Parece que la carrera por la nominación para el Partido Republicano tiene un probable ganador que es Donald Trump. Un gran empresario y multimillonario que confía en ser presidente de la nación más poderosa del planeta. Hace unos días, ya dijo: “Si ganamos Florida, se acabó”. En comparación con los otros precandidatos republicanos es el que posee más posibilidades, sin duda, a día de hoy. Si bien es cierto que para lograr la nominación republicana son necesarios 1.327 delegados.

A mi juicio, los precandidatos demócratas son más moderados en su campaña por lograr la nominación y procuran no destacar, negativamente, con declaraciones exageradas o desproporcionadas, algo que, en cambio, si hace Trump. Hillary Clinton está luchando denodadamente por conseguir ser la candidata demócrata, aunque, en su caso, la pelea es más reñida respecto a los otros precandidatos, por lo que dicen los medios informativos.

Trump se ha visto favorecido por una fuerte campaña publicitaria. Ha recibido el equivalente a cerca de 2.000 millones de dólares, en atención mediática gratuita, superando a la obtenida por los otros aspirantes a candidato, en las primarias de los republicanos.

Las polémicas declaraciones de Trump sobre la raza y los latinos, y sus propuestas, en temas como el comercio y la inmigración, no son democráticas, y tampoco son sensatas y respetuosas con los Derechos Humanos. Muchos mejicanos quieren entrar en Estados Unidos, no por capricho, sino porque necesitan disponer de medios de vida, para poder subsistir, por ejemplo. Y que haya delincuentes que entren aprovechando estas circunstancias sociales e individuales penosas, no supone que haya que pasar de la gente que vive en la pobreza.

Ha habido un fuerte enojo de la comunidad latina en Estados Unidos, ante estas declaraciones, aparentemente xenófobas, de Trump. Y el canal de televisión Univisión canceló todo lo que tuviera que ver con la franquicia de este magnate. El mismo Mark Zuckerberger, el joven multimillonario creador de Facebook, dignificó la figura de los inmigrantes diciendo en Twitter que Estados Unidos fue fundada como una nación de inmigrantes.

Hasta los otros aspirantes republicando que compiten por la nominación, afirman, claramente, que ven difícil apoyarlo si gana y es el candidato a la Casa Blanca. Hasta el propio Papa Francisco ha criticado, duramente, algunas de sus ideas, sosteniendo que no están en una línea humanista, como la afirmada por el cristianismo. El Papa ha llegado a decir en el pasado mes de febrero que alguien que “piensa sólo en construir muros no es cristiano”. En referencia expresa, al muro de separación entre México y Estados Unidos que quiere construir Trump, si alcanza la presidencia. Aunque el Pontífice ha sido prudente, y ha afirmado que no quiere aconsejar sobre si votar o no a Trump, en relación con los americanos católicos.

Considero que Donald Trump debería atender las indicaciones de unos asesores juiciosos y moderados, para no caer en excesos verbales que no benefician a la política americana, y tampoco son deseables para procurar la paz mundial. El equilibrio político mundial necesita líderes políticos, sean demócratas o republicanos, que estén convencidos de la necesidad de la justicia social, la igualdad, la libertad, la solidaridad, la compasión, y de los restantes valores morales.