respetado instituto de sondeos Sifo presentó hace poco un informe sobre las simpatías partidistas para el mes de enero. Los Socialdemócratas obtuvieron un mísero 23,2 por ciento, el peor resultado desde que comenzaron las encuestas en 1967. El partido obtuvo el 31 por ciento de los votos en las elecciones generales de 2014, y se consideró un resultado terrible.
Entretanto, después de que se hayan implementado los nuevos controles fronterizos en enero, y el número de solicitantes de asilo que llegan a Suecia haya bajado, desde un pico de 10.000 a la semana, a los 820 (durante la tercera semana de enero), nadie sabe decir si esto se debe a los controles fronterizos o al clima invernal.
Un total de 162.877 personas solicitaron asilo en Suecia en 2015. Esa cifra es casi el doble de la del año anterior, y muchas veces la media de la década de 2000, que era aproximadamente de 33.000 al año.
Ahora, el ministro de Interior Anders Ygeman le ha dicho al periódico económico Dagens Industri que le ha encargado a la policía y al Servicio de Inmigración la deportación de hasta 80.000 solicitantes de asilo que llegaron el año pasado. El Gobierno prevé utilizar vuelos fletados. Anders Ygeman describe la operación como un “enorme desafío”.
Todo lo que le pase a Suecia estará bien empleado ya que han sido los causantes del desastre europeo. Lo único bueno que hicieron fué como solucionaron el problema Olof Palme, aunque dicen que fué Pinochet el solucionador.
El señor Dan ELIASSON (traducción literal = hijo de Elias) es judío askenazi.
Si la victima hubiera sido uno de los suyos opinaría de modo muy diferente y hablaría de antisemitismo.
Traidores
«La policía está librando una batalla perdida contra la delincuencia callejera». La Policía no lucha contra nadie que no sea patriota, que es contra los que se atreven. Peligrosa gente dedicada a defender a su pueblo y cuyas manifestó estaciones acaban sin mobiliario público roto, sin los escaparates de los comerciantes pintados ni los coches de los vecinos incendiados. A la madre de la víctima la recuerdo que a los políticos los elige la gente; no están allí por combustión espontánea. Creo que me he explicado. A quién votó Vd. Por muchas leyes que aprueben, no las cumplen, así que… Leer más »
Suecia es una dictadura orweliana . España ya casi está igual.
http://soulguerrilla.com/index.php/2015/09/09/suecia-un-mundo-feliz/
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Suecia es una dictadura orweliana:
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La virgen que banda hay en Europa gobernando, peores no pueden ser, bueno sí podemitas y sus cuates, dentro de poco saldremos armados a las calles, que nadie olvide a quien hay que agradecer tal privilegio.
Definitivamente, hay que organizarse, mañana es tarde, las autoridades ni saben ni quieren.
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