Tas Colau
Alcaldesa: Vuelta a la calma de su irrespetuoso trato a los Ejércitos, llega la hora de aclararle algunos conceptos. Parece inútil decirle aquí nada de sus relaciones ajenas al ámbito político como es lo castrense. Es una cuestión que sólo tocaría aquella zona de las libertades y de las censuras que establecen las normas habituales de urbanidad, si no fuera que, en cierto modo, le está confiada, también en este aspecto, una función, si no de magisterio, si de ejemplaridad. Pero después de verle miccionar en plena calle, veo que se ha extendido excesivamente al concepto de necesidad fisiológica, y se han mirado a través de este prisma deformado los derechos de las gentes, tales como optar libremente a visitar un stand donde además de ofrecerse trabajo digno a los jóvenes éste es un servicio a la Patria.
Se dedica usted a crear necesidades artificialmente justificadas, en muchas ocasiones, por las exigencias de su guion que no es otro que el de derribar todo lo que suene a tradición y buenas costumbres. Ha dado una importancia desmedida a ciertas cosas como las de andar de pie por la calle y dar una amplitud de piernas propia de una mujer de casa de lenocinio para realizar conscientemente un acto fisiológico privado entre multitudes, propio de aquellas; acto que si no se rodea de las formalidades prescritas en las normas de urbanidad son burdos y propios de una escobona de baja estopa.
Precisamente por ello, quien le recibió vestido de caqui extremó las medidas de corrección hasta tal extremo que se olvidó de lo que representaba usted: la antítesis del uniforme y de lo que él representa. Más le valiera haberse hecho el tonto y no darle pie a semejante afrenta que, por venir de usted, no se puede tomar como tal pues bien dice el refranero español que no ofende quien quiere si no quien puede.
Como usted no es capaz de comprender que tres años de guerra y cuarenta de postguerra, que nosotros, ni usted ni yo, hemos vivido, han llenado de dolor tantos hogares como usted dice, han determinado tantos sacrificios, tantas estrecheces y tantas ruinas, no parece que sea lícito, aunque fuera cierto, derivar de ello satisfacciones ni provechos que parecen una injuria a los atribulados y empobrecidos. Pero ya que usted no es capaz de comprenderlo, debería fijarse en los militares de todos los grados que así lo comprenden, por razón de aquella función docente que han tenido en el Estado que hasta no hace muchos años ejercían sin realizar ningún tipo de adoctrinamiento.
Condición indispensable para que en usted aliente algo de este espíritu, es que usted se llene de afecto intenso y sincero al pueblo que gobierna, de respetuosa fidelidad, de leal consideración y de una elevada estimación de sus virtudes, de sus conocimientos, de sus aptitudes y, en definitiva, de todo aquello de lo que usted carece.
Es usted como aquellos que por pensar que se lo saben todo, quieren medir los cielos a palmos y contar las estrellas por los dedos. Deberia usted pensar
que, en todos los hombres y mujeres, si hay inevitables defectos, hay también un acervo de virtudes merecedoras de admiración; y en la milicia tanto como en otras profesiones o más.
Y si alguna vez se le ocurre pensar que las ideas de los Mandos del Ejército son equivocadas, que han elegido desacertadamente sus puntos de vista, o que sus conocimientos no están a la altura que merece el cargo que desempeñan, si el fenómeno se produce en seres de sano espíritu y de buen deseo como el del Coronel que fue a recibirla, es de rigor ser respetuoso y mostrarse modesto. No piense que por ello tiene derecho a no respetarlos ni a mirarlos como menos.
Alcaldesa, tas Colau.
*Teniente coronel de Infantería y doctor por la Universidad de Salamanca
Esa perroflauta demuestra que hoy en día el Ejército no es más que un juguete de políticos. Cuando toca quedar bien con el político de otro país, se envían a unos cuantos a jugarse la piel por muchas veces ni se sabe. Cuando algo no gusta de alguien, se destituye y punto. Cuando… Entiendo perfectamente que está, y así debe ser, sujeto al mandamiento constitucional guste éste mucho o poco. Pero hablemos claro, ni para la Constitución, ya que se le ningunea cuando apetece, cuando no se le insulta en la cara. El estropajo que tengo en la cocina recibe… Leer más »
Ante quien “debería rendir cuentas” es ante un pelotón de fusilamiento tras juicio sumarísimo por escarnio a la Patria. En mi pequeño pueblo de Huelva, los viejos dicen:: “España va al trompicuezco por falta de estripundio”. Lo demás, como diría F. de Quevedo es risa. Acertó de pleno el General invicto cuando dijo: “No se os puede dejar solos”.
No rotundo a los productos catalanes.
Sigo pensando que la única carta de un militar español que debe recibir la cagalufa esta, es una citación de un tribunal militar para que se presente a rendir cuentas ante España. Y si puede ser ante Dios tanto mejor.
No queremos gentuza de ese calado en España. Dialogar no ha servido de nada. Es hora de pasar a la acción y poner a cada uno en su lugar.
Sí.
Tas Colau Sa Colau.
Suerte tuvo de no ser yo la persona de ese Coronel y querer topar conmigo.
(“Topar” en su primera acepción).
Se hubiera marchado con la testa dañada.
(“Testa” en su primera acepción).
Pero el Coronel tampoco tiene absolución, pues no supo manejar ese florete que entre los dientes tenemos todos, para darla satisfacción adecuada a tal afrenta.