El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo Pelegrina (Sigüenza, Guadalajara, 1945), ha señalado que “a lo mejor un gobierno de Podemos es una gracia de Dios”, en una entrevista concedida a El Mundo. Preguntado sobre si le preocubaba la posibilidad de que Podemos llegara al poder, el arzobispo de la capital hispalense, señaló: “He sido profesor de Historia de la Iglesia veintitrés años y sé que ha vivido toda clase de situaciones. Por eso contemplo esa posibilidad con serenidad. Como dice San Pablo, para los que aman a Dios, todo lo que sucede, sucede para bien. A veces, las situaciones confortables no son las mejores para la Iglesia. A veces, la persecución o la infravaloración espolean el fervor y nos sirven para purificarnos. De manera que veo esa posibilidad con preocupación desde el punto de vista social, político y económico, pero desde el punto de vista de la Iglesia, quién sabe, a lo mejor es una gracia de Dios”.

Sobre las ofensas y las mofas que sufre la Iglesia católica en España, Asenjo expresó su deseo de que los políticos “también defendieran la libertad religiosa, de manera que los creyentes no nos veamos tantas veces en los medios de comunicación, no voy a decir perseguidos porque no es el caso, pero sí ridiculizados”.

Interpelado acerca de la situación política española, dijo: “La contemplo con preocupación. El cuarto mandamiento de la Ley de Dios nos obliga a honrar a nuestro padre y nuestra madre, por tanto también a nuestra patria. Yo rezo por ella todos los días, pidiéndole al Señor que inspire a nuestros gobernantes para que tengan generosidad y altura de miras, más allá de los intereses particulares. Desearía que se buscara una solución razonable a esta crisis que llevamos viviendo desde el 20 de diciembre”.

También dijo observar “en algunos grupos políticos una especie de iconoclastia; una tendencia a derribar todo lo existente, como si todo fuera malo” y opinó que “hay muchas instituciones que han servido y siguen sirviendo muy eficazmente a España y no hay por qué derribarlas ni atentar contra ellas”.

En el transcurso de la entrevista, el arzobispo se refirió asimismo a los odios, rencores y desencuentros en las relaciones entre los políticos españoles: “He querido adivinar ese tipo de sentimientos negativos, que tendrían que estar muy alejados de las personas que tienen responsabilidades políticas. Deploro que a veces se dejen llevar por las vísceras más que por la racionalidad y el deseo sincero de servir al bien común”.

Subrayó asimismo el relevante papel de la Iglesia durante los años de crisis: “La Iglesia, entendida como conjunto, con las Cáritas, las parroquias, los religiosos y, en Andalucía, las hermandades, está dando todavía una respuesta sobresaliente a la situación de la que yo me siento orgulloso. Si no hubiera sido por la Iglesia muchos millares de personas en Andalucía no habrían comido cada día. Pero que nos lo reconozcan no es tan importante; lo importante es cumplir con nuestro deber. Y la Iglesia en Andalucía ha hecho honor a la obligación que le impuso Pablo VI de ser la samaritana de la humanidad”.