La Asociación de Padres de Familia Separados de Baleares (APFSIB) se ha manifestado hoy para llamar la atención sobre la situación de desamparo en que se encuentran muchos padres luego del divorcio especialmente cuando éste se resuelve por la vía contenciosa.

Desde su creación, la asociación reivindica la promulgación de una ley balear de igualdad en las relaciones familiares ante la ruptura de convivencia de los padres en la que se imponga la custodia compartida como norma general en todos los divorcios así como la utilización de la mediación familiar intrajudicial obligatoria previa al procedimiento contencioso.

Las dificultades a la que se ven abocados los padres separados con un régimen de visitas cuasi carcelario de 4 días al mes, con obstrucción del vínculo paterno – filial en muchos casos, conlleva a la orfandad de padre en vida para muchos hijos de padres separados que se verán privados del cariño, la ayuda y el estímulo que necesitan durante su crecimiento

En esta fecha también tenemos un recuerdo para un padre separado que fue asesinado a tiros poco después de conseguir la custodia de su hija menor de edad, al cumplirse el 9º aniversario de su muerte. El crimen fue cometido el 14 de marzo de 2007 por un sicario a sueldo contratado por su ex mujer, María Dolores Martín Pozo, abogada de profesión, quien fue condenada a 22 años de prisión por este asesinato. La hija menor de edad sufrió manipulación maliciosa por parte de su madre en contra de su padre y su familia extensa, lo que se conoce como Síndrome de Alienación Parental, de manera que, actualmente, no quiere relacionarse con sus abuelos paternos. La asociación propone que se declare el 14 de marzo como el “Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra el Hombre” en homenaje a Miguel Ángel un padre responsable que quería a su hija por encima de todo.

Por todo ello, hemos reivindicado en este día la figura fundamental del padre como elemento indispensable en el crecimiento y desarrollo afectivo, intelectual, psicológico y social de nuestros hijos menores, por su propio bien y por el de la comunidad en general como garantía de futuro de una sociedad civilizada, dialogante, madura y tolerante.