¿Se debe decir “gilipollos y gilipollas”?
La forma más sutil y habilidosa de ocultar la hispanofobia, es machacar e insistir con la imposición del idioma inglés a través de los medios de comunicación y los centros oficiales y de enseñanza. La maniobra ha funcionado, hasta tal punto, que como no seas capaz de decir en inglés más de diez palabras, eres considerado, incluso en tu propio país, poco menos que como un pobre analfabeto. Sin embargo, esos mismos que a través de las pantallas de televisión y micrófonos de radio, nos machacan con la publicidad del idioma inglés y llenan sus espacios con multitud de anglicismos queriendo dar una imagen de una sólida preparación académica, probablemente obtendrían un suspenso en “lengua española” en el más elemental de sus grados. Si a eso se añade la caterva de iletrados que circulan por los platós de televisión y estudios de radio, para ver quien de todos ellos la dice o la lía más “gorda”, ahí tenemos el resultado, el cachondeo y el hazmerreír de gran parte de la audiencia.
Pero, ¿y sus señorías? En el Congreso de los Diputados de España y desde la Constitución de 1978, salvo don Blas Piñar López (DEP) y el portavoz de Coalición Canaria don José Carlos Mauricio Rodríguez, la falta de oratoria ha sido sin ninguna duda la nota dominante entre los aforados. Llegan a ocupar un escaño como representantes del pueblo, y hasta para saludar y decir “buenos días” necesitan leerlo en un papel.
Luego están los que solo leen lo que otros escriben sin tener ni idea de lo que intentan transmitir, porque sus palabras no salen de su corazón ni son suyas. Todo lo que sean discursos pronunciados por unos pero escritos por otros, dicen muy poco del orador, lo convierten en un elemento “inútil” utilizado para expresar las falsas ideas de los oportunistas.
A todo esto tenemos que añadir el nuevo lenguaje de los que conforman la clase política española con innecesarias precisiones “de género”. Es común en sus discursos oírles hablar de “miembros y miembras”, “compañeros y compañeras”, “ciudadanos y ciudadanas”, “vecinos y vecinas” o de “trabajadores y trabajadoras”. De este modo, pretenden transmitir un discurso “no sexista” a una sociedad que, durante más de tres décadas, ha sido previamente adoctrinada. Sin embargo, a estos mismos personajes nunca les oímos precisar cuando la mujer sale mal parada. Por ejemplo: “guarros y guarras”, “analfabetos y analfabetas” o “asesinos y asesinas”.
La Real Academia Española (RAE) recuerda que citar ambos géneros de los sustantivos resulta una costumbre “artificiosa e innecesaria desde el punto de vista lingüístico”. Asimismo establece que en los sustantivos que nombran seres como “perro”, “diputado” o “trabajador”, se puede usar el género masculino para designar a toda la clase o individuos de la especie, sin distinción de sexos. Por ejemplo: “Todos los gatos comen pescado”.
¿Cuándo está justificada la mención del femenino, además del masculino? Cuando el contexto de la frase hace necesaria la precisión. Por ejemplo: “Hasta los 10 años, el desarrollo del cuerpo de los niños y las niñas es muy parecido”.
La Real Academia Española desde su página web aclara: “La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas”.
Por este motivo, la RAE recomienda explícitamente que se eviten las repeticiones de masculino y femenino, porque complican la redacción y el habla, dificultan la comprensión del discurso y provocan dificultades sintácticas y de concordancia.
En nuestro idioma, el masculino es inclusivo, es decir, que su uso no implica oposición al femenino. No ocurre así con el género femenino. Por este motivo, cuando hablamos de “nuestros compañeros”, nos referimos a todos los hombres y las mujeres que se incluyan en esta categoría. Pero si apelamos a “nuestras compañeras”, nos estamos refiriendo a las personas que, dentro de ese grupo, son mujeres.
De ahí que la RAE recuerde que “es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto”. Esto incluye los casos en los que el número de individuos femeninos supera al de masculinos. Para dirigirse a un grupo de leones en el que hay más hembras que machos, el uso correcto del idioma se observa al llamarles “leones” a todo el grupo, no “leonas”.
La Real Academia Española es la institución cultural encargada de la regularización lingüística del idioma español, que en la actualidad es el segundo más hablado del mundo, con 416 millones de hablantes nativos, más otros 468 millones que lo utilizan como segunda lengua.
Que un representante del pueblo hable con la boca llena, puede pasar aunque no sea de buena educación. Lo terrible es que hable con la cabeza
Lo del principio de economía del lenguaje se cumple solo a veces. En Otras todo lo contrario: se dilata la frase con elementos que no aportan nada: Veremos a ver qué pasa; llámaLE a Lola.
El desdoblamiento por sexo es ciertamente una pesadez. Ahora bien, utilizar la palabra “hombre” para referirse a todo el género humano, las personas, los individuos… sí que evidencia un sesgo machista.
Ahora resulta que para manifestar asombro algunos ladran, como los anglófonos. ¡Guau! dicen los tontos del aba. Hasta en estos detalles quieren imponer.
Opino que utilizar el masculino en casos de mayoría femenina es un abuso. Por el contexto igualmente (como se dice en el artículo) se puede deducir generalmente si se incluye presencia masculina. A lo largo de su trayectoria la RAE ha solido discriminar a las mujeres. Recordemos el caso flagrante de María Moliner.
Por cierto, recomienda decir “así mismo”, en lugar de “asimismo”.
Haba, perdón
Que bien que ahora las feministas (o sea,subvencionadas del sionista ROCKEFELLER),van a exigir que en todos los locales públicos,el Senado,el Congreso,locales de Hacienda,Policía,Juzgados,etc,etc,que se eliminen los servicios de aseo machistas,por lo que serán UNISEX,es decir,el mismo inodoro,el mismo lavabo,el mismo papel higiénico,las mismas toallas,etc. La puerta al igual que los aseos de los trenes llevará una ventanilla que ponga ocupado. Si está en color rosa (por aquéllo de no ser machista) es que está ocupado por un hombre o por alguien que tenga la apariencia de tal. Si está en color azul,estará ocupado por una mujer o algo similar. Y… Leer más »