Mestizaje ideológico
El discurso de investidura de Pedro Sánchez reiteró la necesidad de un acuerdo de las fuerzas del cambio. Citó en la lectura de su discurso 112 medidas del pacto firmado con Ciudadanos, esto lo hizo para dar mayor solidez a su propuesta de gobierno. Aunque tanto el PP como Podemos ya han dicho, repetidas veces, que van a votar en contra. Pero el líder socialista no se deja vencer por el desaliento. Y cree que hasta el viernes todo es posible.
Lo más probable, es que en la segunda votación de este viernes Sánchez fracase, pero habrá logrado fortalecer su posición política en el PSOE. Y el nuevo escenario que se abre es incierto. Lo digo, porque no está claro, si Sánchez va a negociar con la izquierda y otros partidos, entre ellos los independentistas, o bien va a seguir negociando, de modo abierto, un posible tripartito en el que figure también el PP.
En su discurso Sánchez ha afirmado que no existe la posibilidad de un pacto de izquierdas que obtenga el respaldo de la mayoría simple de los diputados. Especialmente, porque, a mi juicio, él se ha negado a hacerlo factible, en las semanas de negociación pasadas. En parte, probablemente, porque no ha querido sobrepasar las líneas rojas marcadas por el Comité Ejecutivo del PSOE y de sus barones.
Estoy de acuerdo, con cierto número de las medidas del pacto suscrito por el partido socialista con Ciudadanos. Por ejemplo, la renta mínima garantizada para situaciones de precariedad, falta de recursos económicos, paro prolongado, etc., me parece algo muy positivo. Ya que pretende, de modo real y efectivo, que se cumplan los principios rectores de nuestra Constitución y de los Derechos Humanos. Las medidas contra la corrupción también son, claramente, plausibles. La derogación de la LOMCE y la elaboración de un nuevo pacto educativo me parece algo necesario, y demandado por la mayoría de los ciudadanos.
Aunque, según sondeos y encuestas, los españoles quieren un pacto de gobierno y de legislatura que supere la investidura, el PSOE parece que no lo va a conseguir, y la incertidumbre sigue. Y los ciudadanos quieren un gobierno nuevo.
Considero que la responsabilidad de la fallida investidura va a ser de Sánchez, especialmente, por no haber querido acordar un pacto de legislatura con los partidos de la izquierda, especialmente con Podemos, y con algunos otros, ya que le hubieran dado la llave del gobierno.
En cualquier caso, si se celebran las elecciones del 26 de junio, porque antes no se logra la investidura de otro candidato, se estará entrando en una situación de indefinición política, que puede prolongarse durante más meses.
Porque si los resultados electorales del último domingo de junio son parecido a los de las pasadas elecciones, podemos volver a ver procesos negociadores similares al actual, que no lleven a ninguna parte. Esperemos, por el bien del país, que esto no ocurra. Puesto que continuar con un gobierno en funciones, durante todo el año 2016, no es, a priori, algo imposible.